MR. MOROCHO
Emprendimiento. Luis Calderón y su hijo Andrés dan vida al negocio que hoy cuenta con 12 locales.JOFFRE FLORES

“En crisis, en Mr. Morocho no se llora, se venden ‘pañuelos’”

Luis Calderón cuenta la historia de casi cuatro décadas de emprendimiento, que tuvo un renacer en plena pandemia

Con 61 años, Luis Calderón Orellana aún tiene intacto en su memoria el día en que decidió abandonar su vida como vendedor informal de zapatos, para crear, en 1988, su propio negocio: Mr. Morocho, la marca que en cuatro décadas ha permitido eternizar esta bebida tradicional, que empezó vendiendo en una pequeña y rústica carretilla, pero que hoy distribuye en 12 locales de la ciudad.

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La carretilla, recuerda orgulloso, la construyó él mismo. ¿Con qué capital inició todo? No atina a dar una cifra, pero está seguro de que apenas le alcanzó para comprar la materia prima, 100 vasos y tarrinas. Su primer galón se vendió todo, cuenta emocionado. Fueron familiares y amigos quienes le dieron el aval para iniciarse en esta ruta empedrada, pero gratificante de emprender.

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Calderón inició solo en una esquina del parque La Victoria de Guayaquil. Hoy da empleo a 41 personas, contando a sus cuatro hijos, la segunda generación que se ha impuesto el reto de impulsar el negocio, de la mano de innovación y diversificación de productos.

Andrés Calderón, el hijo menor de Luis, de 29 años, y quien se desempeña como subgerente general, cuenta que es reciente el mayor involucramiento a la empresa de él y su familia. Para ser más exactos, desde la pandemia.

Fue la crisis de la covid lo que marcó un punto de inflexión para Mr. Morocho. En la época en la que miles de negocios anunciaban el cierre de sus puertas, ellos decidieron no paralizarse y buscar las formas de seguir atendiendo. “Cuando hay crisis, nosotros no lloramos; nosotros vendemos pañuelos”, afirma el fundador del negocio para indicar que para ellos el 2020 representó una enorme oportunidad para crecer. Como otros negocios, él y sus hijos tuvieron que volcarse a hacer entregas puerta a puerta, un hecho clave para dar valía al trabajo en equipo y planificar una mayor expansión de la marca.

Antes de la pandemia tenían ocho locales. A partir de ese año han abierto cuatro más y en planes está otro (Villas del Rey, La Aurora). Eso ha hecho que el volumen de producción y las ventas crezcan. Casi cuatro décadas atrás, vendían 4 litros por día de esta bebida, hoy esta cantidad supera los 400 litros.

El dueño de Mr. Morocho señala que ha sido la calidad del producto lo que los ha diferenciado en el mercado. Competir no ha sido un problema, señala, porque sabe que su oferta enamora a comensales por el sabor y la textura. Pero hacer negocios en el país, reconoce, es otra cosa. En el contexto actual de inseguridad y apagones, las ventas han disminuido hasta un 30 %, pero en un país donde se vive de crisis en crisis, se aprende a ser resiliente.

IniciosLa firma empezó a trabajar de manera formal en 1988. Su dueño empezó vendiendo 4 litros diarios de morocho. Hoy esa oferta en Guayaquil supera los 400 litros por día.

La innovación de la morochicha

Ese aprendizaje, cuenta su hijo, también ha incluido trabajar en innovación. “Luego de la pandemia fue el punto en el que nos dimos cuenta de en qué nos debíamos enfocar en el producto estrella, que es el morocho”. No solo renovaron el logo, empezaron a trabajar en otros productos como las empanadas y galletas de morocho, pan de yuca y otros platillos para acompañar la bebida.

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Ese eje continúa y este año se fortalece con nuevas ofertas: acaban de sacar la morochicha, una bebida hecha especialmente para los intolerantes a la lactosa, y en camino hay tres productos más. El sueño de expansión de este negocio familiar apenas empieza a cristalizarse, esta vez de la mano de una segunda generación que busca otras vías de éxito. Industrializar la bebida es una meta o incluso, por qué no, llevar la marca a otras ciudades del país. En mente, revela Andrés, está Cuenca.

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