¿Cuántos ecuatorianos son considerados de clase alta en 2025?

Según estudios de consultoras como Kantar y organismos multilaterales como la Corporación Andina de Fomento (CAF) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), para formar parte de la clase alta en Ecuador, una familia necesita, como mínimo, ingresos superiores a $ 48 mil al año; es decir, más de 4 mil dólares mensuales.

En comparación, por cada dólar generado por las familias de estratos sociales más bajos, las familias de clase alta en Ecuador generan $ 12,50, reflejando una diferencia considerable en los niveles de ingreso. ¿Cómo diferenciar a una persona de clase alta con una de clase media alta? De acuerdo al economista Segundo Camino, "el patrimonio es fundamental para considerarse una familia de clase alta, dado que la riqueza inclusive puede ser heredada".

En 2025, alrededor de 287 mil ecuatorianos están clasificados como parte de la clase alta, lo que representa aproximadamente el 1,7% de la población total del país. Este porcentaje es significativamente menor en comparación con otros países de la región como Uruguay, donde más del 6% de la población pertenece a la clase alta, o Brasil y Chile, donde el porcentaje supera el 5%.

¿Cómo surge la clase alta ecuatoriana?

Riqueza heredada: Alrededor del 45% de las familias de clase alta han acumulado su fortuna a través de generaciones, ya sea mediante tierras, propiedades o negocios familiares establecidos desde hace décadas.

Profesionales altamente calificados: Otro 30% está compuesto por profesionales autónomos o empleados que logran altos ingresos debido a su experiencia y especialización.

Negocios propios: Un 25% ha construido su riqueza mediante emprendimientos en sectores como tecnología, comercio o exportaciones, superando barreras tradicionales.

Además, se observa que solo el 4% de los aproximadamente 287 000 ecuatorianos en la clase alta poseen un patrimonio superior al millón de dólares. Esto destaca una diferencia entre ser empresario y ser considerado parte de la clase alta, ya que la mayoría de las empresas en el país son microempresas o pequeñas empresas, más vinculadas a la clase media.

Impulsar que más personas accedan a la clase alta es crucial para fomentar una economía robusta, ya que genera mayor inversión, empleo y desarrollo económico. En un contexto donde la desigualdad aún es un desafío, la expansión de la clase alta puede ser clave para construir una sociedad más equitativa y prospera, donde el esfuerzo, la educación y el emprendimiento jueguen un papel fundamental en el progreso individual y colectivo.

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