FMI: El crimen organizado le cuesta caro a Ecuador por impacto directo en la economía
La crisis de seguridad reduce hasta un 0,5% del PIB por cada 1% de aumento en muertes violentas, revela el organismo
Ecuador enfrenta una profunda crisis de seguridad que está teniendo un impacto económico significativo, según un estudio de la economía ecuatoriana elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el marco del reporte de la consulta del Artículo IV, el análisis frecuente que hace el organismo a sus países asociados.
(Le invitamos a leer también: Las cárceles en Ecuador se han blindado, pero de hermetismo absoluto)
Entre 2020 y 2023, la tasa de homicidios en el país aumentó de 8 a 46 por cada 100.000 habitantes, posicionando a Ecuador entre los países con mayores índices de violencia en América Latina. Este incremento, impulsado por el crimen organizado y la violencia vinculada al narcotráfico, no solo tiene un costo humano alarmante, sino que también está afectando de manera directa el desempeño económico del país.
El estudio del FMI estima que un aumento del 1% en la tasa de homicidios locales se asocia con una caída de hasta el 0,5% en la actividad económica. Este impacto se manifiesta a través de múltiples canales, como la disminución de la acumulación de capital, la reducción de la participación laboral y un menor crecimiento en la productividad total de los factores. Además, regiones como la costa ecuatoriana, donde las tasas de homicidios son incluso superiores al promedio nacional, han sido las más afectadas.
La violencia está estrechamente relacionada con el narcotráfico y las actividades delictivas de organizaciones criminales, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Estas organizaciones compiten por el control de rutas de tráfico de cocaína, además de diversificar sus actividades hacia el tráfico de armas, personas y recursos naturales, así como la extorsión. En 2023, se confiscaron en Ecuador un récord de 219 toneladas de drogas ilegales, lo que evidencia la magnitud del problema.
El lavado de activos, otro problema
El lavado de activos es otro elemento clave del impacto del crimen en la economía ecuatoriana. Según el FMI, las actividades de lavado de dinero generan distorsiones en los mercados financieros y físicos, reduciendo la eficiencia del mercado e induciendo una mala asignación de recursos. Además, el flujo de dinero ilícito, que suele circular en efectivo, fomenta la economía informal, limitando la inclusión financiera y agravando las desigualdades sociales. Estas actividades también aumentan la percepción de riesgo para las inversiones y dificultan la competitividad económica.
A nivel fiscal, Ecuador destina en promedio el 2% de su PIB a orden público y seguridad, una cifra relativamente alta en comparación con otros países de la región. Sin embargo, este gasto aún está por debajo del promedio de las economías emergentes, lo que refleja un desafío en la asignación de recursos para enfrentar la crisis.
El FMI destaca que reducir la violencia y el lavado de activos es crucial para fomentar el crecimiento económico. Esto requiere un enfoque integral que incluya el fortalecimiento de la seguridad ciudadana, la lucha contra los flujos financieros ilícitos y la promoción de un desarrollo económico inclusivo. En el ámbito de la lucha contra el lavado de dinero, el FMI subraya la importancia de implementar políticas que reduzcan el uso del efectivo, promuevan la formalización de la economía y fortalezcan la cooperación interinstitucional y transfronteriza para desarticular las redes criminales.
Además, medidas como mejorar el acceso a la educación, generar empleo para jóvenes y reducir las desigualdades sociales son fundamentales para abordar las causas profundas del problema. Según el FMI, una economía más diversificada y robusta no solo será menos vulnerable al crimen, sino que también contribuirá a construir un futuro más seguro y próspero para los ciudadanos ecuatorianos.
¿Quieres seguir leyendo el contenido de EXPRESO? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!
