Cuando el confinamiento se lleva los días picos en ventas
La restricción es para todos, pero golpeará a negocios que generan hasta el 80% de sus ingresos el fin de semana. Peluquerías, talleres mecánicos, tenderos de barrio están en la lista
“Siento dolor por no poder trabajar”. Esa es la primera frase que Ramy Millán soltó la tarde de este viernes 23 de abril, luego de calcular los $ 150 que dejará de vender solo el fin de semana. Ni este sábado ni el domingo, a una de las veredas de la Alborada, su carretilla para vender el pollo rostizado y las papas fritas con las que mantiene a su familia. Como millones de ecuatorianos está obligado a cumplir con el nuevo confinamiento que se retoma por los rebrotes de contagios por COVID.
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Leer másPara él y para decenas de dueños de negocios no se trata de cualquier medida. Esta vez la restricción está vetando los días claves para recuperar las pérdidas acumuladas de la semana. En la lista también están los salones de belleza, los talleres mecánicos y las tiendas de barrios, que sin opción a poder recurrir al delivery (entregas a domicilio) estiman que, entre este sábado y domingo dejarán de percibir hasta un 80 % de sus ingresos.
El Gobierno decretó el pasado miércoles un estado de excepción que, entre varias medidas, dispone un toque de queda absoluto para los fines de semana hasta el 20 de mayo. La restricción rige desde esta noche y se extenderá hasta las 05:00 de este lunes, día en la que las actividades volverán a retomarse, pero hasta las 20:00. Dejar de operar, dicen, es contar pérdidas seguras, pues el giro de negocio que tienen, ha impedido a la mayoría reprogramar sus citas. “Los clientes que nos visitan los sábados y domingos no son clientes que han sacado una cita previa, simplemente son personas que vienen porque pueden hacerlo esos días. Los demás días tienen que trabajar”, dice Jairo Gómez, gerente de Multijairos S.A., una firma que vende accesorios y piezas para carros que en un fin de semana normal atiende hasta 50 personas. Eso, en dos locales, representará, dice Gómez, dejar de facturar hasta $ 14.000.
En una situación parecida está Johanna Osorio, miembro del salón de belleza Majestic, ubicado en los Ceibos. Solo para este sábado, tenían programadas 8 visitas, de las cuales solo dos pudieron reagendarse entre semana. En su caso, encerrarse un fin de semana le significa hasta $1.500 menos en producción.
El confinamiento exceptúa a los negocios de oferta de alimentos y medicinas que podrán seguir trabajando a través del servicio de delivery; no obstante, esta no es una salida atractiva para ciertos restaurantes como Planta Baja. Ariana Zea, administradora de la planta baja del lugar, menciona que el cierre definitivo acabará por eliminar esos $ 300 que venían facturando los fines de semana, una cantidad que ya de por sí era bajísima si se compara con los $ 10.000 que alcanzaban previo a la crisis sanitaria que viene afectando al país y al mundo más de un año. “Antes teníamos 20 empleados, ahora solamente está un cocinero, un bartender y yo. No estamos empleando ni el 50% del personal de antes”, dice.
Las entregas a domicilio tampoco son una opción para los tenderos de cada esquina que, por su condición no les es rentable intermediar sus entregas a través del delivery. “Hemos tratado, pero no hay ganancia así porque nos toca bajar el valor de los productos para que la gente compre”, dice Boris Loor, propietario de una tienda de la Alborada que solo entre hoy y mañana estima que dejará de facturar $ 800. “Y eso es terrible porque cómo llegamos al mes, tenemos que pagar arriendo, luz, agua”. Por ello su pedido a las autoridades para que acorten la duración de esta medida. “No debería ser un mes, sino solo 15 días”.
El lamento por la toma de estas decisiones es general porque, dicen, no miden el impacto económico que esto representa. Y aunque por los picos de contagios, algunos las creen necesarias, no dejan de recriminar al Gobierno que todo lo que se vive ahora es consecuencia de una política de control sanitaria que en el país se ha tomado de forma improvisada.
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Leer másAsí como deberán improvisar ahora su forma de trabajo. Unos esperarán que la tormenta pase, pero otros como Rammy ya se ingenian la forma en cómo no dejar de generar ventas, “porque de algo hay que seguir viviendo”. Desde el lunes, dice, venderá sánduches y batidos desde las 06:00. El pollo y las papas fritas ya no es una buena alternativa, pues su mayor demanda estaba en las noches, a partir de las 20:00, justo la hora en el que el toque de queda lo obliga volver a casa.