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Cultivo. Hace cinco años, Vilma Peñaherrera dejó la producción de leche por la de café. Cultiva granos orgánicos de tres especialidades en el sector de Nanegalito.GUSTAVO GUAMAN / Expreso

El Café de Quito quiere internacionalizarse

Los agricultores del noroccidente de Pichincha aspiran a colocar el aroma de sus pepas en los mercados europeo y norteamericano

En 2016, cansada de luchar contra las pérdidas inevitables, Vilma Peñaherrera cambió la leche por el café. Tras veinte años de intentar sacar a flote su finca, la Casa Rumisitana, con resultados desalentadores, sembrar otro producto no le pareció el fin del mundo.

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“La leche no daba, no era rentable y decidí aventurarme a ver qué pasaba con el café. Otros productores, vecinos, ya se habían sumado, y quería ver si quizás obteníamos mejores resultados”, recordó. Desde entonces, ha sumado al cultivo de Típica, la variedad con la que empezó, las de Caturra y Borbón. Su producto ya se vende, en pequeñas cantidades, en el extranjero.

El caso de Vilma es parecido al de otros 159 productores de seis cantones del noroccidente de Pichincha que apostaron por el café en tiempos de crisis y que ahora buscan internacionalizarlo. Así lo explica Diego Recalde, técnico de cafés especiales de la Agencia de Promoción Económica ConQuito, entidad que impulsa el cultivo en la región.

“Vimos que el café funcionaba en la región y decidimos, junto al ministerio de Agricultura y la prefectura de Pichincha, apoyar a los agricultores. El noroccidente de la provincia se encuentra en una zona privilegiada, una zona de biosfera colindante con el Chocó Andino, que le da al producto de esta región un sabor muy especial”, señaló.

Anualmente, se producen 5.000 quintales en este sector y se generan ventas de aproximadamente un millón de dólares. Unas 2.000 personas laboran en la cosecha (regular y traviesa).

Hace un par de años, la entidad empezó a impulsar el cultivo de café de especialidad, que a diferencia del producto industrializado, puede costar entre $ 3 y $ 6 la libra. Actualmente 400 hectáreas de Nanegal, Nanegalito, Pacto, Guayllabamba, Gualea y San José de Minas se dedican a la siembra de ambas variedades.

El café de especialidad, agrupado por la entidad municipal bajo la marca ‘Café de Quito’ ha logrado hallar compradores en Alemania, Estados Unidos, Suiza y Australia en los últimos dos años. Pero aún falta mucho por hacer.

“Localmente tenemos un reto enorme, pues el 95 % de las cafeterías de la capital, venden café colombiano o peruano. Las que sí venden café nacional usan el producto lojano o que proviene de Carchi. Afincar el consumo del café de Pichincha es una de nuestras metas a largo plazo, pero ahora, con el cierre de una gran cantidad de cafeterías y restaurantes a raíz de la COVID, se ha hecho más difícil”, subrayó Recalde.

La pandemia también afectó la salida del producto. En julio, a través de una alianza con Café Aromas del Ecuador y la Fundación Conservación y Desarrollo, se acordó la venta de 45 costales de café que se habían quedado sin comprador. “La situación con el coronavirus nos ha golpeado a todos. Nuestra prioridad por ahora es que los agricultores logren sacar todo su café y puedan pagar salarios y comprar insumos”, dijo.

Sin embargo, la mirada de la entidad está puesta fuera no solo por las dificultades en la distribución dentro del territorio nacional, y la afectación por la pandemia, sino por el bajo consumo de café que se registra a nivel interno. Mientras que en Ecuador una persona consume un promedio de 0,7 kilos de esta bebida al año, en países como Estados Unidos y Francia, esta cifra es de aproximadamente siete kilos.

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El objetivo para ConQuito entre este y el próximo año, es lograr la venta y exportación de al menos siete toneladas de las variedades de especialidad.

Para ello, trabaja junto al ministerio de Agricultura, a contracorriente para certificar a los productores en las Buenas Prácticas Agrícolas, normativa que regirá de manera obligatoria a partir de 2021.

Para el café, esto incluye la señalización de los lotes y requisitos higiénicos en el procesamiento del producto, entre otros parámetros.

A esto se suman iniciativas como ‘Embajadores de café’, un programa que desarrollarán con empresas privadas que actúen como anclas para la marca, y con ProEcuador.

“Queremos que este año sea el año del café del noroccidente de Pichincha. Estamos trabajando muy duro en las certificaciones, incluso capacitando presencialmente en las zonas donde no llega el internet, para que todos los agricultores estén listos para exportar. Creemos que tenemos la calidad necesaria para darnos a conocer”, agregó el técnico.

Pero no todo es color de rosa. Para Noé Salcedo, presidente de la Asociación de Productores de Café de Nanegal, también se debe trabajar en mejorar los canales de distribución y en contratar los servicios de técnicos extensionistas, con el fin de mejorar las prácticas y asegurar la siembra de un producto de especialidad que sea cotizado en el exterior.

Aún así, es optimista con respecto al futuro. “Nosotros creemos en nuestro producto, sabemos que es bueno, y confiamos en que este año y el próximo podamos darlo a conocer en el país y en Europa”.

  • El café de especialidad, una tendencia regional

La apuesta por el café de especialidad, comercializado principalmente en Europa, es una tendencia en auge en la región. Al menos un 10 % del café que se produce en Colombia, Perú y Ecuador corresponde a esta categoría.

A fines de julio, Perú obtuvo cinco millones de dólares en ventas de café gourmet a Europa en una rueda de negocios virtual que juntó a productores peruanos con compradores de Francia, Suiza, Holanda, Bélgica, Italia y Alemania. El producto se presentó bajo la marca Cafés del Perú, Especialidades Únicas, que busca mostrar las historias que están detrás de estos granos y la variedad en sus perfiles de sabor, aroma y acidez, fruto de un ecosistema de altura y un cuidadoso cultivo. Hasta 2.000 agricultores se dedican a esta siembra en el país vecino. A una cifra similar aspira llegar Ecuador hasta 2023.