El diálogo se mantiene en la fase de palabra manoseada

Las buenas intenciones sobran, pero faltan las concreciones. El país llega hoy al quinto día de una semiparalización que ya va dejando cuantiosas pérdidas económicas, con pocos visos de que las partes se puedan sentar a conversar para encontrar salidas.

“Las puertas de este Palacio están abiertas para recibir a la Conaie”, manifestó ayer el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, como si eso fuera suficiente para que el presidente de esa organización, Leonidas Iza, vaya a Carondelet a dialogar con el presidente Guillermo Lasso.

En realidad, hasta ayer ni siquiera había una fecha tentativa para se produzca este eventual encuentro. El Gobierno seguía apostando por mantener mesas de diálogo con otras agrupaciones con las que tiene avanzada una hoja de ruta, pero nada con aquellas que le están dando problemas.

30 millones de dólares serían las pérdidas que dejó, hasta el cuarto día, el paro convocado por la Conaie.

“Siempre tenemos la predisposición de reunirnos. Lo vamos a seguir haciendo (con otras organizaciones) en el transcurso de esta semana y, por su puesto, lo podemos hacer perfectamente con la Conaie”, aseguró Jiménez, sin responder si ha existido algún acercamiento concreto con el movimiento indígena.

Ayer, varios actores políticos en las redes sociales se hicieron eco de la supuesta intención de Iza de acudir a un encuentro con autoridades gubernamentales para buscar una solución al paro, mientras baja la intensidad de la protesta.

La expectativa, sin embargo, se diluyó en el transcurso de la mañana. El dirigente indígena ratificó que el paro nacional continúa y que lo único que podría variar la situación es que el Ejecutivo dé respuesta a las diez demandas planteadas por la Conaie, muchas de las cuales son calificadas como inviables por funcionarios del Gobierno.

“Hay voluntad para iniciar un diálogo, pero con resultados a las peticiones planteadas por las organizaciones sociales”, dijo Iza desde el centro del país y advirtió que en lugar de que las protestas disminuyan en las próximas horas, podrían concentrarse en la capital con una gran movilización.

“En las siguientes horas, si no tenemos respuesta, decidiremos acompañar a quienes ya están en Quito. En este momento esto ya está en manos del Gobierno”, declaró.

100 puntos subió el riesgo país en dos días de la paralización impulsada por las organizaciones sociales.

Frente a este panorama, no han faltado las instituciones y organizaciones dispuestas a servir como mediadores entre el Gobierno y los indígenas, antes de que la situación escale a otros niveles que, por el momento, no se han alcanzado, salvo por ciertos episodios de violencia protagonizados por personas ajenas al movimiento.

La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), por ejemplo, hizo ayer un llamado para que “busquemos juntos soluciones adecuadas por el camino del diálogo”. Los clérigos no desconocen la legitimidad del reclamo de los sectores menos favorecidos, pero no concuerdan con los actos violentos como mecanismo de protesta.

“Todos requerimos poder trabajar para buscar un país mejor, más aún cuando estamos saliendo de la pandemia de COVID-19, que ha dejado grandes secuelas de dolor y lágrimas en nuestra gente, como también ha afectado gravemente la economía”, señaló la CEE en un comunicado.

Organizaciones empresariales como la Cámara Nacional de la Pequeña y Mediana Empresa (Canape) y la Cámara de la Mediana y Pequeña Empresa de Pichincha (Capeipi) se unieron ayer a esos llamados para que ambas partes se planteen instalar mesas de diálogo reales y efectivas.

10 exigencias fueron presentadas por los dirigentes indígenas al Gobierno del presidente Guillermo Lasso.

Incluso la Asamblea Nacional, que se ha mostrado incapaz de procesar sus problemas internos, dice estar dispuesta a ser un enlace entre el Gobierno y los movimientos sociales para poner fin a la paralización y continuar con el plan de reactivación del país.

El presidente del organismo, Virgilio Saquicela, dijo ayer que pueden actuar como mediadores, pero que es básico que tanto el presidente Lasso como Iza muestren su voluntad de conversar. “Por ejemplo, desde el Ejecutivo podría haber un congelamiento temporal (del precio) de los insumos agrícolas”, propuso.

También la Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME), las universidades, entre otros, han pedido que el diálogo sea tomado como el único camino para resolver el conflicto.

Un encuentro con sectores que son favorables

El presidente Guillermo Lasso se reunió ayer con el gremio de los transportistas, como una muestra de que las conversaciones con otros sectores continúan.

En el encuentro, los choferes profesionales se comprometieron a no sumarse a la medida de hecho de la Conaie, decisión que fue tomada desde que se anunció el paro nacional.

El Ejecutivo y este gremio vienen dialogando desde hace varios meses, por lo que se anunció que las demandas de los transportistas se irán concretando en los siguientes días.

Uno de los temas abordados es el reforzamiento de la seguridad en las carreteras con la presencia de policías y militares, para garantizar los viajes seguros.

Asimismo, el Gobierno se comprometió a crear nuevas líneas de crédito específicas para este sector.

Los dirigentes hicieron un llamado para que se logren acuerdos sin imposiciones, aunque ellos mismos han protagonizado paralizaciones en otras ocasiones, como en 2019.