La FAO pone como ejemplo de sostenibilidad al sector atunero en el Pacífico
La regulación de las pesquerías beneficia a la población de peces. La Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) es un ejemplo
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó el Estado Mundial de la Pesca y la Acuacultura 2020, con resultados interesantes para Ecuador, el país con la mayor captura de atún en el Pacífico oriental (OPO).
Ecuador, como los demás país que forman parte de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), 21 en total, tiene aprobados una serie de acuerdos de protección de otras especies en sus faenas de pesca, como por ejemplo tortugas, delfines, tiburones. Y, además, tiene un período de veda de 72 días.
Cada buque de cerco de más de 182 toneladas métricas de capacidad de acarreo tiene dos opciones de veda: del 29 de julio al 8 de octubre de 2020 y del 9 de noviembre de 2020 hasta el 19 de enero de 2021.
El 56 % de la flota de Ecuador para en el segundo. El año pasado el país capturó unas 297 mil toneladas, que significan el 45,7 % del total del OPO.
“El estado de los recursos pesqueros marinos, basado en el seguimiento a largo plazo de las poblaciones de peces marinos evaluadas por la FAO, ha seguido empeorando”, señala la FAO. Pero no en el OPO, ni en el caso del atún.
Las áreas del Pacífico centro-oriental, el Pacífico sudoccidental, el Pacífico nororiental y el Pacífico centro-occidental tenían la proporción más baja (13 % a 22 %) de poblaciones explotadas a niveles biológicamente insostenibles.
En el mismo año y con respecto a las siete especies principales de atún, el 66,6 % de las poblaciones se explotó a niveles biológicamente sostenibles, lo que indica un aumento de alrededor de 10 puntos porcentuales en comparación con el año 2015.
“Resulta cada vez más claro que en las pesquerías que han estado sujetas a una ordenación intensiva se han registrado disminuciones de la presión pesquera media y aumentos en la biomasa de las poblaciones, habiendo alcanzado o mantenido muchas de ellas niveles biológicamente sostenibles, mientras que las pesquerías con sistemas de ordenación menos avanzados se encuentran en condiciones deficientes”, señala la FAO.
La flota atunera se pone a punto en los periodos de veda
Leer másEsta desigualdad en los progresos destaca que es urgentemente necesario reproducir y readaptar las políticas y medidas exitosas teniendo en cuenta las realidades de pesquerías específicas, así como centrar la atención en la creación de mecanismos que puedan elaborar y aplicar eficazmente políticas y reglamentaciones en las pesquerías sujetas a una ordenación deficiente.
LA FLOTA NO PUEDE CRECER. La CIAT es el organismo regional más antiguo del mundo, funciona de 1940 y fue en Manta, Manabí, donde tuvo su primera oficina (en Inepaca). La flota nacional compuesta por 110 embarcaciones “pelea” el atún con Estados Unidos, Francia, Unión Europea, México, Perú, Colombia y tiene aprobadas una serie de resoluciones para el manejo de la pesquería, presupuesto para estudios, medidas de conservación, para tiburón, tortuga, delfines.
En cada barco va un observador de la CIAT que anota las malas prácticas que puedan haber en cada uno de los barcos.
Las embarcaciones no realizan lances sobre delfines, no pueden arrojar plásticos y toda clase de desperdicio al mar, ya que son infracciones consideradas graves.
En el OPO la flota no puede crecer, solo se reponen o cambian de bandera.
OTRAS ÁREAS ESTÁN AFECTADAS. a proporción de poblaciones de peces que se encuentran dentro de niveles biológicamente sostenibles disminuyó del 90 % en 1974 al 65,8 % en 2017 (una disminución del 1,1% desde 2015), indica el último informe de la FAO.
En 2017, entre las principales áreas de pesca de la FAO, el área del Mediterráneo y el mar Negro tenía el porcentaje más alto (62,5 %) de poblaciones explotadas a niveles insostenibles, seguida por las áreas del Pacífico sudoriental (54,5 %) y el Atlántico sudoccidental (53,3 %).
En 2018, alrededor del 88 % (156 millones de toneladas) de la producción pesquera mundial se utilizó para el consumo humano directo. El 12 % restante (22 millones de toneladas) se destinó a fines no alimentarios y el 82 % de esta cantidad (unos 18 millones) se utilizó para producir harina y aceite de pescado.