D’Aron, la fábrica que da una segunda vida a los zapatos

Nacieron en Guayaquil como fabricantes de calzado, pero al terminar el confinamiento por la pandemia de covid-19, D’Aron amplió su servicio, al empezar a dar una segunda oportunidad de vida a zapatos y carteras. Así empezaron a arreglar desde marcas genéricas hasta las de alta gama, como Gucci, Saint Laurent, Cartier, Dior y Chanel.

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En los barrios existen las zapaterías que hacen arreglos, pero no de prendas de alta gama. Y no había un local con este servicio en los centros comerciales. Entonces D’Aron vio una oportunidad en este nicho.

En la actualidad los arreglos representan un 30 % de los ingresos de la empresa. Antes recibían cinco composturas por semana, pero ahora son entre 20 y 25. Los precios van desde 15 hasta 180 dólares. Han restaurado zapatos que cuestan 1.600 dólares y que son de colección, pero también calzado de todo tipo de marcas.

La empresa tiene dos puntos de venta: en Policentro y Unicentro. A estos locales los clientes llegaban preguntando si allí arreglaban calzados o carteras. Inicialmente la respuesta del negocio era que ellos eran solo fabricantes, pero luego lo vieron como una forma de tener otros ingresos, sobre todo porque se había regresado de un confinamiento por la pandemia y porque la situación económica exigía buscar nuevos ingresos.

“Pensé: Si somos fabricantes, ¿por qué no podemos dar el servicio de arreglar zapatos y carteras si tenemos maquinaria, material y personal calificado? Entre nuestros clientes tenemos personajes de la política nacional, artistas y personajes que gustan de ponerse un zapato de colección o lucir una cartera de marca de alta gama”, indicó a Diario EXPRESO Nelson Arias, director de ventas de D’Aron.

Segunda generación

Nelson Arias es la segunda generación de la empresa D’Aron. Se graduó de ingeniero industrial hace cinco años e inicio su labor como un vendedor. “Al ingresar no sabía precios, códigos, modelos, etc. Es en el proceso que aprendí todo, y empecé a hacer estadísticas, porque con datos se pueden mejorar los procesos. Esto nos ha ayudado a mantener las ventas”, dijo Arias.

Inicio del emprendimiento

La empresa tiene 30 años en el mercado. Empezó como un emprendimiento en 1994. “Mi papá, Nelson, empezó a hacer zapatos en su casa, después de que fue despedido de la compañía donde laboraba, justamente porque Ecuador pasaba por una crisis económica, en 1994. Fue cuando hubo un conflicto armado entre Ecuador y Perú”, relató.

Nelson papá migró de la provincia de Azuay al Guayas a los 18 años de edad. Su primer empleo fue en una empresa de zapatos, donde aprendió el oficio: a cortar el cuero, montaje y costura. Así, se ganó la confianza de los jefes, que lo pasaron al departamento de ventas. Cuando lo despidieron, ya había aprendido todo el giro del negocio. Entonces con un dinero ahorrado compró dos máquinas y los proveedores le dieron crédito directo por los insumos.

El fundador del emprendimiento empezó vendiendo los zapatos en El Oro y en Guayaquil, en la Bahía. Todavía no exportan, pero ya han enviado muestras de zapatos a Estados Unidos.

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