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Análisis Estratégico: Qué ¡&%#=?¿X”! Póngale cero
En los últimos 20 años la comunicación política ecuatoriana, con honrosas excepciones, ha producido pocas campañas dignas
Así solía decir el Chavo cuando alguien cometía un error o decía un disparate en el aula. Y eso es precisamente lo que dan ganas de decir al ver las campañas de publicidad electoral de ciertos candidatos presidenciales y aspirantes a la Asamblea. Pero el cero va no solo para los genios que las propusieron, sino también para quienes las aprobaron.
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Afortunadamente, la campaña electoral terminó y dejamos de estar expuestos a ridículos -algunos muy divertidos- ‘spots’ con los que se ha intentado conseguir votos y que han afectado la supuesta seriedad y buenas intenciones de ciertos candidatos, que ha caído tan bajo como la votación que alcanzarán mañana 9 de febrero.
Ecuador es un país fértil para generar mentes creativas y en esta ocasión ha aparecido una inagotable camada de ‘compols’ (expertos en Comunicación Política) que han aportado su ‘sabiduría’ en esta campaña electoral.
No hay programa de TV, radio, diario, podcast o blog sin la presencia de estos nóveles talentos que exponen con soltura sus análisis y vaticinios. Pero lo cierto es que en los últimos 20 años la comunicación política ecuatoriana, con honrosas excepciones, ha producido pocas campañas dignas de destacar, hayan sido ganadoras o no. A pesar del dilatado número de consultores, politólogos, estrategas, analistas de datos y publicistas, la mayoría de campañas han dejado como legado la banalización de la política, que aparece en nuestro país cual epidemia cada dos años (o menos).
Si bien la publicidad comercial y la electoral comparten ciertas similitudes, también tienen grandes diferencias. Ambas deben captar atención, ser memorables, destacar beneficios y generar una acción, pero mientras la primera piensa en el mediano y largo plazo, la otra busca resultados inmediatos, lo que obnubila a creativos y estrategas políticos, llevándolos a cometer errores garrafales, como pensar que los ‘views’ y ‘likes’ en redes sociales son votos. Muchos de ellos subestiman la inteligencia del elector, algo que ningún publicista serio haría, parafraseando a David Ogilvy: “El votante no es tonto, es tu esposa”.
Durante esta campaña hemos escuchado promesas que podrían caer en la categoría de publicidad engañosa. Pero los políticos, a diferencia de las marcas, no están obligados por ley a cumplir sus promesas. Por eso prometen crear mágicamente cientos de miles de empleos, trenes bala, traer a Temu, cárceles, cementerios, reseteos, reestructuraciones de deuda imposibles, nuevas constituciones, más bonos, resucitaciones y hasta hocicos y papas.
Uno de los aspectos más patéticos de esta campaña ha sido el uso del baile como recurso ante la falta de ideas. No importó si tenían dos pies izquierdos, uno o ninguno, todos los candidatos bailaron con entusiasmo.
Esta ha sido la primera campaña en la que el uso de medios digitales superó a los tradicionales, lo que ha obligado a generar contenido en enormes cantidades y de baja calidad, pues la mayoría de piezas son descartables. Los creativos han pasado del Photoshop a la IA, generando montajes, suplantaciones y ‘fake news’ con la intención de afectar a un adversario. Esta elección ha sido casi un festival de memes y trolls.
Mención especial merecen las vallas publicitarias, donde muchos ‘compols’ han demostrado su ignorancia al olvidar que el tiempo de exposición en la calle es mínimo y los textos deben ser breves. Seguro dedicaron más tiempo a elegir la canción que debía bailar el candidato que a diseñar un mensaje efectivo.
Mañana Ecuador habrá perdido, ojalá para siempre, 14 bailarines de TikTok, aunque muchos creen que 15; así lo indican las encuestas y el mercado de apuestas Polymarkets, que suele ser más preciso. ¡Qué buena noticia!