Día del Padre: historias de convicción, más allá de la sangre
Este Diario dialogó con padres que se convencieron de su rol, ya sea por falta de lazos sanguíneos o aun antes de concebir
La figura del padre, más allá de su vínculo biológico, ha evolucionado con el tiempo hacia un concepto más amplio y significativo. Hoy es más frecuente ver a hombres que eligen ser padres por convicción, comprometiéndose de manera activa en la crianza y el cuidado de sus hijos, independientemente de los lazos de sangre (por supuesto, también con estos de por medio). Estos padres por decisión desafían estereotipos arraigados y demuestran que la paternidad va más allá de un acto biológico: se trata de amor, dedicación y responsabilidad.
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Este Diario dialogó con tres padres: un guayaquileño, otro oriundo de Portoviejo y otro que vive en Quito; todos de diferentes edades, quienes contaron sus historias de vida en cuanto a su relación con sus hijos. En dos de los casos, no comparten la misma sangre; en el tercero, la convicción ha existido desde antes de concebir a sus pequeñas y hasta ahora.
'Ponchito' y sus hijas
A inicios de los años 90, el manabita Mauro Paredes conoció a su actual esposa, luego de haber perdido, a sus 24 años, a quien fuera su mujer y junto con quien había sufrido el golpe de cuatro abortos. Su nueva pareja, en cambio, tenía ya dos niñas. "Siempre las quise como si fuesen mis hijas", contó a EXPRESO 'Ponchito', como le dicen de cariño.
"Empecé conquistando a las niñas (Dianita y Marita). Fueron muy cariñosas y yo, del mismo modo. No fue solo un cariño superficial, sino profundo. Siempre digo que son mis hijas, no yo un padrastro", contó Mauro, quien años después finalmente tuvo su hija de sangre, a quien ama igual.
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Leer másTanto Diana como Marita (María Fernanda) tenían su padre biológico, pero eso no fue impedimento para que desde muy temprano en sus vidas vieran a Ponchito como su papá. "Fue fundamental estar con ellas todo el tiempo, salir a pasear cuando fuera posible y básicamente el amor, la confianza...". Y esto es correspondido por sus hijas hasta el día de hoy, ambas ya adultas y cabezas de sus propias familias, 30 años después.
Pablo y Kamil
Pablo Castro (39 años) supo por primera vez de Kamil (17 años) cuando este estaba en el vientre de su madre. Posteriormente ambos adultos concretaron una relación y decidieron convivir. Pablo ocupó la figura del padre en estricto sentido y de esa forma se presentó desde siempre ante otras personas.
"Al conocerlo e interactuar, y conocer su historia con el padre biológico, se creó una conexión diferente", relató Pablo, quien desde hace pocos años ya no está con la madre de Kamil; sin embargo, la relación padre-hijo se mantiene. "El cariño no se vio afectado".
Ambos se ven con frecuencia. No comparten sangre, pero sí una conexión que trascendió años y circunstancias. Pablo luego tuvo sus dos hijas biológicas, también hermanas de Kamil.
Dimas deseaba, desde joven, ser padre
Desde que era joven, viendo el ejemplo de sus padres, Dimas Baidal -hoy treintañero- supo que quería tener hijos. El deseo se tornó en decisión cuando dio el paso hacia formar una unión con su esposa. "Lo vi reflejado en mi hogar: padre y madre dándolo todo por mí y mis hermanos, luchando y viendo el sacrificio que aún hoy hacen por cuidarnos, y siempre con la frase: 'Somos uno solo; si ganamos, lo hacemos todos'. Y eso me llevó a tomar esa decisión y gran responsabilidad".
Son dos las hijas de Dimas, una de cuatro años y otra de diez meses. "Me dan la fuerza necesaria para levantarme y empezar cada día. En los momentos que uno siente que ya no puede más, regresa a verlas y ayudan a seguir adelante", se sinceró.
Lo de este papá va más allá de los lazos sanguíneos, si bien los comparte, como lo explicó: "La sangre llama como padre, pero lo que te une más es el formar a ese hijo o hija que tiene sus anhelos, proyecciones de vida, y ser un pilar para conseguirlos. Es lo que uno se llevaría por ellos".
En la celebración del Día del Padre, estas historias revelan una verdad universal: la paternidad va más allá de los lazos sanguíneos. En los relatos de 'Ponchito', Pablo y Dimas, se entretejen los hilos del amor incondicional, la dedicación y la responsabilidad, demostrando que ser padre es una elección consciente y un compromiso profundo. A través de estas experiencias, se destaca que la verdadera esencia de la paternidad reside en el vínculo emocional, la crianza activa y el apoyo inquebrantable, que trasciende cualquier barrera biológica. En última instancia, estas historias nos recuerdan que la familia se construye con amor, cuidado y compromiso, más allá de los lazos de sangre, y que el verdadero legado de un padre radica en el impacto positivo que deja en la vida de sus hijos.
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