Dos corrientes arrastran la eventual pregunta de la consulta sobre elegir legisladores en segunda vuelta
¿Más gobernabilidad o más representatividad? Es el meollo del debate: sacrificar una en beneficio de la otra
En los países con sistemas presidencialistas en Latinoamérica, siempre ha existido una pugna entre el poder Ejecutivo y el Legislativo. Esto ha generado que desde la Presidencia se desarrolle una pregunta que puede entrar a la consulta popular siendo incorporada después en el decreto de la convocatoria. Se trata de la elección de asambleístas en segunda vuelta electoral y no en la primera.
El camino estrecho para los planes de consulta popular de Guillermo Lasso
Leer másEl politólogo Jorge Luis Fernández, quien se especializa en temas de electorales, afirma que el gran debate de este cuestionamiento se basa en si se desea una mayor gobernabilidad o representación. “Allí valdría ver qué es lo que privilegian los ecuatorianos. Si prefieren que haya un Gobierno mucho más ágil, pero menos representativo. O si prefieren que haya mayor representatividad, mayor discusión política, mayor intercambio de opiniones, a pesar de que eso implique que el avance en términos de legislación sea muchísimo más lento por la gran cantidad de actores políticos”, afirma.
Siempre que va a haber cambios en los sistemas electorales hay que tener alertas, ya que esto puede traer inestabilidad... un cambio tiene que ser por una razón necesaria y no por algo coyuntural.
A decir de Marcelo Espinel, subdirector de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo que encabeza programas para promover la participación ciudadana, la democracia y la transparencia, lo que busca la pregunta en un primer momento es fortalecer la gobernabilidad en un país, donde existe una inmensa cantidad de organizaciones políticas. El ciudadano, a su criterio, buscaría que esos legisladores sean más cercanos a los partidos políticos que puedan llegar a una segunda vuelta presidencial, pero con una contra para los movimientos políticos pequeños. “Finalmente esto tiene una incidencia sobre todo en organizaciones políticas pequeñas que tal vez no puedan presentar candidatos fuertes para un segundo momento de elección, es decir en el balotaje, se logrará que aquellos partidos políticos con historia y con gran fuerza tengan más chances en el parlamento. Sin duda afectaría a los partidos minoritarios”.
No creo que haya mayor cambio con esta pregunta, no aumentará la calidad del debate parlamentario. Lo que lograría es que las organizaciones fuertes tengan mayor presencia en el Legislativo.
Para Fausto Camacho, exvicepresidente del Consejo Nacional Electoral, lo que estará proponiendo el presidente Guillermo Lasso va en contra del principio constitucional de proporcionalidad, y cree que antes de realizar un cambio debe pensarse no coyunturalmente sino para los posteriores gobiernos. “Esto no es un tema de reformar la ley, así no más. El sistema de elección será evidentemente desproporcional, favoreciendo a un sistema mayoritario. Por una sencilla razón. En este nuevo escenario, la gran mayoría de los asambleístas de ese parlamento constituido en segunda vuelta, serán de los partidos que se han afiliado a los candidatos finalistas y eso significa mayor centralización del poder y menor proporcionalidad”, señala.
La Presidencia revisa el dictamen del organismo Constitucional
Leer másCamacho cree que el discurso del primer mandatario ha cambiado y esta pregunta lo manifiesta, pues busca centralizar el poder. “El discurso del presidente y de su partido antes de la reforma del 2020 era que había que bregar por la proporcionalidad. Había que eliminar los elementos que permitieron la concentración del poder al correísmo. Pero ahora no hay coherencia entre la propuesta de Lasso y de quienes en su momento votaron a favor de aquella reforma política en el parlamento”.
El exasambleísta y catedrático universitario Henry Cucalón, cree que esta legislación beneficiará a fuerzas mayoritarias en el futuro, a quienes tengan a sus candidatos políticos presidenciales en la segunda vuelta. “Aportará para que tenga grandes bloques consolidados que puedan apoyar la labor del presidente y asimismo cuando haya oposición, llegar a un acuerdo puntual como en todas las democracias del mundo. Este cambio está pensado en evitar el fraccionamiento”, comenta.