Dos delegados detenidos durante votaciones en Playas
Una delegada tenía una funda con papeletas. Adultos mayores y con discapacidad fueron los primeros en votar
Una Funda que llevó una delegada del Consejo Electoral, con varias papeletas de votación a la junta 6 del recinto electoral del colegio Rashid Torbay, del cantón Playas (provincia del Guayas) alertó a los delegados de los partidos políticos, que estaban en el sitio, quienes llamaron a los militares. Tras la revisión, los uniformados comprobaron que habían varias papeletas de votación.
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Leer másLa delegada justificó que las papeletas eran para un voto asistido, lo que no pudo demostrar. Luego se llamó a otro delegado del CNE y, en una reunión con los militares y 4 delegados de los 12 partidos políticos que participaron en las elecciones y coordinadores de la entidad electoral determinaron que la delegada había cometido una infracción. Ella fue detenida y llevada a la Fiscalía; minutos después, el patrullero volvió al recinto electoral y se llevó detenido a otro delegado del CNE, para investigaciones, según informó la policía.
Todos estos hechos se dieron en medio de gritos de un supuesto “fraude”, por lo que pedían la anulación de los comicios en ese recinto.
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Leer másEste Diario pidió la versión de otros coordinadores del CNE, pero dijeron que no estaban autorizados para dar declaraciones.
En las otras Juntas Receptoras del Voto de este mismo recinto, las votaciones se desarrollaron normalmente.
Mientras, ancianos y personas con discapacidades cumplieron con su deber cívico
La indecisión prevaleció hasta el último minuto
Leer másDos personas de 75 y 80 años fueron los primeros en llegar a las urnas, llevados en sillas de ruedas por sus parientes para ejercer su voto en el recinto electoral de la unidad educativa Playas de Villamil.
La discapacidad y edad no fueron obstáculo para cumplir con el acto democrático; inclusive tuvieron que soportar el gas pimienta que lanzo la policía para controlar el ingreso de los delegados de los diferentes movimientos y partidos políticos, que querían ingresar antes de la hora establecida, lo que provocó un ligero incidente.
A sus 90 años, Ricardo García, decidió acudir a las urnas. Guarda la esperanza que algún alcalde cumpla con lo que promete antes de que muera. Por eso le dijo a su hija, Carmen García, de 56 años, que lo lleve a votar a la junta electoral que le tocaba.
Ricardo arrastró la silla de ruedas hasta la junta receptora , se persignó y rayo una papeleta de los candidatos a alcalde y sentencio: “ojala este si cumpla, porque hasta el momento, solo he tenido decepciones”.