Ecuador, expectante por la guerra arancelaria de Trump
El anuncio del presidente electo de EE.UU. es tomado con cierta ilusión por los exportadores nacionales
El 25 de noviembre del 2024, el presidente electo de EE.UU., Donald Trump “estornudó” y el mundo se “resfrío”. ¿Por qué? El magnate, que asumirá su segundo mandato el 20 de enero del 2025, anunció que aplicará incrementos arancelarios de hasta el 25 % para los bienes que ingresen a su país desde Canadá y México, además de un 10 % adicional sobre los productos provenientes de China.
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Leer más“Como una de mis primeras órdenes ejecutivas, firmaré todos los documentos necesarios para cobrar a México y Canadá un arancel del 25% sobre TODOS los productos que ingresen a Estados Unidos, y sus ridículas fronteras abiertas”, señaló en su red Truth Social. Y en otro mensaje añadió: “Hasta que China implemente la pena de muerte contra cualquier traficante de drogas capturado, como lo ofrecieron sus representantes, le cobraremos un arancel adicional del 10 %”.
Cabe recordar que el propio Trump, en el 2018, durante su primer mandato, desató una guerra comercial contra el gigante chino, en aquella ocasión argumentando “prácticas desleales de comercio”. En el balance, muchos analistas han criticado esa decisión como un disparo al pie. Por eso, la anunciada nueva guerra arancelaria, si bien está dirigida contra la operación de redes de narcotráfico, es una decisión que ha puesto nervioso al resto del mundo. ¿Y en Ecuador? No tanto...
La razón, según Xavier Rosero Carrillo, vicepresidente Ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), es que el tema hay que verlo desde dos aspectos. El uno, el político. Y en ambos hay una oportunidad para el país. “Ahora que hay tanto Administración en el Ejecutivo como mayoría en la Cámara de corte republicana, se abre un mejor horizonte para Ecuador. En la Administración demócrata, las discusiones sobre comercio se relantizaron y poco, o casi nada, pudo avanza la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. (USTR, por sus siglas en inglés), porque esos debates no estaban claros conceptualmente dentro del ala demócrata. Ecuador ha tenido un ambiente mucho más favorable para avanzar en temas comerciales con el ala republicana. De hecho, el acuerdo de primera fase que suscribimos se lo hizo con una persona cercana al presidente Trump. Y esos lazos debemos reforzarlos, porque saben que sus preocupaciones han sido superadas, les hemos demostrado”.
El otro aspecto, es el comercial estrictamente. “El hecho que tengamos un acuerdo con Corea del Sur, con Canadá, hace que EE.UU. pueda interesarse en aumentar el envío a Ecuador de bienes de capital, de materias primas, incluso alimentos. Porque actualmente compite con esos país arancelariamente para su ingreso al país. Entonces. se abre una ventana de oportunidad para acelerar el acercamiento comercial, siempre anclado a otros temas estratégicos como son la migración y contrarrestar los efectos de la actividad de los grupos de delincuencia organizada”.
Daniel Legarda, por su parte, prefiere verlo con más cautela aunque no desconoce que, de tomarse la medida, Ecuador podría verse beneficiado por otras vías. “No creo que haya afectación para nosotros en términos de incremento de aranceles. Como no tenemos un Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU. estamos fuera del radar de productos en los que se enfoca su disputa”.
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Leer másAñade que, más bien, el país debe estar alerta a que alguna legislación en materia de comercio se vaya a tratar en el nuevo Congreso de EE.UU. y que permita que se incluyan temas relacionados con tratamiento preferencial y se pueda sacar provecho. “Por ejemplo si es que se concretara la intención de renegociar el TLC norteamericano, podría incluirse la opción de que otros países se adhieran, eso para Ecuador puede ser algo sumamente interesante. O una modificación del régimen de SGP y una renovación, que pudiera incluir a otros productos nacionales”.
Ambos especialistas coinciden en que detrás del anuncio está una institucionalidad que debe respetarse, acuerdos establecidos que no pueden eliminarse por una simple decisión de Donald Trump, sino que deberá pasar por su tratamiento en el Congreso. Asimismo, tienen claro que la guerra geopolítica que pretende retomar el Mandatario electo norteamericano con China, particularmente, apunta hacia sectores donde hay una marcada competencia como es el automotor o el de los componentes electrónicos.
“No creo que una posible imposición de mayores aranceles se amplíe a todo el universo de productos. Hay muchos en donde EE.UU. es un mercado deficitario y requiere importar. Gravarlos significaría un incremento en los precios internos y seguramente eso no es algo que debe estar en el análisis de Trump”, concluye Legarda.
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