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Los apagones en el país empezaron con mayor intensidad desde abril de este año.CARLOS KLINGER / Expreso

Ecuador en la oscuridad: ¿Qué le espera a la economía en 2025?

En el primer mes de apagones, las ventas del país cayeron un 20 %, esto significa $ 4.000 millones en pérdidas

El Ecuador se enfrenta a una grave crisis energética, con apagones recurrentes que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos y la productividad del país. Este problema, que ha provocado pérdidas económicas considerables y afectado a todos los sectores, deja en evidencia una urgente necesidad de soluciones estructurales y sostenibles en el sistema eléctrico.

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Marco Acuña, presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Pichincha (CIEEPI), señala que la falta de mantenimiento y la falta de previsión en la generación térmica han llevado a que, en épocas de estiaje, la demanda de energía supere la capacidad de producción. Esto ha generado apagones de hasta 14 horas en algunas zonas. Según Acuña, “si no se toman medidas urgentes como incorporar nueva generación, hacer mantenimientos en el parque hidroeléctrico y completar reparaciones en el parque térmico, las afectaciones aumentarán en 2025”.

Las consecuencias de esta crisis eléctrica son preocupantes. Juan Manuel García, experto en política económica, explica que los apagones causan un “rezago en la capacidad productiva del país” y que, al no tener la energía suficiente para operar, muchos sectores pierden competitividad. “Nos estamos acercando a una recesión económica”, advierte, especialmente si la crisis persiste hasta el primer trimestre del próximo año. García también apunta que la falta de autosuficiencia energética podría impulsar la dependencia de importaciones, generando una doble debilidad económica al depender de productos extranjeros para satisfacer la demanda local.

Fabian Chang, analista económico, complementa esta perspectiva con datos preocupantes. Señala que, si bien el gobierno ha intentado paliar la crisis mediante la compra de energía a Colombia y la contratación de generación con barcazas y termoeléctricas, estas soluciones son parches que no alcanzan a cubrir la creciente demanda. Según Chang, los apagones “castigan la productividad e impiden que familias y negocios expandan sus actividades”. Además, la necesidad de adquirir suministros alternativos de energía –como generadores y baterías– supone un costo adicional que afecta principalmente a las pequeñas y medianas empresas.

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A nivel macroeconómico, la crisis energética podría llevar al país a una recesión en 2025. Chang destaca que el impacto será especialmente fuerte en el sector privado, generador de empleo y riqueza, mientras que el sector público se enfrenta a la alta rigidez del gasto y las tensiones de un año electoral, en el que posiblemente se prioricen decisiones de corto plazo para captar votos.

Frente a este escenario, Chang sugiere que Ecuador considere un cambio estructural en el modelo de gestión del sector eléctrico. Apunta al modelo colombiano, donde la liberalización del mercado eléctrico y la participación del sector privado han permitido mantener una oferta de energía constante y eficiente desde 1993. “La experiencia regulatoria de Colombia le permitió olvidarse de los apagones e incluso tener superávit en generación de energía”, afirma Chang.

Según el Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE),  en el primer mes de apagones, octubre, las ventas del país cayeron un 20 %, esto significa $ 4.000 millones en pérdidas para las empresas en el Ecuador. 

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