La exportación de fármacos nacionales, un sueño fallido
En 2019, los laboratorios ecuatorianos vendieron $ 25 millones en el exterior.Mientras tanto, el país importó $ 910 millones en medicamentos
De buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno, dice el conocido refrán. Y el sueño de convertir al país en uno de los principales exportadores de fármacos de la región terminó una década después, sin pena ni gloria.
Hasta 2010, el 78 % de los medicamentos comercializados en Ecuador se importaban principalmente desde Colombia. El gran proyecto del gobierno pasado fue potencializar a los laboratorios nacionales y crear una empresa estatal, con el fin de, en palabras del expresidente Rafael Correa, “abastecer de medicamentos genéricos a los países del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América)”.
Pero Enfarma, la compañía creada con ese objetivo, duró siete años, costó $ 25,7 millones y nunca alcanzó ni el 10 % de la producción prometida. Fue liquidada el año pasado. En ese lapso, el índice de importaciones de medicamentos aumentó a casi un 85 % y la utópica meta de exportar los fármacos nacionales a otros países de la región continuó reduciéndose.
El año pasado, según datos del Banco Central del Ecuador, las farmacéuticas nacionales tan solo exportaron $ 25 millones en medicamentos, versus los $ 910 millones que se invirtieron en importación.
Para Miguel Palacios, director ejecutivo de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos, las buenas intenciones del Estado quedaron sepultadas bajo su propia normativa. “Nuestras leyes, hasta hace al menos un año, permitían la homologación de registros sanitarios desde el exterior, lo que facilitaba la importación de medicamentos, no solo desde la región, sino de India, Bangladesh o Kazajistán, países que no tienen una alta vigilancia sanitaria. Frente a eso, competir era difícil, y esa realidad, sumada a otros problemas, sepultó a Enfarma (…), pues el mismo gobierno no había implementado un plan de acción para defender a la industria nacional”.
Esas normas proteccionistas, que sí implementan países como Colombia y Perú, son justo lo que dificulta la exportación de genéricos, explica el experto. “Las agencias sanitarias de esos países hacen visitas a nuestras plantas, antes de darnos el visto bueno para poder exportar. El proceso puede tomar hasta dos años, y es muy costoso. Ecuador, en cambio, recién agregó la opción de visitar las fábricas de las farmacéuticas extranjeras a sus normas hace un año, y es un proceso opcional”.
Ante dichas condiciones, la Asociación no prevé mejoras en la balanza comercial ni apertura a largo plazo en los mercados regionales. Las cifras los respaldan. Según un análisis hecho por los expertos en tributación, Hugo Mejía y Gustavo Cevallos, los datos del sector arrojan que, si en 2019 la balanza de exportación de medicamentos bajó de $ 36 millones a $ 25 millones, la tendencia se mantenga en los próximos dos años.
“No habrá crecimiento, a lo mucho un estancamiento, si es que somos optimistas”, subrayaron. En su informe, que analiza la presión fiscal y el índice de ventas en esta área económica, sí se evidencia una tendencia positiva en las utilidades generadas por las grandes cadenas de farmacias (con la excepción del grupo GPE).
Fármacos en Ecuador: Una guerra de precios sin control
Leer másPero el panorama a futuro también tiene matices positivos para la industria local. En 2018, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Industrias y Productividad, Arcsa y los laboratorios firmaron el Acuerdo Productivo Nacional (APN), cuyo fin es fortalecer a las fabricantes nacionales.
El convenio, señala el empresario Andrés Quiros, exige mayor rigurosidad a los controles realizados a los fármacos importados y limita la adquisición en el exterior de medicamentos producidos bajo los criterios de calidad que ya ofertan las compañías nacionales.
“El APN nos exige a nosotros inversión y mejoras, pero también nos asegura un alza en las ventas. Y claro, nos han dicho de todo, entre eso que queremos que no exista el libre mercado. Todos los países de la región dan preferencia a sus industrias, ¿por qué Ecuador debe ser distinto? Si aumentamos nuestra producción, generamos más empleo y lo invertido se queda en el país”, alega.