Los documentos específicos para acceder a las cocinas de inducción del Gobierno

La Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) ha entregado al Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) más de 80.000 cocinas de inducción en estado funcional "que estaban almacenadas por administraciones anteriores", informó la cartera de Estado. 

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En un comunicado se detalló que estas cocinas serán distribuidas a grupos específicos de ciudadanos, como jubilados del IESS, afiliados al seguro social campesino, maestros del sistema educativo público, deportistas, policías, militares y otros sectores priorizados por los ministerios del área social.

Requisitos para acceder a las cocinas de inducción

El principal documento necesario para acceder al beneficio es la cédula de identidad. Los interesados deben presentar este requisito ante las direcciones distritales del MIES, que coordinarán el proceso junto con el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y otras instituciones públicas.

Adicionalmente, se agregó, CNEL ofrecerá la instalación gratuita de un medidor de 220 voltios y el cableado necesario para los hogares de quienes soliciten el servicio. Esto garantizará que las cocinas puedan ser utilizadas de manera adecuada y segura.

Beneficio tarifario para los usuarios

Como parte de este plan estatal, que se anuncia a dos meses de las elecciones generales, el Ministerio de Energía y Minas ha extendido el programa de Eficiencia Energética, que incluye un beneficio tarifario. Las familias que se registren y usen cocinas de inducción podrán recibir hasta 80 kW mensuales gratuitos, previa verificación del uso del electrodoméstico.

Un proceso coordinado

En la comunicación se asegura que la iniciativa tiene como objetivo aprovechar recursos "abandonados" y dirigirlos hacia sectores de la población. La entrega de las cocinas será coordina entre diferentes instituciones.

Un breve repaso a la historia de las cocinas de inducción

En 2014, el gobierno de Rafael Correa impulsó un ambicioso plan para transformar la matriz energética del Ecuador. Con la construcción de hidroeléctricas como piedra angular de la transición, el proyecto buscaba reemplazar el gas licuado de petróleo (GLP) en los hogares por cocinas de inducción, consideradas más eficientes, seguras y sostenibles. La propuesta incluía incentivos como financiamiento en planillas de electricidad, tarifas preferenciales y promesas de producción nacional.

El plan, sin embargo, enfrentó serios contratiempos desde sus inicios. Miles de cocinas de inducción habían sido almacenadas en bodegas del sector público, algunas incluso ofertadas en remates debido al bajo interés ciudadano y a las dificultades para implementar la infraestructura necesaria. Muchas viviendas no contaban con conexiones eléctricas de 220 voltios, imprescindibles para estos electrodomésticos, y la resistencia al cambio cultural frenó la aceptación del programa.

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