Uno de cada diez colegiales del país no está contento con su vida
Una encuesta sobre el aspecto socioemocional de los estudiantes revela datos preocupantes. Expertos lo atribuyen a efectos no superados de la pandemia
Uno de cada diez estudiantes de colegio dice no estar contento con su vida; una cifra que va aumentando entre los alumnos de más edad hasta llegar al 14% entre los de bachillerato. De hecho, en este grupo de los alumnos de más edad, solo 6 de cada 10 dicen estarlo..
Una encuesta de factores asociados de la evaluación Ser Estudiante 2021 refleja el impacto de los dos años de la pandemia en el desempeño escolar de niños y adolescentes. Es decir, determina la relación entre el contexto social o familiar del alumno y el educativo.
Otro dato que revela esa encuesta es que el 25 % de los estudiantes de básica superior y de bachillerato no se siente seguro ni cuando está en casa.
Además, en esos dos grupos, casi cuatro de cada diez alumnos dicen que trabajan además de estudiar. Aunque en porcentajes menores, esa situación también se da entre los alumnos de básica intermedia y elemental. El promedio global es del 28 % de los encuestados.
Hay también un 8,2 % de alumnos de bachillerato que solo aspira a llegar hasta ese nivel de estudios y no seguir la universidad. Y, finalmente, un 11 % global de alumnos que dice recibir burlas de sus compañeros. En bachillerato esto es más alto y alcanza el 12,9 %.
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Leer másCon el retorno a las clases presenciales, profesores y psicólogos habían advertido actitudes inusuales en algunos estudiantes. “Desde que los chicos regresaron hemos podido detectar situaciones de violencia intrafamiliar, de ahí pueden surgir la ansiedad, la depresión que ellos sienten”, confirma Paola Molina, directora del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) de la unidad educativa Vicente Rocafuerte.
Es algo que han reportado profesores, padres de familia y los propios estudiantes. El DECE ha procurado darle seguimiento a esos casos y socializar entre la comunidad educativa las rutas y protocolos ante este tipo de situaciones, afirma Molina.
Pero aparte de la afectación de su salud mental, la pandemia generó otro singular efecto en la personalidad de los chicos: limitó -o frenó- en los dos años el desarrollo social y emocional de niños y adolescentes.
Como resultado de ello, una profesora de tercero de bachillerato (alumnos de 16-17 años) decía que a algunos les había notado actitudes más propias de los de primero (14-15 años). “Una especie de falta del nivel de madurez esperado para esa edad”.
El cierre de escuelas hipotecó el futuro de millones de niños en Latinoamérica
Leer másDiana Castellanos, subsecretaria para la Innovación Educativa y el Buen Vivir del Ministerio de Educación, explica que, en efecto, el desarrollo social y emocional de los niños y adolescentes se vio limitado durante esos dos años. Esto es, las habilidades sociales y emocionales que no se aprenden solo en la familia, sino en la interacción con las otras personas.
“Los niños que tenían 10, ahora tienen 12 y están en otra etapa de desarrollo social y emocional”, y lo mismo pasa con los de más edad, agrega.
“A ello se incorporó esa carga adicional con todo lo que estábamos viviendo -duelos, problemas económicos, violencia intrafamiliar, el encierro-, algo que nuestros niños y niñas, chicos y chicas, no tenían con quién expresarlo”, advierte.
La funcionaria recuerda que los aprendizajes se ven perjudicados cuando los alumnos no tienen un buen desarrollo social y emocional. Y señala que esto debe ser parte de una nivelación integral que deben recibir ahora que han retornado a las aulas.
ALGUNAS DE LAS SEÑALES DE ALERTA:
- Los cuadros de ansiedad, depresión, extrema susceptibilidad que hacen que una persona explote o llore con excesiva facilidad, son indicios comunes de afectación de la salud mental.
- En la escuela, la falta de empatía o socialización, es decir, chicos que no interactúan con los demás, se aíslan y no tienen mucha comunicación con nadie, ni con sus compañeros.
- Cuando ya existen autolesiones o intentos.
Los padres de familia o los profesores deben comunicarlo a los departamentos de consejería estudiantil.