La exportación de pelágicos pone a flote al sector pesquero
Los envíos se nutren de una mayor venta de congelados de especies poco tradicionales (63% más). En el 2021 el sector facturó $ 1.794 millones
Los pelágicos pequeños que antes, en su mayoría se destinaban para la elaboración de harina de pescado y el consumo local, han pasado a ser un rubro importante dentro de las exportaciones pesqueras. El año pasado, al menos, fue el segmento que mayor repunte tuvo y que logró alimentar las ventas de estas industria que al cierre del año pasado alcanzó los $ 1.394 millones, un 13% más.
Se firmó el reglamento de Ley de Pesca
Leer másLos resultados del 2021 se atribuyen a varios factores, pero para explicar este fenómeno se debe empezar por las bajas temperaturas del océano, propios del fenómeno de La Niña, que atrajeron mayores cardúmenes de especies (como la macarela, botella, carita, sardinas, anchoveta y otras) y que permitieron que el país fortaleciera su oferta de pescado congelado, llegando a superar los $ 150 millones, un 63 % más que el año previo. Un crecimiento que sobrepasó con creces al que tuvieron los lomos y conservas de atún que, si bien sigue siendo la oferta estrella de la exportación con $ 1.177 millones, tuvo un incremento del 8%. Por filetes de pescado entraron al país otros $ 115 millones, lo que significó un 37 % más, versus el año previo.
“El 2021 fue un buen año, además de haber disponibilidad de pesca, los precios estuvieron buenos”, dice Carlos Cacao, de la empresa Pesquera Polar, que opera en este mercado. Fueron los países africanos los que mayor demanda tuvieron. “Principalmente Nigeria, Costa de Marfil, Ghana”, pero también están otros nichos igual de atractivos como España y Perú.
La dinámica de los países africanos responde a una tendencia creciente de su consumo, explica Jimmy Anastacio, asesor económico de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP). La población busca cada vez más productos importados para satisfacer su demanda, y en el caso de productos de mar, África importa hasta el 35 % del pescado consumido en el continente “debido a la sólida demanda, incluida la de especies no producidas localmente ante una producción pesquera nacional estática o en declive”, agrega citando estudios de la FAO.
Una oportunidad que Ecuador, sin duda, ha empezado a aprovechar, pero eso, recalca Bruno Leone, presidente del gremio, no hubiera sido posible sin la inversión que en los últimos años ha venido haciendo el sector. “Así como los camaroneros siguen creciendo porque han invertido en tecnología, igual pasa en nuestra industria”. Para Leone, la buena racha es producto de las inversiones hechas en tierra para ampliar la capacidad procesadora de pescado, así como en el equipamiento de las embarcaciones con modernos sistemas de frío. Solo entre sus agremiados (38 barcos) la inversión ha ascendido, dijo, a cerca de $ 20 millones.
No es lo único, cita también el importante esfuerzo que la industria viene haciendo en temas de certificación. Después de 4 años de trabajo, dice, el sector atunero está por conseguir el MSC ,y el sector de pelágicos hace lo mismo para obtener la certificación MarinTrust. “Eso es muy importante porque implica un trabajo complejo, adoptar nuevos códigos de conducta de barcos, mejoras en la obtención de información oceanográficas para la toma de decisiones para la conservación de especies, implica tener información en tiempo real, conocer el stock de especies, una serie de cosas”. Una señal, menciona, de que el sector hace las cosas bien y va camino a asegurar su sostenibilidad.