Ecuador: 5 años intentando reordenar la billetera pública

Como un padre de familia que en cada diciembre se compromete a mejorar la economía del hogar para el año nuevo, Ecuador ha emprendido esfuerzos para poner en orden sus finanzas públicas año a año. ¿Misión imposible? Reducir el gasto público ha sido una tarea complicada en Ecuador. Este 2024 que termina, el país cumplió cinco años de ajuste que inició el expresidente Lenín Moreno en 2019, con el primer acuerdo que suscribió con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras 16 años.

(Le invitamos a leer también: Crisis energética diluye IVA al 15% y ajuste a subsidios)

Luego de tres mandatarios y tres acuerdos con el Fondo Monetario, el tamaño del gasto público sigue siendo elevado: equivalente al 40 % del Producto Interno Bruto (PIB). Esa cantidad sobrepasa los 45.000 millones de dólares. Si se lo compara con otros países de la región, el gasto público ecuatoriano es el más alto, solo superado por Brasil, según los datos más recientes publicados por el FMI.

En el último lustro el gasto público ha tenido fluctuaciones a la baja y al alza, dependiendo de los problemas que ha tenido que afrontar la nación cada año:pandemia de COVID-19, crisis energética y de seguridad; pero ha rondado el 40 % del PIB.

Las medidas de ajuste han causado problemas políticos. Movimientos sociales y partidos de izquierda se han opuesto a las estrategias y recortes relacionados con mejorar la situación fiscal, como reducir los subsidios a los combustibles.

El objetivo, según los datos del FMI, es que Ecuador pase de un gasto equivalente al 40,7 % del PIB en 2024 a uno igual al 36,1 % del PIB en 2029.

¿Por qué a Ecuador le ha costado tanto el ajuste? Para Jaime Carrera, secretario del Observatorio de la Política Fiscal, el gasto corriente ha crecido cada año, lo que limita la capacidad de inversión. El gasto total ha aumentado de forma sostenida, particularmente en rubros ineludibles. Así, los multilaterales han cometido el error de financiar déficits sin que se implementen ajustes significativos.

Según Carrera, el gasto corriente incluye sueldos, salarios, gastos operativos, transferencias a universidades, municipios y la seguridad social. Aunque constitucionalmente se priorizan inversiones en sectores como educación y salud, estas no han aumentado significativamente. Por otro lado, la inversión pública sigue deteriorándose, cayendo este año a niveles mínimos cercanos a 600 millones de dólares.

“Seguimos en la espiral de tratar de ajustar las cuentas públicas. Lamentablemente, los esfuerzos se concentran en aumentar los ingresos, principalmente mediante impuestos. Entre enero y noviembre de este año, los impuestos subieron en 2.000 millones de dólares, pero el gasto corriente creció en 1.000 millones, lo que contradice el compromiso de contención del gasto asumido en el acuerdo con el FMI. A pesar de esto, el gasto sigue creciendo más rápido que la economía”, asegura Alberto Acosta Burneo, analista económico.

En su último reporte de la consulta del Artículo IV, el análisis frecuente que hace el FMI a sus países asociados, el cual fue divulgado el jueves pasado, señala que en cuanto al gasto el Gobierno ecuatoriano se compromete “a contener el gasto corriente, respaldado por el mantenimiento de los salarios y los bienes y servicios prácticamente constantes (...)reordenando algunas prioridades de gasto para abordar la crisis de la electricidad y, al mismo tiempo, proteger el espacio para abordar la crisis de seguridad y satisfacer las necesidades sociales y de inversión urgentes”.

¿Una ‘motosierra’ para Ecuador?

En Argentina, el presidente Javier Milei recortó a más de la mitad el número de ministerios con una política a la que bautizó como la ‘motosierra’.

Según los cálculos del FMI, el gasto de Argentina pasaría de una cantidad equivalente al 37,8 %del PIB en 2023, al 32,0 % al cierre de 2024, una caída de 5,8 puntos porcentuales, más de lo que busca ajustar Ecuador en los próximos cuatro años.

¿Por qué el ajuste en Argentina ha sido rápido? Para Ignacio Labaqui, analista sénior en Medley Global Advisors, un argentino que sigue de cerca la economía ecuatoriana, “en el caso de Milei, hay algo que destaca; algunos gobiernos carecen de convicción, mientras que otros la tienen. Los gobiernos con convicción para enderezar las cuentas públicas, como (el de Guillermo) Lasso, han sido políticamente débiles. En los casos de Noboa y Lenín Moreno, sus intentos parecieron más fruto de la necesidad que de una convicción clara”.

“Además, la sociedad parece más dispuesta a aceptar medidas de ajuste después de acercarse a una hiperinflación”, concluyó Labaqui.

¿Quieres acceder a más contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBITE A EXPRESO!