Los cortes modifican hábitos y agravan niveles de consumo
Un estudio de Ipsos revela la tendencia de hogares de evitar comprar productos de refrigeración
La población está consumiendo menos alimentos y entretenimiento tras los apagones eléctricos prolongados que no cesan desde septiembre pasado. Así lo indica un reciente estudio realizado por la multinacional de investigación de mercados, Ipsos Group S.A.
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Con una muestra de 1.000 personas, de entre Quito y Guayaquil, la encuestadora ha medido el impacto de la crisis energética en los hogares.
En una pregunta del sondeo sobre qué gastos de bienes, productos o servicios ha tenido que disminuir la ciudadanía en esta coyuntura, la respuesta que más se dispara, en un 42.5 %, es la reducción de la compra de alimentos en general.
Christian Wahli, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab) lo corrobora e indica que, de acuerdo a las compras, las familias están optado por no acumular stocks de productos que se pueden dañar ante su necesidad de refrigeración. “Ya no están comprando para la semana, sino para el día a día”, menciona.
En otra pregunta de la encuesta, la ciudadanía efectivamente confirma el cambio de hábito en las compras, ahora compra menos y adquirie productos que va a utilizar en el momento.
Un cambio que ya se siente en las perchas. Rubén Salazar, gerente corporativo de Corporación Favorita que maneja los supermercados de Supermaxi y Megamaxi, detalla que tras los apagones el volumen de compra es menor y la frecuencia mayor. Además, menciona que el cambio de hábito ha sido considerable en perecibles, cuya demanda ha aumentado, y en refrigerados, cuya venta ha bajado. Sin embargo, añade, en bebidas el cambio no ha sido significativo.
Wahli indica que este cambio está perjudicando “seriamente” a todo el sector agroalimentario, desde las empresas industrializadoras, tiendas hasta el trabajo en el campo, por lo que no solo hay caída de consumo sino de producción. “Un ejemplo es el sector de la leche. Los cortes de luz impiden un libre acceso a la refrigeración de la materia prima. Después hay problemas para coordinar la producción lechera con la disponibilidad de energía en las fábricas y luego hay problemas en la distribución, por la inseguridad, hay zonas en las que la industria ya no va”, indica.
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Y es que señala el vocero de Anfab que, para este cambio de hábito, además de los apagones, ya estaba el factor de la inseguridad. Un problema que, junto al desempleo y la crisis energética, según la encuesta, encabeza las principales preocupaciones de la población y que ha empujado, dice Wahli, al cierre de 44.000 tiendas de barrios en lo que va del año.
Que el problema no solo es de reducción de consumo, sino de producción, también lo señala Salazar. “Por un lado el cambio de hábitos de los consumidores y por otro, las empresas productoras tienen complicaciones en la fabricación y producción y por ende hay problemas de desabastecimiento de productos”, asegura.
La segunda y tercera gran reducción de consumo que ha hecho la ciudadanía, según la encuesta, tiene que ver con salir a comer fuera de casa y con salidas a lugares de entretenimiento. Aquello ha provocado que la mayoría de restaurantes, bares y discotecas tengan pérdidas de hasta el 50% de su facturación normal, según explica a este medio Carlos Barrezueta, presidente de la Asociación de Restaurantes del Guayas (Asorest). “Los que menos han perdido han sido un 20% de sus clientes. La mayoría de los restaurantes y restobares han sido perjudicados por la crisis energética”.
No obstante, el vocero del gremio de restauranteros señala que, por otro lado, aunque en un porcentaje menor, hay locales que han podido mantener su oferta y demanda al equiparse con generadores de energía. “Los que han podido invertir y los que están en centros comerciales y plazas lo han logrado, porque nos hemos dado cuenta que la gente tampoco quiere quedarse en su casa sin luz, también quiere salir”, detalla.
CAÍDA DE LA ECONOMÍA Y AUMENTO DE DESEMPLEO
El analista económico Larry Yumibanda, indica que la encuesta de Ipsos confirma una vez más lo que los sectores de la producción han venido advirtiendo y reclamando: pérdidas de hasta $20 millones de dólares por cada día apagón.
Además, visibiliza que, de continuar la crisis eléctrica, el panorama irá siendo peor. “Esta desaceleración del consumo y la producción va a generar una caída de la actividad económica que ya comienza a generar estragos de una profundización de la recesión. Estamos al borde de una crisis económica que va a incidir en las finanzas del Gobierno”, indica.
Yumibanda también indica que esta caída del consumo y producción llevará a una pérdida del empleo que se verá reflejado más adelante. Y Anfab advierte que la industria alimenticia será de las más afectadas en ese punto, ya que apenas un 20 % de las empresas fabricantes de productos tienen el equipamiento necesario para hacerle frente a la crisis energética.
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