La diabetes, de la A a la Z
Considerada como una pandemia por la OMS, la diabetes es una enfermedad crónica que se ha convertido en una de las grandes amenazas del siglo XXI.
La diabetes se caracteriza por la presencia de niveles elevados de glucosa en sangre y ocurre debido a que el páncreas no produce suficiente insulina o porque el organismo no puede utilizar eficazmente la insulina que produce.
De la A a la Z, y de la mano del doctor Luis Ávila Lachica (médico de familia y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Diabetes), recorremos este Abecedario de la Diabetes para conocer las claves de esta enfermedad.
Autocontrol
Se trata de “aquel sistema que persigue la autonomía del paciente mediante la formación para que él mismo sea capaz de controlar el proceso que conlleva su enfermedad”, señala el doctor Ávila. El paciente vive con la diabetes cada día, las 24 horas, y por lo tanto debe saber dirigirla y responsabilizarse de su cuidado en cuestiones como, por ejemplo, realizarse pruebas de glucosa.
Bombas de insulina
Un pequeño dispositivo del tamaño de un teléfono móvil que administra insulina de forma continuada. Consta fundamentalmente de dos partes: el infusor de insulina (que administra esta hormona de manera continua durante las 24 horas del día) y el catéter de conexión (que conecta la bomba con el tejido subcutáneo). Este catéter termina en una cánula de plástico que está localizada debajo de la piel. Allí será donde se deposite la insulina administrada por la bomba.
Control
Para conocer el estado de la enfermedad y para detectar precozmente el desarrollo de complicaciones es necesario realizar controles periódicos en colaboración con el personal sanitario, tales como la realización de analíticas de sangre y orina, medición del peso y la presión arterial, exploración de los pies y del fondo de ojo, entre otras.
Así pues, hablar del control de la diabetes es hablar de mantener los niveles de azúcar —o de glucosa— en sangre dentro de parámetros saludables. En palabras del doctor Ávila, se refiere a “aquellos niveles de enfermedad pactados entre el profesional sanitario y el paciente, en los cuales este no va a tener riesgos”.
Deporte
El ejercicio físico regular es uno de los pilares del control de la diabetes: ayuda a prevenir la diabetes tipo 2 (que cuantifica más del 90 por ciento de los casos) y contribuye a la mejora del control en la diabetes tipo 1. La práctica regular de ejercicio físico ayuda al paciente a llevar un buen control sobre su diabetes, contribuyendo a la mejora de su salud en general y de su calidad de vida. Además de los beneficios que reporta la práctica de actividad física a cualquier persona, en las personas con diabetes favorece la disminución de la glucemia y mejora la sensibilidad a la insulina.
Especialidades
La diabetes puede afectar a varios órganos del cuerpo, por lo que su control debe ser supervisado por un equipo multidisciplinar de profesionales sanitarios. Entre las especialidades, el control de la diabetes abarcaría al médico de cabecera (crucial en el control de la enfermedad), el endocrinólogo (aborda los padecimientos relativos a las glándulas corporales y a la secreción de hormonas), el dietista-nutricionista (establece un plan alimenticio de acuerdo a las necesidades del paciente), el educador terapéutico (forma al paciente en el aprendizaje de la realización de pruebas de glucosa y demás pautas de autocuidado).
Otros especialistas que puede visitar con regularidad son el psicólogo, entrenador personal, podólogo(se encarga de mantener la salud de los pies, que puede verse afectada por esta enfermedad), oftalmólogo (ya que los ojos pueden sufrir lesiones debido a los altos índices de glucosa en sangre), urólogo, neurólogo y dentista, entre otros.
Frecuencia
Según la OMS, en el mundo hay unos 422 millones de personas con diabetes. Esta enfermedad es una de las principales causas de mortalidad en el mundo (en 2012 fue causa directa de 1,5 millones de muertes y 2,2 por hiperglucemia al incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares). Más del 80% de las muertes se registran en países de ingresos bajos y medios. Se estima que los fallecimientos por diabetes podrían multiplicarse por dos entre 2005 y 2030.
Glucosa
Es un carbohidrato que el organismo metaboliza para generar energía. Está presente, fundamentalmente, en alimentos azucarados. Este monosacárido es absorbido por el torrente sanguíneo, por lo que, junto con la fructosa y la galactosa, determina el nivel de azúcar en sangre, es decir, la glucemia. Las subidas de glucosa o hiperglucemias pueden estar causadas por muchos factores, entre ellos una comida excesiva (con más carbohidratos de lo habitual), el sedentarismo, una insuficiencia de insulina o de los medicamentos que se tomen para la diabetes, efectos secundarios de otros medicamentos, el periodo menstrual o el estrés, entre otros.
Hipoglucemia (bajada de azúcar)
Se produce por una disminución de los niveles de glucosa en sangre y/o por cambios en la alimentación, ejercicio físico, etc. Son el mayor problema al que se enfrentan los pacientes con diabetes a diario. Ocurre con mayor frecuencia en los pacientes que utilizan insulina, es decir, en las personas con diabetes tipo 1. Sus síntomas son: menor capacidad de raciocinio, nerviosismo, temblor, hambre, sudoración excesiva, sequedad en la boca, taquicardia y visión borrosa. Si no se controla adecuadamente y de forma rápida, puede provocar un coma hipoglucémico.
Insulina
Hormona que permite que la glucosa penetre dentro de las células y pueda ser utilizada para producir energía.
Debido a que la insulina es un tratamiento inyectable, es necesario un adiestramiento previo antes de iniciar su uso. Los pacientes que la utilizan deben conocer cómo se maneja el bolígrafo, los lugares donde se debe de inyectar la insulina y como debe ser su conservación con el fin de obtener un resultado óptimo, y deben de consultar todas las dudas que le surjan con el personal sanitario correspondiente.
Jet Lag
Según explica el doctor Ávila, los cambios horarios causan muchos problemas a los pacientes diabéticos por la modificación de la hora de su dosis de insulina. “Si te las pones a las 8 de la mañana en España, a lo mejor en el sitio al que vas equivale a las 3 de la madrugada”.
Pero además de este problema, los constantes desajustes horarios incrementan el riesgo de sufrir obesidad, cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes por la alteración de los ritmos circadianos de la flora bacteriana, que se modifican con los cambios en los ritmos circadianos del huésped en el que residen, lo que puede desencadenar problemas metabólicos.
Test de FINDRISK
Una prueba que predice el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en los siguientes 10 años. Consiste en una medición de peso y estatura y la contestación a un cuestionario sobre hábitos de vida. “Se trata de un test muy útil ya que se puede utilizar, por ejemplo, como cribado poblacional sin necesidad de hacer analíticas, simplemente con unas preguntas se puede llegar a conocer el riesgo”, destaca el doctor Luis Ávila.
No obstante, el test FINDRISK no puede reemplazar un diagnóstico facultativo. Por este motivo, se debería consultar con el médico el resultado obtenido. La Fundación para la Diabetes facilita el cuestionario en este enlace.
Lipodistrofia
La inyección repetida de insulina en determinadas zonas (ya sea por comodidad, menor dolor, etc.) produce lipodistrofia, una hinchazón y endurecimiento del tejido graso causado por esta hormona. Las áreas afectadas quedan visiblemente dañadas y, en los casos más graves, la zona queda prácticamente inutilizada para volver a inyectar insulina, ya que la absorción sería errática e impredecible. Con el tiempo, el paciente se ve obligado a aumentar progresivamente las dosis de insulina debido a la mala absorción de esta en la zona afectada.
Mujer
Las mujeres son más vulnerables ante la diabetes ya que están más expuestas a los factores de riesgo y sufren una peor evolución porque el pronóstico de una enfermedad cardiovascular en ellas es más desfavorable.
De hecho, presentan unos síntomas de enfermedad coronaria más atípicos o casi inexistentes y acuden a los servicios de urgencias de forma más tardía. Por otro lado, las mujeres siguen ejerciendo, en muchos casos, papeles tradicionales como el de llevar a cabo las tareas del hogar y el cuidado de los hijos.
Ello, sumado a un puesto de trabajo, convierte a esta patología crónica en un problema imposible de conciliar ya que se les hace muy difícil seguir el tratamiento y las actividades de prevención.
Este año 2017 el mensaje central del Día Mundial de la Diabetes se centra en su efecto en las mujeres.
Nutrición
La alimentación es uno de los pilares fundamentales en el tratamiento de la diabetes. Según apunta la Sociedad Española de Diabetes, el patrón ideal es el de la dieta mediterránea, con el uso de aceite de oliva y el consumo de frutos secos, legumbres y hortalizas, fruta y pescado; limitando el consumo de carnes rojas, grasas de origen animal y alimentos ricos en azucares de absorción rápida. En general y siempre que no esté contraindicado, se recomienda el consumo de abundantes líquidos y la administración de una cantidad adecuada de hidratos de carbono (pan, pasta, arroz o bebidas azucaradas), con el fin de evitar el desarrollo de hipoglucemia.
Niños
La diabetes tipo 1 es la más frecuente entre las personas jóvenes. Alrededor de un 95% de los niños y adolescentes que tienen esta enfermedad en España padecen este tipo de diabetes. Según la Fundación para la Diabetes, en España se calcula que hay 29.000 menores de 15 años con diabetes, y cada año hay 1.100 casos nuevos.
Sin embargo, la forma más frecuente de diabetes es la tipo 2, que corresponde aproximadamente al 85-90% de los casos totales. Aunque ha aumentado su frecuencia en adultos, cada vez está más presente en niños y adolescentes (de cada 10 diabéticos menores de 18 años en EEUU, 2 o 3 tienen diabetes tipo 2).
Obesidad
La obesidad es la causa de más de un 40% de los casos de diabetes. Además, más del 70% de los diabéticos son obesos.
La obesidad es un factor de riesgo muy importante para el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2, junto a la edad, la predisposición genética y el sedentarismo. Las probabilidades de desarrollar esta enfermedad son diez veces mayores en pacientes con un índice de masa corporal (IMC) mayor o igual a 30kg/m² comparado con un IMC normal. Además, la obesidad mórbida dificulta mucho el control de la diabetes.
Pie diabético
El exceso de azúcar en la sangre puede dañar los vasos sanguíneos y los nervios. Esta complicación consiste en la aparición de ulceraciones y deformidades en los pies como consecuencia de la pérdida de sensibilidad (neuropatía) y de problemas circulatorios. Por esto, a menudo aparecen lesiones como ampollas y heridas derivadas del roce con el zapato que pueden causar úlceras de difícil cicatrización, y con ello desencadenar infecciones graves, dolores e incluso, en situaciones avanzadas, amputación.
Estas úlceras suelen aparecer tras varios años de enfermedad, especialmente cuando no existe un buen control de la misma. Las personas que tienen riesgo de sufrir pie diabético deben seguir precauciones como mantener una buena higiene de los mismos, no cortar las uñas en exceso y usar un calzado adecuado (transpirable, cerrado, ancho y flexible, sin costuras que puedan dañarlo y fabricado con materiales de buena calidad), además de revisar a diario los pies en busca de posibles heridas, aunque sean de pequeño tamaño, acudiendo lo antes posible al médico en caso de que se observe cualquier anomalía.
Aproximadamente el 15% de los pacientes sufrirán una lesión en sus pies a lo largo de la vida, y de ellos 7 de cada 10 sufrirán ulceraciones en los próximos 5 años.
Retinopatía diabética
Es la patología diabética más frecuente. Se calcula que un tercio de los pacientes con diabetes la presentan en algún grado. Existen dos tipos de retinopatía diabética:
*De fondo o retinopatía diabética no proliferativa: es la etapa más temprana de la enfermedad. Los vasos sanguíneos deteriorados permiten el escape de fluidos de sangre dentro del ojo y, en ocasiones, depósitos de colesterol u otras grasas pueden entrar en la retina, pudiendo desencadenar microaneurismas, hemorragias de la retina, inflamación de la mácula (el edema macular es la causa más común de pérdida de visión durante la diabetes) e isquemia macular (producen visión borrosa). Sin embargo, la retinopatía diabética no proliferativa ligera no suele afectar a la visión.
*Retinopatía diabética proliferativa: ocurre cuando muchos de los vasos sanguíneos de la retina se tapan, impidiendo un flujo normal de sangre. Para paliar este efecto, la retina crea nuevos vasos sanguíneos, pero estos también son anormales, por lo que no aportan a la retina la sangre que necesita. Además, los nuevos vasos pueden ir acompañados de tejidos cicatrizados que provoquen que la retina se arrugue o desprenda. Puede implicar una pérdida de visión más severa que la anterior al afectar tanto a la visión central como a la periférica, y desencadenar una hemorragia vítrea, un desprendimiento de retina por tracción o un glaucoma neovascular.
Síntomas
Los síntomas de alarma que pueden indicar el posible desarrollo de una diabetes se definen en 4 P:
*Poliuria: aumento de la cantidad de orina expulsada a diario o de la frecuencia con que se orina (no obstante, este síntoma puede estar causado por otros motivos), dado que el exceso de glucosa que no se metaboliza se disuelve en grandes cantidades de agua para excretarse con la orina.
*Polidigia: aumento de la sensación de sed como consecuencia del síntoma anterior para paliar el riesgo de deshidratación.
*Polifagia: incremento del apetito que se origina, entre otros motivos, porque la glucosa no puede ser metabolizada, lo que hace que el cuerpo demande una mayor ingesta.
*Pérdida de peso: como la glucosa no es absorbida correctamente por las células, no puede ser metabolizada, y las células carecen de energía suficiente, lo que obliga al organismo a movilizar las reservas de energía (grasas).
Tipos de diabetes
Según recoge la Fundación para la Diabetes, esta enfermedad se puede clasificar en los siguientes tipos:
* Diabetes tipo 1: es una de las enfermedades crónicas infantiles más frecuentes. Se da porque el páncreas no fabrica suficiente cantidad de insulina. Se desconocen las causas que la producen, pero se sabe que hay una serie de factores que combinados entre sí aumentan las posibilidades de desarrollar esta enefrmedad: genéticos, autoinmunidad y daño ambiental.
* Diabetes tipo 2: es la más frecuente en personas mayores de 40 años. Se la conoce también como diabetes del adulto, aunque está aumentando mucho su incidencia en adolescentes e incluso preadolescentes con obesidad. En este tipo de diabetes la capacidad de producir insulina no desaparece pero el cuerpo presenta una resistencia a esta hormona. En fases tempranas de la enfermedad, la cantidad de insulina producida por el páncreas es normal o alta. Con el tiempo la producción de insulina por parte del páncreas puede disminuir. En su desarrollo influyen el factor genético (la diabetes tipo 2 tiene mayor riesgo hereditario que la tipo 1) y el estilo de vida (el 80% de las personas que desarrollan diabetes tipo 2 tienen obesidad y no tienen una vida muy activa. El restante 20% a menudo tienen un defecto hereditario que causa resistencia a la insulina.”La diabetes de tipo dos es la más prevalente, 90-95% de los diabéticos, pero hay muchas personas con diabetes tipo 2 que no lo saben porque puede no dar síntomas hasta que aparecen las complicaciones”.
* Otros
* Diabetes MODY (Maturity Onset Diabetes in the Young).
* Diabetes Relacionada con Fibrosis Quística (DRFQ).
* Diabetes secundaria a medicamentos.
* Diabetes gestacional.
Úlceras
Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de padecer úlceras, especialmente en los pies. También se pueden producir en otras partes del cuerpo que estén sometidas a presión o fricción por el déficit de flujo sanguíneo que se produce en los tejidos derivado del daño que genera la glucosa en los vasos sanguíneos. Ocurre, especialmente, en pacientes encamados o que pasan muchas horas sentados.
Vasos sanguíneos
Los niveles elevados de glucosa en sangre pueden dañar los vasos sanguíneos que aportan suministro a los nervios periféricos, lo que produce daño también en ellos (neuropatía diabética). “El exceso de azúcar en la sangre daña la pared interior de los vasos sanguíneos y causa una arteriosclerosis avanzada, especialmente en los vasos más pequeños. Ocurre especialmente en la diabetes tipo II”. Esto incrementa el riesgo de sufrir múltiples patologías asociadas a la diabetes.
Zonas de inyección
“Es fundamental ir rotando las zonas de inyección para que no se produzcan complicaciones y evitar la lipodristrofia”, un problema muy frecuente que afecta a entre un 30 y un 50% de las personas con diabetes tratadas con insulina, según afirman M. Jansá, C. Colungo y M. Vida en Actualizaciones sobre técnicas y sistemas de administración de insulina.
También hay que prestar atención a estas zonas cuando se practica deporte, dado que la insulina se absorbe con mayor rapidez en los músculos que se ejercitan con mayor intensidad. Inyectarla en estas zonas previa realización al ejercicio puede producir una hipoglucemia.