La baja demanda y el mal clima debilitan la oferta exportable
La venta de camarón, atún y cacao tiende a desacelerarse. Un menor consumo externo y problemas de producción pintan un año complicado
El 2023 no aparenta ser un buen año para la exportación no petrolera. La principal fuente de ingreso de divisas al país tiende a debilitarse con una desaceleración en las ventas, afectadas por un menor consumo externo, una reducción de precios en productos claves y menores envíos, debido a una menor producción.
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Leer másSegún cifras del Banco Central del Ecuador (BCE), este comportamiento comercial se palpa en las estadísticas más recientes, de enero a abril. Hasta el cuarto mes del año, las ventas no petroleras llegaron a sumar $ 7.370 millones, y si bien eso significó un 4 % más, se trata de un crecimiento mucho menor al alcanzado en igual periodo del año pasado (30 %). En esto está teniendo gran incidencia la venta de camarón, hoy la oferta de mayor peso del país.
Hasta abril las exportaciones acuícolas llegaron a $ 2.485 millones. Eso significó solamente un 4 % más, que no compensa el número mayor de toneladas que en ese mismo periodo se tuvieron que enviar (19 % más).
José Antonio Camposano, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), sostiene que esa disparidad se explica por la disponibilidad de inventario que aún tienen compradores externos, tanto de China como de EE. UU., que no se animan a adquirir mucho más producto, por una menor proyección de consumo en esos mercados. Esto, dice, ha llevado a que los precios que se pagan bajen hasta $ 0,70 por libra, lo que sumado a un mayor costo para producir le estaría restando a esta industria rentabilidad y liquidez: hasta $ 1.000 millones.
Los representantes del sector productivo señalan que la situación actual podría agravarse con la llegada del fenómeno de El Niño. Por ello se anticipan a pedir al Gobierno medidas para contrarrestar este impacto. Las cifras del BCE ya hablan de un decrecimiento de las ventas de atún y pescado, como una primera consecuencia de este fenómeno.
Entre enero y abril, estas alcanzaron los $ 109 millones, una baja del 32 % que se atribuye a las menores capturas que están generando las altas temperaturas del mar, que provocan una migración de peces a aguas más profundas. Las pérdidas podrían llegar hasta los $ 160 millones.
En el caso del cacao, los resultados aún son positivos (un 6 % más hasta abril), pero las proyecciones de exportación hasta finales del año no son alentadoras. Iván Ontaneda, presidente de la Cámara de Cacaoteros del Ecuador (Anecacao), indica que difícilmente se repetirán este año las exportaciones récord con crecimientos a doble dígito del 2022.
Si el año pasado se vendieron 415.000 toneladas de cacao, en un contexto de fuerte invierno, han tenido que bajar esa proyección hasta 380.000 toneladas. Las lluvias severas, explican los expertos, causan pérdida de floración cuando son extemporáneas y la floración de mitad de año ya ha tenido un impacto. Adicionalmente, un invierno fuerte y continuo expone a los cultivos a más plagas y enfermedades. Ontaneda cree que con ese panorama, los efectos negativos para este año podrán verse sobre todo en la pérdida de calidad del cacao, pero en el 2024 podría incluso hablarse de una pérdida de productividad.
El sector camaronero es uno de los más amenazados, pues con la mitad de sus piscinas en lugares que tienden a inundarse, el riesgo mayor está en la destrucción de su infraestructura.
A diferencia de 1998, la economía ecuatoriana es mucho más dependiente del camarón.
Camposano prevé que las consecuencias económicas podrían ser mayores, pues a diferencia del fenómeno de El Niño de 1998, hoy la economía ecuatoriana es mucho más dependiente de la industria camaronera.
“Hoy, uno de cada cuatro dólares que exporta Ecuador, incluyendo al petróleo y minería, proviene de la actividad acuícola. Si esta se afecta, se afecta el 25 % de las exportaciones totales del país”.
El dirigente, quien también preside la Corporación de Gremios Exportadores del Ecuador (Cordex), expresó su preocupación ante el riesgo de que nuevas medidas gubernamentales puedan afectar la competitividad del sector. Al Gobierno le pide que no se excluyan las subpartidas arancelarias relacionadas con materias primas, insumos y bienes de capital utilizados en estas cadenas de producción, de la lista de subpartidas con beneficio de crédito tributario por el pago del impuesto a la salida de divisas (ISD). Cualquier eliminación, dice, generaría incrementos en los costos de producción, afectando aún más la situación del sector exportador.
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Leer másLuego de un 2022 malo, la industria bananera experimenta una mejora en ventas. Aun cuando este sector ha sufrido problemas en la firma de contratos internos en la compra de fruta, la industria logró exportar 1.388 millones de dólares, un 14 % más.
José Antonio Hidalgo, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Banano del Ecuador (AEBE), explica que ese buen resultado “se debe a un incremento de precios y demanda en algunos mercados europeos y otros países, como EE. UU. y Rusia. De cierta forma, esto podría ser resultado de todo el trabajo gremial que se ha hecho para que los supermercados paguen un mejor precio”, dijo. A diferencia de otros productos, esta fruta es vista como un alimento esencial y su bajo costo motiva su consumo.
No obstante, Hidalgo sostiene que ese crecimiento del 14 % aún debe “tomarse con pinzas”, pues las cifras reportadas por el BCE son superiores a las exportaciones reportadas hacia EE. UU., “un problema que no es menor, por el impacto en volumen”.