Divorcio: ¿Cómo quedan los hijos con discapacidad?
Afecta a la hora de regular las condiciones económicas. Ambos deben velar por el hijo, al margen de la edad que tenga
Cuando una pareja decide divorciarse o separarse suceden muchos cambios que afectan tanto a la familia como a los hijos. Además de ello, puede ocurrir que el hijo se encuentre en una situación de discapacidad. Cuando los hijos son menores de edad, la sentencia de divorcio establece las consecuencias tanto personales como patrimoniales que les afectan en sus relaciones con ambos progenitores.
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Leer másEntre ellas destaca la atribución de la custodia, el régimen de visitas, la manutención, o la pensión de alimentos. En el caso de que los hijos sean mayores de edad, se considera en caso de divorcio que ya son autónomos para regular las relaciones con los padres tras el divorcio. Esto no significa, sin embargo, que los padres no tengan obligaciones con ellos mientras estén formándose o estudiando o no sean independientes económicamente.
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Pero, ¿Qué ocurre cuando uno de los hijos tiene una discapacidad que les hace ser dependientes? Y sobre todo, ¿Qué ocurre si el hijo discapacitado es mayor de edad en el momento del divorcio? El hecho de tener el matrimonio un hijo con discapacidad afecta a la hora de regular las condiciones económicas del divorcio, y en concreto a la pensión de alimentos, sea menor o mayor de edad.
A la hora de establecer las condiciones del divorcio, ambos progenitores deben velar por proteger al hijo que tiene la discapacidad con las medidas oportunas, al margen de la edad que tenga. Es importante declararlo ante el juzgado porque lo habitual es acordar las condiciones de la guarda o custodia, la atribución de la vivienda familiar o la pensión de alimentos pensando que es un acuerdo temporal (los hijos se hacen mayores, se emancipan y esas condiciones pactadas se modifican o extinguen).
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Leer másSin embargo, en el caso de hijos discapacitados o con necesidades especiales, estos acuerdos pueden perdurar en el tiempo de forma indefinida. “La decisión se la debe contar con todos los miembros de la familia juntos y por supuesto, que estén ambos cónyuges para que sea una comunicación lo menos traumática posible”, explica la abogada Soledad Zambrano.
Las personas con discapacidad se enfrentan a retos importantes en este tipo de situaciones porque, en muchos casos, no son capaces de hacer preguntas o expresar lo que están sintiendo. “La sensación de incertidumbre ante el cambio puede durar meses cuando tratamos a personas con discapacidad porque pueden pesar que esta separación o divorcio es una pérdida constante”, explica Madeleine Morán.
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Ante un divorcio, aflorarán sentimientos y reacciones que hay que identificar para poder trabajar sobre ellas. No se trata de conductas exclusivas en personas con discapacidad, sino que se presentan en la mayoría de las personas (niños o adultos) cuya situación familiar cambia de esta manera y asegurar un mejor vínculo.
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