Ecuador se alista para salir al mercado de carbono

¿Dispone de un capital y no sabe cómo ni dónde invertirlo? La crisis climática y la urgencia del mundo por evitar un apocalipsis, ha abierto un multimillonario mercado enfocado en la conservación de recursos naturales. Hoy, el mercado de carbono global opera de manera similar como el ya archiconocido mercado de valores y se estima que por este se mueven aproximadamente 100.000 millones de dólares anuales.

Según Finanzas Verdes para América Latina y el Caribe (GFL), los compromisos adquiridos por 190 países alrededor del Acuerdo de París han llevado a crear soluciones financieras, tanto del sector público como del privado. “Los mecanismos, como los sistemas de comercio de emisiones (ETS, por sus siglas en inglés) y los impuestos al carbono, se denominan ‘instrumentos de fijación de precios al carbono’, y se han introducido y fortalecido a nivel mundial a medida que los países han adoptado objetivos de mitigación del clima cada vez más ambiciosos”, explica.

Registros del Banco Mundial señalan que actualmente existen 73 iniciativas de tarificación del carbono en el mundo, que cubren alrededor del 23 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). En el 2022, los gobiernos recaudaron más de 95.000 millones de dólares y en el 2023 un 10 % adicional.

Para comprender cómo operan los mercados de carbono, el organismo indica que estos se dividen en mandatorios y voluntarios. Los primeros son aquellos en los que las entidades reguladas obtienen y entregan derechos de emisión o compensaciones para cumplir con los objetivos reglamentarios predeterminados. Los voluntarios, en cambio, incluyen todas las transacciones de compensaciones de carbono que se adquieren para compensar las emisiones de GEI y reducir la huella de carbono de las operaciones.

En Ecuador, en junio del 2023 se emitió la normativa para ingresar a este mercado voluntario. Pero no fue hasta el 7 de septiembre del 2024 que la Asamblea Nacional, en una decisión que ha pasado casi desapercibida, aprobó una reforma al Código Orgánico Ambiental (COA) para regular el acceso a los mercados voluntarios del carbono. Con ello, Ecuador dejó de ser el único país en el mundo que no lo hacía.

¿Qué implicaciones tiene esta aprobación? Marcelo Salame, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Carbono, dice que los mercados monetarios de carbono son una vía económica para rentabilizar los recursos naturales, incluyendo bosques secos, tropicales, nublosos, manglares, páramos y océanos, de una manera eficiente, transparente y trazable.

“Esto no significa, y hay que dejarlo claro, que no se vende una sola hormiga o una sola hoja de hierba; se vende la acción de proteger. Hace un año se intentó, por quién sabe qué intereses, evitar que esto se moviera, alegando que se iban a robar el Ecuador. Eso es mentira. En el caso de los indígenas amazónicos, están emocionados porque saben que ahora pueden                              rentabilizar los cuidados de la naturaleza”.

No obstante, desde este sector hay dudas sobre el beneficio que traerá consigo la reforma. “No hay una consulta adecuada a los pueblos indígenas, una participación efectiva”, dijo Patricia Gualinga, al portal internacional Dialogue Earth. Ella es una de las voces más notorias del pueblo kichwa que habita en Sarayaku, en Pastaza.

Salame explica que una vez que el Ejecutivo vete o apruebe la reforma de la norma aprobada, para lo cual tiene 30 días, demorará hasta el 2026, al menos, para tener un portafolio de proyectos elegibles para mostrarlo en los mercados de carbono.

No obstante, para el ingeniero ambiental Francisco Romo, este es un buen primer paso para el país porque abre, por un lado, una vía para financiar proyectos ambientales que para las empresas que exportan son de obligatoriedad.

“Las exigencias son cada vez más rigurosas. Y hay compañías que tienen que comprar carbono en otros países porque en el país no podían hacerlo. O sea, en lugar de conservar nuestros propios recursos, estamos ayudando a otros a hacerlo. Y está bien por el planeta, claro, pero son oportunidades que nosotros estamos perdiendo”, detalla.

Una salida para grandes empesas

Es el caso de Aglomerados Cotopaxi, cuyos ejecutivos explican que actualmente mantienen un excedente de 190.000 toneladas de carbono, que bien podrían utilizarse para compensar las emisiones de otras empresas. La normativa facilitaría este proceso.

Y no solo eso, los propios ecuatorianos tienen la oportunidad de ser partícipes en todo este multimillonario mercado mundial. Salame dice que funciona de la misma manera que un mercado de valores. “En este momento, una persona con su tarjeta de crédito, por internet, puede invertir en cualquiera de los 52 tipos de mercados diferentes (energía sustentable, agricultura, bosques, cuidados de agua, ganadería sostenible y regenerativa, manglares, etc.) y comprar un bono de un proyecto en cualquier parte del mundo. Este tiene su precio, que sube y baja, tal cual una bolsa de valores. Hay mercados fuertes en Estados Unidos, Canadá, Rusia. Por ejemplo, Argentina está creando su bolsa de carbono. Hay decenas de opciones para invertir”.

Otra alternativa, aunque tiene un matiz distinto, es la que Grupo Futuro lanzó hace poco. Se trata de la aplicación NFTree. “Con la compra de un NFT, la persona contribuye a la conservación del bosque en el Chocó Andino, a la mitigación del cambio climático y al bienestar de las comunidades, como la de Guayabillas, enfocada en la conservación del agua y el empoderamiento femenino, o la de San Francisco de Pachijal, en la producción orgánica. Cada token entregado al comprador tiene un código único y guarda su información personal, así como cuánto carbono esta siendo capturado, el total de hectáreas protegidas, su inversión y valor en biodiversidad, y los beneficios asociados a las comunidades. Para asegurar la transparencia, trazabilidad y seguridad, cada transacción de la plataforma es registrada con tecnología blockchain”, aseguraron sus principales voceros durante la presentación.

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