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Mutación. Desde septiembre del año pasado, el Bankers Club readecuó los espacios que utilizaba para hacer eventos, para atender la demanda de emprendedores y ejecutivos.JUAN FAUSTOS / EXPRESO

Coworkings: una salida para los que no pueden pagar alquiler

Se reactiva la demanda de estos espacios comunitarios, ante la imposibilidad de conservar oficinas costosas. El arriendo de estas últimas    decrece un 30 %

La reactivación económica en el país avanza a cuentagotas y, en contraste, incrementa el desánimo de quienes se animan a volver a alquilar despachos y oficinas para impulsar sus negocios. En plena crisis, los costos de alquileres continúan siendo altos, por ello trabajar desde casa es una opción, pero recurrir a los ‘Coworkings’, o espacios de trabajo comunitarios,  es cada vez una vía más frecuente.

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Tras la cuarentena, que les obligó a cerrar sus puertas, los coworkings han vuelto a la carrera y esta vez para cazar las oportunidades que deja la coyuntura económica.  Algunas firmas han inaugurado nuevas sedes, otras han decidido dar un giro a su negocio para aprovechar una mayor demanda. Uno de los más recientes es el Bankers Club que desde septiembre pasado decidió transformar los amplios espacios que destinaba a fiestas y eventos, en una hilera de cubículos individuales que hoy alquila a quienes buscan trabajar en un espacio organizado, tranquilo, pero económico y con otros beneficios. Anna Tapia, jefa de relaciones públicas de la firma, sostuvo que aunque la oferta lleva meses, la demanda viene tomando fuerza desde enero.

“Por mes estamos recibiendo a tres emprendedores o ejecutivos jóvenes, sobre todo abogados, que actualmente no tienen una oficina propia. Esta fue una forma de ofrecer algo nuevo y una forma de mantenernos como club porque la parte de los eventos que teníamos se vio fuertemente afectada”, dice Tapia quien explica que para acceder al servicio, los interesados deben hacerse miembros con el pago (por una sola vez) de $ 200 y una cuota mensual adicional de $ 189. Con este último valor,    el usuario no solo accede a un escritorio sino a los otros beneficios que otorga el club (spa, gym, peluquería, bar, cafetería y salas de eventos).

Hay empresas que tienen a muchos empleados en teletrabajo, por ello no les conviene seguir alquilando grandes espacios. De ahí que el coworking es una opción.

Christian Cordero
Propietario de AsertivaLab

La competencia es fuerte, y entrar a este mercado y mantenerse, reconoce Aldo Arellano, cofundador del coworking Invernadero, depende de cómo la oferta se reinvente para cubrir las necesidades actuales. La pandemia y sus efectos impulsaron aún más los planes que tenía Invernadero de abrir una nueva sede. La reactivación y la ampliación del servicio, dice, ha llegado con mayor apertura. Si antes quienes requerían alquilar estos espacios eran trabajadores independientes o ‘freelances’, hoy también están las Pymes y empresas grandes. “Se trata de un segmento que   antes no estaban interesados en coworking y que ahora sí lo están. Lo que estamos viendo es que existe una resegmentación”, dice Arellano miembro de esta firma que tiene membresías que van desde los $ 75 hasta los $ 1.100. Otra novedad tiene que ver con el tiempo, si antes alguien contrataba un coworking lo hacía por una semana o semana y media, hoy los convenios son de un mes y más.

Hay muchos negocios que aún no se reactivan del todo y por ello la demanda de oficinas sigue caída. Estimamos que esta ha descendido entre un 25 % y 30 %.

Sue Murillo
presidenta de la Asociación de Bienes Raíces

Sue Murillo, presidenta de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces del Guayas, menciona que este redireccionamiento de la demanda alimenta la caída del 30 % que tiene    el alquiler de oficinas en la ciudad. Ella atribuye este comportamiento a dos factores. “Por un lado está quien prefiere estos lugares para disminuir gastos. Al ser espacios comunitarios, donde comparten uno o más negocios, es más económico. Por otro lado lo hacen porque la carga de empleados que tenía una empresa ha disminuido, muchos de ellos están en Teletrabajo entonces ya no requieren de grandes espacios”.

Invernadero. Funciona en un edificio de dos pisos, ubicado en Urdesa Central. Nació en enero de este año. Actualmente se trabaja en incrementar los servicios que tiene el lugar.

‘Coworking’ un espacio para trabajar y crecer en comun

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En esto último coincide Chistian Cordero, fundador de Asertivalab, un coworking que opera en la ciudad desde el 2008 y que ha tenido que readecuar sus instalaciones a las nuevas necesidades. Sus membresías van desde los $ 95 hasta los $ 360, un costo que varía según el espacio y el número de escritorios que se esté solicitando y del tiempo y permanencia. A la gente, hoy en día, no solo le importa contar con espacios bien equipados (internet, impresoras, recepción, salas de espera), sino lograr un ahorro sin    que esté en riesgo el tema de seguridad.    Que el lugar aplique parámetros de distanciamientos    y los debidos procesos de sanitización, son otras exigencias.

  • SOBREOFERTA DE OFICINAS EN EL CENTRO DE GUAYAQUIL

Según la Asociación de Corredores de Bienes Raíces, el mercado de alquiler de oficinas experimenta una sobreoferta, debido al poco interés por este servicio. La zona más críticas, menciona, está en el centro de Guayaquil.

La desocupación de estos espacios se da pese a la reactivación económica de algunas actividades y pese a que la situación ha obligado a los propietarios de estos bienes a bajar los precios. Desde que empezó la pandemia, sus costos han caído un 40 %.