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En 'percha', como en la política, hay 'marcas' consideradas, rechazadas y neutras.Cortesía

Análisis Estratégico: La gran percha electoral

Haciendo un paralelo con las marcas de consumo masivo nuestra percha electoral está bien surtida

Mañana oficialmente se inicia la campaña electoral para elegir al nuevo presidente del Ecuador, pero comenzó hace algunos meses. Originalmente hubo 17 aspirantes, al final han quedado 16, cifra que haría pensar que ese es el número de tendencias políticas presentes en el país. Si embargo, con suerte hay dos o tres; muchos representan a la misma y otros no representan ni significan nada, las encuestas serias así lo indican, aunque estos dicen que las “encuestas de carne y hueso” los ubican como opcionados a ganar.

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Haciendo un paralelo con las marcas de consumo masivo nuestra percha electoral está bien surtida, buscan atraer a diferentes segmentos de consumidores, ofrecen beneficios, envases distintos, tienen vistosas etiquetas, otros son simples marcas blancas que no ofrecen nada nuevo, tan solo un bajo precio.

Al revisar la percha de un supermercado se encuentran categorías con muchos participantes, por ejemplo leches, desodorantes, gaseosas, detergentes, pero ninguna de estas ofrece 16 opciones. Hay que recalcar que los grandes ‘marketers’, que poseen importantes ‘market shares’, a veces desarrollan marcas ‘flankers’ para competir en una misma categoría para afectar a un líder sin atacarlo de frente y saben que esas nunca serán marcas ganadoras. ¿Será que eso está ocurriendo en el ‘mercado electoral’?

En percha hay marcas consideradas, rechazadas y neutras. En política no se puede ser neutro y peor rechazado, solo tienen posibilidades de triunfo los candidatos considerados y en esta ocasión todo indica que solo hay dos; el tercero está tan lejos que no se lo puede considerar neutro. En otras palabras, hay 14 rechazados. A pesar de que a los políticos les disgusta que los comparen con productos de consumo masivo, en la percha electoral tienen mucho en común.

Una de las grandes diferencias radica en que las marcas no se equivocan solas, ni se comportan fuera de los límites marcados en su estrategia y son fieles a su perfil y personalidad, nunca veremos a una marca seria y respetable haciendo el ridículo en TikTok.

En las perchas hay productos buenos y aceptables y otros que tan solo recogen polvo, ya que pocos o nadie los compra. Algunos hacen publicidad apelando a sus características diferenciadoras, otros usan el precio como arma, unos rediseñan sus empaques pero no cambian el contenido, otros hacen escandalosas impulsaciones para generar prueba. En el caso de nuestros candidatos también hay de diferentes tamaños y diseños de etiquetas, contenidos variados, colores renovados, algunos ecológicos y ya los veremos obsequiando ‘merchandising brandeado’, contratando zanqueros y liderando caravanas pero ninguno ha lanzado aún su ‘fórmula mejorada’, al menos en público.

Una enorme diferencia entre los productos empacados y quienes participan en una elección es que, si al pasar cierto tiempo las ventas no suben, se puede hacer una promoción, una rebaja de precio, un sorteo o se los puede donar a alguna institución y desaparecen para siempre. Con los políticos no ocurre esto, muchos simplemente se ‘embodegan’ y se reciclan para la próxima elección, financiados con fondos públicos

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En una elección presidencial solo hay un ganador y eso lleva a muchos candidatos a hacer casi cualquier cosa por hacerse notar. No hay segundo lugar aceptable.

La enorme diferencia entre productos en una percha del supermercado y los candidatos, es que todo termina al pasar por la caja registradora y si no hay satisfacción se lo desecha y se pierde algo de dinero. En el caso de los candidatos el proceso no termina el día de la votación y el precio que se paga por él se conoce tiempo después; el riesgo es tan alto como el destino del país. Antes de ‘comprar’ un candidato hay leer bien sus etiquetas.

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