El centro de Guayaquil se estanca en el rojo
En el proceso de reactivación económica, esta parte de la ciudad avanza a un ritmo mucho más lento. Quienes habitan y trabajan aquí piden ayuda estatal
Si rescatar la dinámica del centro de Guayaquil ya venía siendo un desafío de años, tras la pandemia que aún mantiene a sus malecones, los parques y muchos locales comerciales cerrados, la aspiración se ha vuelto casi inalcanzable. Luego de 118 días de restricciones, el corazón de la ciudad, que en otrora era su motor comercial, luce deprimido.
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Leer másEs miércoles, once de la mañana y uno que otro dueño de almacén o restaurante espera en la puerta, a la caza de cualquier comprador o comensal. Lo mismo hacen algunos vendedores ambulantes que caminan largas cuadras bajo la expectativa de que alguien les compre algo.
Esta parte de la ciudad parece haberse estancado en el rojo. Sus calles grises también son el escenario de negocios con frías puertas de hierro que, cerradas, indican que a este lugar la recuperación económica todavía no tiene indicios de aterrizar; esto pese a que en el norte y sur la recuperación, con semáforo en amarillo, tiende a avanzar desde mayo.
Acá ni los bajos precios logran atraer a compradores. En el intento de reanimar la venta, los dueños de locales que han insistido en reabrir han tenido que reducir los precios hasta en un 70 %. En el sector se encuentran blusas desde $ 2,50. Sin embargo, las compras están caídas hasta en un 80 %.
Deysi Burgos, comerciante desde hace 22 años, dueña de Novedades Deysi, cuenta a EXPRESO que en julio del año pasado en un día normal llegaba a vender $ 300. Ahora en esta coyuntura, apenas $ 10. Sus bodegas están llenas de mercadería y la rotación del stock ha perdido su ritmo, una situación que la obligó a despedir a sus 15 trabajadores. En su negocio, ubicado en 10 de Agosto y 6 de Marzo, ya solo trabajan ella y su esposo. Cerca de allí, en 6 de Marzo y Sucre, otro local en cambio no ha vuelto a abrir desde que empezó la pandemia.
Sobre este espejo rebota la realidad de la mayoría de los más de 5.700 establecimientos que operan con permiso en el centro de la urbe, según registros del Municipio. Es una zona que no solo debe enfrentar la menor afluencia de gente, ya que las restricciones sanitarias o la falta de dinero limitan los desplazamientos hasta el núcleo de la ciudad, sino la ausencia de habitantes. En los últimos años, quienes vivían allí optaron por migrar, abriendo mayor espacio para el comercio y el alquiler de oficinas y bodegas. “El problema del centro es ese: el hecho de que no hay un uso mixto de la zona, lo que hace que las personas vayan solo para trabajar. Es un espacio que quedó rezagado como polo de desarrollo frente a otros sectores como la Orellana, Garzota y Alborada, debido a que perdió lo más importante: las personas que vivían allí”, señala el urbanista Frank Villamar.
El centro cada vez está menos habitado, los departamentos se vuelven bodegas. Tengo una oficina en Víctor Manuel Rendón y Rumichaca que la alquilo o la vendo desde el inicio de este año.
La pandemia llegó para empeorar su situación. Las reglas municipales que mantienen al malecón Simón Bolívar cerrado, el principal motor turístico, hacen que visitar el centro sea cada vez menos atractivo. Silvia Vélez, integrante del Comité Pro Centro de Guayaquil, gremio que intenta desde el 2012 inyectar más vida en la médula de la ciudad, habla de la depresión económica que viven los más de 40 locales del cerro Santa Ana. Lejos de lo que se cree, allí no solo hay bares-cafeterías, sino restaurantes, locales de venta de artesanías, que hoy facturan cero por la ausencia de turistas. Si nadie visita el malecón, difícilmente avanzarán hasta el lugar, dice.
El Municipio se ha mostrado reacio a abrirlo por temas de seguridad sanitaria, pero hay quienes no logran entender cómo este espacio está restringido cuando otros sectores que aglutinan gente, como la Bahía, están habilitados. Los emprendedores y dueños de locales que operan en sus alrededores creen que su reapertura sería un aliciente para reactivar las ventas, sobre todo en este mes de festividad para la ciudad y por ello presionan para que el Cabildo revea su decisión y lo reabra desde el próximo miércoles 15 de julio.
Sería activar uno de los ganchos de visitas más importantes de Guayaquil y con ello ayudar a revertir las pérdidas económicas que suma la ciudad en época de pandemia, las cuales ascienden a $ 3.500 millones según estudios de la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG).
La reactivación económica en esta zona es una falacia. Es imposible reactivarnos por dos razones: difícilmente puede haber reactivación con tanta restricción y porque no se dan los incentivos económicos que se requieren.
Una mayor reapertura de espacios en la urbe, dice Nicolás Romero, director del Mercado del Río, ayudaría a la recuperación y conservación de empleos. Pero eso, admite él, debe darse aplicando estrictos controles de bioseguridad y bajo la debida conciencia de la importancia de cumplir las medidas.
Tengo un local de artesanías en la calle Numa Pompilio. Mis ventas bajaron en un 90 % en relación a julio de 2019, por falta de turistas. En esta cuadra han cerrado tres locales de pinturas, uno de helados y uno de sombreros.
Los propietarios de establecimientos ubicados en el cerro Santa Ana están a la expectativa de que el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) les permita cambiar momentáneamente el giro de algunos de sus negocios, hasta que la demanda se normalice. Por ejemplo, Vélez dice que ayudaría mucho que algunos locales que hasta antes de la pandemia funcionaban como bares y discotecas, hoy puedan hacer otra cosa, como ofrecer comida. No obstante, está consciente de que esto tampoco es una salida mientras no se impulse el consumo. Por ello, pide a la Municipalidad empezar a autorizar también actividades al aire libre, bajo ciertas restricciones y cuidados. “Quisiéramos tener un programa turístico que incluya miniferias de artesanías, de pinturas, por ejemplo. Podríamos hacerlo con aforo. De lo contrario, nada será como antes”, señala esta promotora cultural.
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Leer másPara Romero, la solución más inmediata para el centro y la ciudad en general debe ir más allá. La reapertura que encamine el Municipio está bien, dice, pero es mínima frente a la acción que debe tener el Gobierno central. No hay reactivación completa, añade, si no se ayuda a los locales que hoy tienen problemas de liquidez.
Desde hace dos meses, a nivel internacional, varios países vienen puliendo una agenda de incentivos directos. Acá, dice, no se ha dado algo parecido. “Necesitamos que se trabaje en un proyecto de ley que logre segmentar a los sectores afectados para proveer ayuda al que más lo necesita. Está bien que los Municipios reabran, pero es el Gobierno al que le toca manejar la crisis”, argumenta Romero, quien se pregunta cómo es posible que al sector de restaurantes, que este año prevé vender un 40 % menos, se le insista en cobrar un anticipo del Impuesto a la Renta, cuando se sabe que este año no tendrá ganancias.
Como solución a largo plazo hay quienes, como Villamar, promueven la reducción del costo del uso de suelo, para atraer nuevas inversiones y con ello devolver el encanto a esta parte de Guayaquil.
- CINTHYA VITERI: "EL MALECÓN NO SE ABRIRÁ ESTE 25 DE JULIO"
La alcaldesa de Guayaquil explica cómo se lleva a cabo el proceso de reactivación de la ciudad y cómo lo visualiza para los próximos meses.
- ¿Cómo se está dando la reapertura del centro de la ciudad? Existen dueños de varios negocios que están desesperados porque aún no pueden abrir y reactivarse.
- El amarillo lo estamos evaluando todos los días y semana a semana, con los reportes de los contagios, camas libres, las UCI. Cerramos el Centro de Convenciones, pero no podemos descuidarnos. En semáforo amarillo se requiere tener más cuidado que en semáforo rojo por una sencilla razón: en rojo todos estábamos en casa, estábamos más cuidados; ahora estamos en la calle, entonces necesitamos mayores cuidados.
- Se viene el 25 de julio y los dueños de negocios están deseosos de que esta reactivación empiece a darse con esta fecha.
- Los malecones, los parques, los bares, juegos de niños, centros de tolerancia, nada de eso se abre en este mes. Cuando terminemos el mes de julio, nosotros haremos muestreo semana a semana y veremos cómo está Guayaquil y hacia dónde se dirige el virus.
- ¿Sigue sin haber fecha para un cambio de semáforo?
- Por lo pronto podemos decir que todo el mes de julio seguirá siendo amarillo y que Guayaquil no tiene fecha para el verde, para nada. Este mes es el de las fiestas de Guayaquil, sí, pero si yo abro el malecón eso sería un caos. No solo guayaquileños vendrán, sino gente de otras partes. Entonces los malecones, con todo el dolor de mi alma, estarán cerrados para el 25 de julio.
- Existe la sensación de que hace falta un plan de reactivación. ¿Cómo se impulsará esto desde el Municipio?
- Si bien el 25 seguirán las restricciones, esa fecha será la ventana al futuro de Guayaquil. Nosotros tenemos una ventana al futuro, el 25 de julio. Vamos a corto plazo a hacer peatonal la avenida 9 de Octubre. El segundo día que la haremos peatonal será el domingo 26 de julio. A lo largo de la avenida habrá clínicas móviles para el que lo necesite, pruebas rápidas, el carro de las ecografías y otros servicios médicos. Será una ventana al futuro y para ello ya hemos aprobado algunas ordenanzas. Una de ellas permite que los restaurantes puedan tener mesas afuera, de una manera tal que sean hermosas, uniformes; que puedan tener cantantes, músicos entreteniendo a la gente. Habrá la ciclorruta, que está pensada en 100 km y empezamos ya por fases. En esa misma 9 de Octubre verás las mesitas, las ciclorrutas, verás patines, ‘scooters’ y los carros que venden comidas, los ‘food truck’, estos ahora ya tendrán permiso para estar en Guayaquil. Tenemos que rehabilitar nuestra esencia, que es el comercio.
- ¿Para cuándo estarán listos los créditos anunciados?
- En dos semanas ya podemos arrancar con la emisión de estos préstamos. En total serán $ 50 millones, con montos de entre $ 5.000 y $ 10.000. Bajo la condición de que el dinero se utilice para pagar a los empleados, al Seguro Social y que se emplee para la reactivación de negocios, restaurantes, bares, gabinetes. Será para todos los que han tenido problemas, los que tuvieron que cerrar sus puertas por este tiempo. LZR