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Inversión. Pronaca, firma que hoy provee el 32 % del pollo que se consume en el país, invierte $ 25 millones en ampliación de planta de balanceado.Cortesía

La exportación de pollo ‘incuba’ nuevas inversiones en el sector

La demanda está impulsando la ampliación y creación de nuevas plantas. Al menos cuatro empresas más se alistan para cruzar fronteras

Hace dos meses, Ecuador logró registrar su primera exportación de carne de pollo. Lo hizo de la mano de la empresa Avícola San Isidro (Avisid), y si bien se trató de un proyecto piloto, el hecho marca la nueva ruta de comercialización de este tipo de proteína, por la que hoy en día están apostando también otras empresas.

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Gladys Quirola, gerente de Proyectos de la empresa, cuenta que tras esa primera prueba, hace unos días la empresa logró concretar el envío a Bahamas de 24 toneladas semanales de carne, un hito que hoy los impulsa a seguir apostando por este mercado. “Antes de Bahamas ya veníamos conversando con autoridades de algunos destinos, la idea ahora es seguir abriendo mercados hacia países sudamericanos como Chile, Argentina y Colombia y, por qué no, a países europeos”.

Para lograrlo, la empresa trabaja en la obtención de requisitos y certificaciones para entrar a estos nuevos nichos, pero también ha destinado una fuerte inversión en la creación de una nueva planta para lograr “elevar drásticamente” el volumen de producción, que actualmente es de    42 millones de pollos al año.    Sostener esta exportación, dice, ha significado incrementar en un 8 % la capacidad de las granjas y contratar mano de obra. Hoy, la empresa tiene 1.300 empleados, pero la proyección es terminar el año con 150 personas más.

DESAFÍOTras una primera exportación, este sector industrial se desafía a fortalecer sus envíos. El reto está en masificar las buenas prácticas avícolas.

Según la Corporación Nacional de Avicultores del Ecuador (Conave), el consumo per cápita    anual de carne de pollo en Ecuador alcanza los 28 kilos, gracias a una demanda que año a año proyecta un crecimiento de hasta un 5 %. Si bien el mercado interno es atractivo, afuera, explica Quirola, lo es mucho más. En países vecino ese consumo llega a ser hasta de 38 kilos.

Por ello la apuesta de algunas    industrias avícolas de empezar a cruzar fronteras, dice Diana Espín, directora de Conave. Así como San Isidro, sostiene, existen cuatro empresas más que ahora mismo están en la ruta de internacionalizarse, “que están buscando otros mercados y también calificándose con medidas como son acciones de compartimentación para cumplir con estos requisitos zoosanitarios que exigen no solo Bahamas sino otros países”, sostiene.

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Empleo. Exportar a Bahamas hará que la firma San Isidro contrate a 150 personas más hasta fines de año.Cortesía

En esa lista también están empresas como Pronaca que, de aquí a mediano plazo, también esperan empezar a exportar. Con ese objetivo, la    firma que hoy provee el 32% de pollo que se consume en el país,    ha empezado a invertir $25 millones en la construcción    de una planta de balanceado de Quevedo (Los Ríos), que proveerá alimento tanto para pollos como cerdos. Vladimir Yépez, gerente de proyectos de la firma, sostiene que la obra, que se prevé estará lista para finales de 2024, implementará tecnología de punta que permitirá “ampliar    la capacidad de oferta de balanceado.    Hoy en día, la planta actual procesa 20.000 toneladas al mes, pero lo que se busca es crecer a 30.000, de eso entre el 60 y 70 % se irá a pollos”.

La estrategia inicial, dice, es seguir abasteciendo la demanda de alimento local, pero con la idea de que esto ayude a fortalecer la cadena productiva, que más adelante les permitirá exportar carne.

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En Conave se habla de la capacidad exportadora que tiene la industria, en general, en término de infraestructura y vías para certificar la calidad de sus productos. Espín menciona que solo entre los años    2006 y el 2015, este sector tuvo un crecimiento de su capacidad instalada del 42%. “Esto evidencia que el sector avícola ha tenido una    capacidad de crecer o de simplemente producir un 42% más sin necesidad de aumentar el número de granjas en el país”. El resultado, dice, en parte se atribuye a una mejora en la tecnificación que están teniendo ciertos negocios, sobre todo las empresas más grandes, lo que les permite tener mayor eficiencia. Y eso bueno, porque “lógicamente el mejorar la genética, el mejorar los ambientes, el uso de tecnología para alimentación reduce los costos de producción, entonces a veces eso marca la diferencia y hace que las empresas puedan competir mejor”.

No obstante, aunque existe este potencial, hay ciertos requisitos internacionales que las empresas deben cumplir,    los mismos que no se lograrán de la noche a la mañana. Ahí un gran pendiente del sector es lograr que todas las granjas del país cumplan y certifiquen su gestión con buenas prácticas avícolas, un aval que en Ecuador aún no es obligatorio. La meta, señala Espín, es que lo sea y que más empresas adopten mejores prácticas, primera condición para poder exportar.