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El 8 de marzo de 1999, Jamil Mahuad para frenar la corrida de depósitos, tras la crisis de Filanbanco y Progreso principalmente, se declaró un feriado bancario de 24 horas, que duró 5 días.Archivo / expreso

Dólar, el candidato que no perdería elección alguna

El jueves se cumplen dos décadas desde que el Gobierno de Jamil Mahuad decretó la dolarización. Hay asuntos pendientes desde el sector estatal.

Cuando se habla de dolarización, los que tienen más de dos décadas de nacidos, la asocian con Jamil Mahuad, pero el génesis del sistema monetario ecuatoriano tiene otros personajes y otros bemoles: la convertibilidad que propuso Abdalá Bucaram Ortiz con asesoría de Domingo Cavallo, el famoso argentino de la fundación Mediterráneo que asesoró al expresidente ecuatoriano en el intento por frenar el alza del dólar.

La convertibilidad no era sino la paridad del dólar y el sucre, que la aplicó Argentina sin el éxito esperado y que aterrizó en Ecuador en 1996, casi 4 años antes de que patrón dólar llegue a la economía nacional.

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Desde ese año hasta el 2000 la economía ecuatoriana siguió hacia el colapso. Los ingresos de las personas se licuaban por el ascensor que habían tomado el dólar y la inflación, lo que no hacían posible mantener deudas en compras de carros, casas o para cualquier otro fin.

Entre 1997 y 1999 las exportaciones no petroleras cayeron de 3.707 millones de dólares a 2.971 millones. Pero el indicador del voraz incendio económico era el tipo de cambio.

El año 96 por cada dólar se pagaba en Ecuador 3.635 sucres y en el 99 se pagaba 20.243 sucres, pero en el mercado libre empresas y personas pagaban hasta 30.000 y 35.000 sucres por cada dólar. En minutos subía. Nadie podía controlar el billete verde:ni la intervención del Banco Central del Ecuador en el mercado de cambios, ni el alza de las tasas de interés, que sobrepasaban en 100 %.

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Es que años previos, un fenómeno de El Niño (97-98) y el virus de la mancha blanca del camarón (98-99) y la crisis del sistema financiero por los créditos vinculados de unos bancos ya cerrados (Filanbanco-Progreso) y por esos dos fenómenos, dejaron un camino que la expresidenta de la Cámara de la Pequeña Industria, Joyce Higgins de Ginatta lo catapultó bien: la dolarización.

A la primera mujer que ocupaba una Cámara de la Producción la acompañaron nueve economistas de la Costa y de la Sierra, hasta el 9 de enero de 2000, cuando Jamil Mahuad tomó la decisión: dolarizar en 25.000 sucres por dólar.

Tras la caída de Mahuad 12 días después de decretar la dolarización (luego de las protestas que lo llevaron a la caída), su sucesor, Gustavo Noboa ratificó al billete verde como moneda del Ecuador.

En el año la economía se fue ajustando. La gente aprendió la conversión de sucres a dólares y las empresas reflotaron.

A lo largo de estos 19 años los mitos que se habían creado, o que los habían creado la izquierda ecuatoriana, se derrumbaron: las exportaciones no petroleras aumentaron de $ 2.484 millones en el año 2000 a 12.804 millones en 2018 , la inflación bajó de 91 % a 0,27 %. La recaudación del IVA se multiplicó por 7 y la del Impuesto a la Renta por 18. El salario creció de 53,5 a 450 (salario más remuneraciones). Las remesas, de $ 1.317 a $ 3.030 millones

Los gobiernos no hicieron los deberes: el gasto público aumentó de $ 3.889 a más de 40 mil millones, se generalizaron y crecieron las subvenciones, no se facilitó el ingreso de inversión extranjera en la medida necesaria, ni se concretaron planes para mejorar la competitividad. El sector privado en parte cumplió, en especial los exportadores de camarón, banano, pesca, flores, cacao y de otros productos no tradicionales. Cumplió la banca que sobrevivió a la crisis.

Hoy es tan fuerte el dólar que ni Rafael Correa, con todo el poder y la propaganda, lograron volver a imprimir moneda.

En 1998, la industria camaronera estaba en su apogeo, con exportación de 114.994 toneladas métricas anuales, un monto que representaba $ 875 millones. Pero en 1999, el síndrome de la mancha blanca, una enfermedad viral que afectaba los tejidos del camarón, llegó al país. Su efecto fue inmediato. En 1999, según la Cámara de Acuacultura, las exportaciones se redujeron a 95.018 toneladas; y en el 2000 llegó a 37.707, una reducción del 60 %. Pero el efecto no se midió solo en la exportación, sino en la pérdida de cerca de 90.000 empleos directos e indirectos. En menos de dos años, el 50 % de las camaroneras paralizaron su labor. La situación llevó a numerosos empresarios a la quiebra y a la orca en el pago de sus créditos.

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    Jamil Mahuad firmó el decreto de la dolarización, pero no le sirvió. Las protestas lo obligaron a abandonar el palacio de Carondelet. Su ministro de Finanzas era Alfredo Arízaga, quien había reemplazado a Ana Lucía Armijos.EXPRESO / Archivo

El fenómeno de El Niño empezó a fines de 1997 y extendió hasta mediados del año siguiente. Deslaves, puentes caídos, cultivos anegados y 244 muertos marcaron aquellos meses en las ciudades costeras. Según datos del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno El Niño, las pérdidas ascendieron a 2.882 millones, afectando en un 14 % el Producto Interno Bruto (PIB), y provocando un retroceso de 2,8 % en la economía del Ecuador. Además de la infraestructura, un 60 % de los cultivos de ese año se vio afectado. Para afrontar el cataclismo, el Gobierno aplicó a numerosos préstamos internacionales, uno de ellos por $ 105 millones con el Banco Interamericano de Desarrollo y otro adicional.

En 1994, se aprobó la Ley General de Instituciones del Sistema Financiero. La norma, con el fin de inyectar liquidez, permitió que se liberaran los intereses y abrió el camino para que los bancos otorgaran préstamos a sus propias empresas y a sus accionistas sin mayores garantías. La normativa también limitó el margen de acción y el control que ejercía la Superintendencia de Bancos. 

La situación generó una burbuja de inversión que luego no pudo ser saneada. Entre 1999 y el 2000, más de diez instituciones financieras cerraron sus puertas, afectando a cientos de clientes. Entre ellos estuvo Filanbanco, Banco del Progreso, Banco La Previsora, Banco Unión, Banco Popular, Banco de Crédito, Bancomex, Finagro, Occidente y Azuay.

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En 1980 por cada dólar se pagaba 28,5 sucres; en 1988 eran ya 512 y en 1995 $ 2.925.EXPRESO / Archivo

La mancha blanca

Jamil Mahuad firmó el decreto de la dolarización, pero no le sirvió. Las protestas lo obligaron a abandonar el palacio de Carondelet. Su ministro de Finanzas era Alfredo Arízaga, quien había reemplazado a Ana Lucía Armijos. El superministro de la Producción era Juan Falconí y Jorge Guzmán, superintendente de Bancos.

Fenómeno de El Niño

El sucre cada minuto valía menos. Días previos a la dolarización el tipo de cambio fluctuaba cada minuto en la calle, lo cual implica que las deudas en sucres se volvían impagables porque las tasas de interés activas subían dramáticamente. En 1980 por cada dólar se pagaba 28,5 sucres; en 1988 eran ya 512 y en 1995 $ 2.925.

Créditos vinculados

Hubo marchas por la crisis financiera. El 8 de marzo de 1999, Jamil Mahuad para frenar la corrida de depósitos, tras la crisis de Filanbanco y Progreso principalmente, se declaró un feriado bancario de 24 horas, que duró 5 días. En ese lapso las operaciones se suspendieron y Mahuad decretó el congelamiento de depósitos. No toda la banca estaba en crisis.

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Joyce de Ginatta, con la tablita para convertir sucres a dólares.Guilllermo Lizarzaburo

Joyce de Ginatta. Presidió durante diez años la Cámara de la Pequeña Industria del Guayas (Capig), desde donde impulsó la dolarización de la economía ecuatoriana. Hoy es la presidenta de la_Federación Interamericana Empresarial y la Asociación Iberoamericana de Mujeres Empresarias, y del International Women’s Forum, capítulo Ecuador.

¿Por qué no apoyó la convertibilidad que proponía el expresidente Abdalá Bucaram con un dólar que estaba para el año 1996 en 4.000 sucres?

- Domingo Cavallo vino a proponer la convertibilidad a 4.000 sucres por dólar y yo dije la convertibilidad no, porque es reversible. Yo había ido a Argentina, donde me gradué y vi a mis amigas, a los 25 años de graduada. A las que le habían apostado al dólar no les había pasado nada; las que le apostaron a otras monedas, de haber sido millonarias, estaban en el parque prácticamente. Ahí dije: el dólar es el camino y por dos años le di la vuelta al tema. Fue mucho antes de Mahuad.

Recuerdo a Carlos Alberto Montaner...

- Presenté el nuevo plan económico en junio del 99. En septiembre dije que Ecuador debía dolarizarse, a 6.500 sucres. Luego se disparó. Antes, en diciembre traje Carlos Alberto al primer evento que decía, ‘Ecuador, dolarización, convertibilidad o qué’. El 21 de diciembre de 1998 se hizo el primer evento. En febrero de 1999 hice el segundo evento de 2 días y a la par Mahuad hablaba “del barco que se estrella con el iceberg”.

- Domingo Cavallo le dijo que apoyara la convertibilidad...

- Me dice, Joyce, tienes que apoyarnos con el tema de la convertibilidad y uno de su grupo me dice, “pero la dolarización es irreversible”, y le dije sí, por eso”. La convertibilidad no dura ni un mes.

- Después del congelamiento y del cierre del banco del Progreso, por los créditos vinculados hubo una marcha que la presiden León Febres-Cordero y Fernando Aspiazu...

- Nosotros salimos después con las Cámaras para que nos devuelvan los depósitos congelados. Yo hablo con las otras Cámaras para que apoyen la dolarización, pero no quisieron, ahí inventé el crespón negro y salimos 150.000 personas a las calles de Guayaquil.

Se paró en el balde de la camioneta luego de hablar con el gobernador, Guillermo Lasso...

- Subimos a la Gobernación y presentamos las 7 coherencias. De repente a lo que bajamos la gente estaba eufórica. No sé cómo fui a parar en el balde de una camioneta y empecé a escuchar ‘quememos la Gobernación’. Les dije que era una marcha pacífica y que debíamos irnos a la casa. Creo que Tania Tinoco y Pedro Jiménez me ayudaron a calmarlos.

En ese entonces, tanto el Banco Central como el FMI (Fondo Monetario Internacional) se oponían a la dolarización...

- El Banco Central era el primer opositor, no querían la dolarización, y aunque parezca mentira, también el FMI que después me pidió disculpas. Me llamó el 28 de enero (del 2000) el jefe de la misión a disculparse, él creía que los dólares iban a volar afuera. Se quedaron asombrados cuando nadie tocó el dólar el 10 de enero. El dólar estaba primero en las encuestas, todos lo querían.

- ¿El dólar salvó al país?

- Hoy fuésemos una Venezuela. Antes exportábamos miseria, pero que se basaban en devaluaciones, ahora vendemos muchísimo más.