El arquitecto ecuatoriano que conquista la cocina en España
El quiteño Miguel Monar es un referente de la gastronomía ecuatoriana en el país ibérico. Ha logrado llevar su arte culinario a 15 países
Desde los 11 años, Miguel Monar sabía que quería ser cocinero en su ciudad natal, Quito. Sin embargo, en esa época, debido a la sociedad y al entorno de sus padres, era consciente de que dedicarse a eso era imposible. Por lo tanto, para “evitar una paliza”, decidió estudiar Arquitectura.
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Leer más“Tuve mi empresa de arquitectura en Ecuador, dedicada al diseño industrial y de interiores. Hasta que por cosas de la vida tuve que viajar a Colombia y me quedé aproximadamente un año en Bogotá, donde tuve la oportunidad de participar en un papel en la telenovela colombiana ‘Amor a la plancha’”, cuenta.
Vivir en el extranjero le abrió el camino para tomar la decisión de enfocar su vida profesional en su verdadera pasión: la cocina. Buscó un lugar donde especializarse en gastronomía y encontró esa formación en España.
“Fue difícil al principio porque mi entorno en Ecuador no entendía por qué estaba tomando esta decisión. Me decían: '¿Estás loco?’. Pero, a pesar de eso, vine a España y, al mismo tiempo que estudiaba, comencé a trabajar en restaurantes”.
Entonces, la realidad le golpeó fuertemente. No solo tuvo que empezar de cero en un país extranjero, sino también en una carrera. “Empecé en un restaurante italiano como lavaplatos. Las ollas eran gigantes, por lo que, prácticamente, tenía que meterme dentro de ellas para lavarlas. Era un trabajo muy duro. A veces, tenía ganas de rendirme, me decía a mí mismo: ¿qué hago aquí?, ¿qué estoy haciendo realmente en este país?”, relata.
Sin embargo, su perseverancia le permitió ascender en ese mismo restaurante hasta convertirse en cocinero. A partir de ese momento, se especializó en comida internacional, destacándose en la española durante 12 años. Luego, se puso su propio restaurante. “Fue muy sacrificado y no me fue bien, me quedé endeudado. Por suerte, logré venderlo a alguien que estaba interesado en el local en un mismo día”, comenta.
Hasta que le llegó la propuesta para trabajar en el restaurante Paralelo Cero, que sería su primera experiencia en gastronomía ecuatoriana. “Me llaman para que yo me haga cargo, pero yo no sabía nada de comida ecuatoriana, sabía comer, pero no cocinar”.
Con el tiempo fue aprendiendo hasta convertirse en el pionero de la “cocina ecuatoriana de vanguardia en España”, rompiendo barreras culinarias y llevando los sabores tradicionales de su país a nuevas alturas. Antes de él, sus compatriotas se limitaban a preparar platos de comida tradicional, pero gracias a su creatividad e innovación, logró revolucionar la escena culinaria de Ecuador en Europa.
Esto le permite destacarse y participar en ferias, así como viajar alrededor de 15 países para hacer showcookings. “He tenido la oportunidad de ser el primer chef ecuatoriano en abrir un restaurante en Shanghái, junto a una socia, ofreciendo comida ecuatoriana y latinoamericana. También pude ir a Estados Unidos para crear platos y de presentar un proyecto gigante en Ecuador, recorriendo todo el país para promover productos no tradicionales”.
Actualmente, es el chef y director de desarrollo corporativo y franquicias del Grupo Perla del Pacífico en Madrid.
“En otra carrera, uno se queda muchas veces en un solo lugar, pero en la cocina he conocido sitios espectaculares. Recuerdo una cena única en el mundo, donde realicé una dieta kosher ecuatoriana en Tel Aviv con toda la publicidad en Medio Oriente. No me puedo quejar de ser cocinero, además de que me gusta comer”.
No obstante, alcanzar el éxito en una profesión a veces implica hacer muchos sacrificios, que incluso dejan marcas dolorosas. “Sacrifiqué a mi familia por la ambición profesional, lo cual me costó mi matrimonio y la relación con mis hijos. Recuerdo que cuando me fueron a visitar a China, ni siquiera mi hija pequeña me reconoció. No sabía quién era”, expresa.
Y ya en la cúspide de su trayectoria, ha intentado corregir aquellas cosas. Pero sobre todo, rememora con satisfacción que sus padres con el tiempo comprendieron sus decisiones y se sintieron orgullosos de verlo triunfar en lo que realmente disfrutaba. “Un día mi madre me llamó llorando a pedirme disculpas. Había visto un reportaje que me había realizado una revista en Ecuador. Por fin comprendió que este era mi camino y no la arquitectura”, expresa.
Miguel afirma con convicción que Ecuador destaca por su camarón. Por su experiencia, dice que siempre se lo piden porque “vuelve locos a todos”, y considera que el país debería abanderarse de eso. “Viajo por todos los países de Europa haciendo catering y siempre llevo camarón ecuatoriano porque es el mejor del mundo, con platos como ceviches, encebollado mixto, empanadas verdes rellenas y encocado de camarón. Es el top en calidad y es el más cotizado en Asia”.
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Leer másMonar sueña con cerrar su carrera con un restaurante pequeño que atienda a 6 u 8 comensales diarios. “Hacer una cena todos los días, pero con una cocina muy creativa del mundo, brindando una experiencia única”. Con su dedicación y talento, el chef espera convertir su sueño en una realidad y dejar una huella en el mundo culinario.
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