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Microcrédito
La colocación de microcréditos se reduce en el país.Aarchivo

Bancos dejan de colocar más de $ 500 millones en microcréditos

Las tasas de interés y la situación económica del país, las culpables. Los micrempresarios buscan alternativas 

En los últimos nueve años, las instituciones financieras del país han venido entregando menos crédito a las pequeñas empresas, sumando perjuicios en su rentabilidad y empujando a los microempresarios a tomar otras alternativas para sostener sus negocios, las cuales muchas veces les resultan contraproducentes.

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De acuerdo con datos de la Asociación de Instituciones de Microfinanzas (Asomif), que tiene alrededor de un millón de clientes microempresarios, y del Banco Central del Ecuador (BCE), entre enero y julio de este 2024, entre todos los bancos privados y cooperativas del país se entregaron 3.580 millones de dólares en microcréditos. Esta cifra significó una caída importante de microcréditos del 14 % en relación con el mismo periodo del año 2023, cuando se entregaron $ 4.164 millones, afectando así las expectativas al alza por un ligero incremento entre 2022 y 2023 de la colocación de estos préstamos.

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Patricio Chanaba, presidente de Asomif, explica a EXPRESO que el techo a las tasas de interés, que por normativa deben establecer los bancos y cooperativas en Ecuador, ha desincentivado la colocación de capitales en nichos de mayor riesgo. “Debido a los techos, tanto cooperativas como bancos han sido más selectivos en la emisión, pues los costos no alcanzan a cubrir las tasas oficialmente establecidas”, dice el vocero.

Actualmente, la tasa de interés para los microcréditos es de alrededor del 25 % y para el crédito productivo es del 18 % (los créditos más solicitados). Porcentajes que no les son suficientes a las financieras locales, según indican, con respecto a los costos que deben pagar a sus prestamistas en el exterior. “El crédito es un bien y para otorgarlo se generan costos. Pero si los costos son más altos que las tasas, simplemente no se da el crédito”, explica Chanaba.

Según el INEC, el 95 % de las compañías que hay en el país son microempresas: negocios que venden hasta 300.000 dólares al año. David Vera está al frente de una de ellas. Este quiteño, que junto a su familia es propietario de una ferretería, indica que los bancos le han negado varias solicitudes de microcréditos en el último año, por lo que ha debido valerse de familiares para sacar otro tipo de préstamos. Y en casos extremos, ha tenido que vender algunas propiedades para sostener su negocio.

“Últimamente no nos están ayudando los bancos. Cada vez es más difícil y hemos tenido que valernos hasta del capital que tenemos invertido, como la venta de departamentos”, le revela a EXPRESO.

El problema de la desaceleración de los créditos con fondeo externo viene al menos desde el año 2015. En una comparación, para analizar el estado de la situación que hace la Asomif, entre los periodos 2009-2015 y 2016-2022, se refleja que se dejaron de entregar 2’272.831 de préstamos a este segmento denominado minorista, pues de las 3’455.154 operaciones otorgadas en el primer período, estas cayeren a 1’182.323 en el segundo.

Y es que ante la posibilidad de que un negocio no resulte rentable, las entidades financieras han optado por dar la mayoría de estos créditos a las microempresas más grandes, porque tienen mayor capacidad de pago. Y así han venido abandonando a los negocios más pequeños, que en su búsqueda por sobrevivir llegan a enfrentarse con el chulco y la corrupción.

Mariano Herrera, propietario de una distribuidora de lácteos, le cuenta a este Diario que después de que el banco le rechazó un microcrédito, se contactaron con él varias personas que son intermediarias entre las instituciones financieras y los clientes, a cambio de un porcentaje.

“Me decían que me ayudaban a sacar el crédito, pero que por cada $ 10.000 de préstamo debía darles $ 2.000. No era justo porque al final yo tenía que devolver los $ 10.000 más los intereses. Esa propuesta me la hacía gente que trabaja en los mismo bancos”, denuncia.

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Tanto Vera como Herrera aseguran que no han pisado la cancha del chulco, porque hoy en día, indican, además del peligro natural que proyectan y de sus tasas de interés que pasan del 20 %, también hay que entregar a estos prestamistas informales prendas como joyas y hasta casas a modo de garantía.

Esta baja en la colocación de préstamos a microempresarios podría empeorar por los frecuentes apagones eléctricos en este mes de septiembre en el país. Valeria Llerena, directora de la Red de Instituciones Financieras de Ecuador (RFD), sostiene que las más afectadas por los cortes de energía son las microempresas, que suman pérdidas (por ejemplo, restaurantes, heladerías y negocios que manejan otros productos perecibles) y deben incurrir en gastos extras por la compra de generadores de energía, por ejemplo.

“Hay muchos microempresarios que dependen de la luz para sus negocios. Pero los apagones harán que bajen sus ingresos, que no tengan para pagar sus deudas y que se endeuden tanto que ya no pueden acceder a nuevos créditos”, detalla.

ORIGEN DE LA DESACELERACIÓN

La desaceleración de microcréditos tiene su origen en la inflación de la economía, sobre todo en Estados Unidos, donde las instituciones financieras de Ecuador hacen la mayoría de sus préstamos. Ese país norteamericano aumentó desde hace poco más de dos años las tasas de interés de los préstamos que otorga, encareciendo el crédito que da a nivel internacional. Esto, indica Chanaba, sumado al riesgo país de Ecuador y la eliminación desde hace un año de la excepción para el pago del Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) a las instituciones financieras locales, encarece los préstamos.

Para salir de este problema, Asomif, como gremio, ha pedido a las autoridades que se adopte de forma urgente un plan de contención que contemple, entre varios puntos, la revisión de las tasas de interés. “Yo creo que una tasa que puede cubrir mínimamente los costos es del 30 % en los microcréditos”, plantea el vocero.

MOROSIDAD ALTA

Otro problema con el que lidian los bancos en la actualidad es la morosidad de los créditos, especialmente con el microcrédito, el que tiene la tasa de interés más alta, con alrededor del 25 %. Esto, según la Asomif, porque es un segmento sin información de balances, ausencia de garantías, historial crediticio desfavorable, alta tasa de migración a otro tipo de negocio o de desaparición, además de ser sensible a los shocks de la economía.

PORCENTAJE DE COLOCACIÓN

La participación del microcrédito minorista en la colocación del microcrédito total de enero a julio de los años 2021, 2022, 2023 y 2024, fue del 4,4 %; 5,6 %; 6,0 % y 21,3 %.

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