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El movimiento indígena y su brazo político, Pachakutik, aún no definen su precandidato para las elecciones presidenciales.CORTESÍA

La duda le gana a la certeza de cara a las próximas elecciones

A poco más de seis meses de la votación se desconoce, por ejemplo, el dato exacto de organizaciones que participarán, así como los votantes habilitados

Es más lo que no se sabe, que lo que se sabe. A un poco más de seis meses del día de las votaciones para elegir a un nuevo binomio presidencial, asambleístas y parlamentarios andinos, aún existen dudas en torno a los precandidatos presidenciales, las organizaciones políticas habilitadas para participar y el número de electores convocados, por citar tres de las piezas de este rompecabezas llamado elecciones 2021.

Foto de Sistema Grana (31887049)

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Existía más claridad en estos tres aspectos a un poco más de seis meses de los comicios presidenciales de 2017 que de cara a los actuales. La papeleta electoral estaba casi definida, la lista de organizaciones políticas participantes estaba cerrada, así como el registro de votantes (ver gráfico). Fausto Camacho, exvicepresidente del Consejo Nacional Electoral, coloca parte del peso de esta falta de claridad sobre las organizaciones políticas. “Hay un retraso en varias ámbitos. Las organizaciones políticas han demostrado que no están en capacidad de asumir las nuevas reglas del juego (refiriéndose a las recientes reformas al Código de la Democracia), reglas que en lo fundamental son correctas. Hoy, por primera vez, el calendario electoral tiene etapas con mayor claridad y no superpuestas unas con otras. Ahora vemos en fases distintas los procesos de democracia interna y de alianzas, separados del proceso de inscripción de candidaturas”, explica.

Las reglas del juego cambiaron. Una de las cosas que cambiaron fueron las fechas. Los partidos no estuvieron, tal vez, conscientes de lo que significan en este momento estas reformas. Hay un retraso.

Fausto Camacho, exvicepresidente del Consejo Nacional Electoral.

Pero el experto en temas electorales coloca la otra parte del peso sobre el Consejo Nacional Electoral (CNE). A su criterio, el ente (no solo el actual sino los pasados) ha sido “incapaz” de cimentar la institucionalidad de los partidos políticos, al punto de que siguen viviendo una crisis de larga data y sin solución a corto plazo. “Ahí están los dos actores que tienen una corresponsabilidad en esta crisis y retraso que se debe a la falta de ética en el ejercicio de lo público”, acota Camacho, quien menciona la polémica de las firmas falsas, la impavidez de los actores políticos y la autoridad electoral sobre este sensible tema y las disputas internas dentro del actual CNE como parte de los ladrillos que sostienen esta crisis.

Carlos Aguinaga, expresidente del Tribunal Supremo Electoral, señala también a las organizaciones políticas y su constante práctica de dejar las cosas para los últimos días. En un ejercicio de memoria, el extitular del ente electoral recuerda (guardando las distancias del caso, obviamente) que 10 meses antes de las votaciones del año 2002, sin el apoyo tecnológico con el que ahora cuenta el ente electoral, ya tenía un plan definido para la primera y segunda vuelta. El actual CNE aprobó el calendario electoral en marzo de 2020, es decir 11 meses antes de las votaciones. “Hay el tiempo suficiente siempre y cuando exista un plan definido y total. Yo presenté a inicios de 2002 el plan y todos sus componentes. Este problema (la pandemia) incidirá y debería haber una mayor comunicación entre los actores políticos y funcionarios electorales. No podría decir que están a destiempo, porque si existe la voluntad están a tiempo”.

En un país donde el deporte nacional es participar todo el mundo en elecciones... no hay conciencia de unidad de la clase política en época de crisis y esa es la peor debilidad.

Carlos Aguinaga, expresidente del Tribunal Supremo Electoral
Elecciones- izquierda- derecha- acuerdos

Debilitados y sin ánimo de consensos

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Este panorama electoral un tanto nublado es la antesala de cuatro años de un nuevo gobierno que deberá intentar solucionar una crisis económica aún más oscura. Y en medio de esto está el ciudadano, el votante, quien tiene la última palabra sobre quién tomará el timón del barco.

Aguinaga, desde el punto de vista de un ciudadano más, cree que sería prematura la difusión de propuestas mientras no se definan las candidaturas, aunque esa indefinición aporte a este escenario incierto.

El consultor político Daniel Molina no cree que este panorama incierto inquiete al elector en este momento. “No lo afecta porque su decisión la tomará sobre la propuesta que considere como beneficio más cercano y real, tangible, posible y creíble. El ciudadano no está pensando en las elecciones en estos momentos, tiene otras prioridades; pero los políticos sí, y hay que entender que son dos razonamientos y necesidades muy diferentes”.

Es un tiempo atípico. Algunos partidos tradicionales han perdido la participación de sus líderes. Parece que todo arrancará en septiembre. A muchos no les alcanzará el tiempo. 

Daniel Molina, consultor político

Ante esta falta de claridad sumada al desinterés que describe Molina, ¿existe el riesgo de escoger al candidato menos malo y no al mejor? “Ganará el que mejor comunique, y el que mejor transmita histriónicamente y cuente con una credibilidad fuerte”. Ese es el riesgo.