El futuro de la ciudad transita en la vía a la costa
Tras más de tres décadas de trabajo, José Solines ha labrado una trayectoria que hoy lo ubica como actor clave en la historia de la construcción de la urbe. Su trabajo es sinónimo de desarrollo.
El desarrollo urbanístico que Guayaquil sigue teniendo a lo largo de la vía a la costa tuvo un aporte clave de José Solines Aguayo. Hace casi una década, cuando pocos confiaban en el potencial de crecimiento que tendría la zona, decidió convertirse en uno de los primeros inversores del lugar. Una de las primeras piedras vinieron de él y del trabajo de su empresa, con la edificación del Blue Coast, el primer centro comercial de esa zona. El hecho no solo marcó su trayectoria, también confirmó lo acertada que fue su apuesta por este lugar.
La construcción local busca levantarse a cualquier costo
Leer más- Cuando usted decidió invertir en esta zona, ¿qué fue lo que vio o lo que lo animó a creer que el futuro de la ciudad estaba en esa vía?
- La gente me decía que estaba loco cuando les decía que iba a hacer el primer centro comercial en un lugar donde no había una sola tienda para tomarse una cola. Inversores inmobiliarios y corredores de bienes raíces me miraban así, como si estuviera loco. Cuando nadie apostaba fuertemente por ese lugar, nosotros invertimos hace años siete millones de dólares, una obra que se vendió bien, que fue y sigue siendo un éxito por la acogida que sigue teniendo.
- El tiempo le dio la razón.
- Totalmente. Guayaquil empezó a crecer y sigue creciendo hacia ese lado. Es el único polo que tiene para seguir haciéndolo. Lamentablemente, pese a la millonaria inversión privada que ha llegado hasta ahí, las autoridades municipales no le han dado la debida atención que merece. En la vía a la costa no se ha invertido por parte del Cabildo, no se ha hecho mayor cosa, a diferencia de Samborondón, que tiene un crecimiento impresionante.
-Uno podría decir que ya todo o la mayoría está hecho, ¿pero cuál es ese potencial de crecimiento que le queda a la vía a costa? ¿Cómo la visualiza?
- Aún falta mucho por hacer. En temas viales, conozco que hay un túnel que atraviesa, esto no ahora sino hace 20 años, la cordillera Chongón-Colonche hasta la Perimetral y que podría mejorar el tráfico, pero que todavía no se ha concretado. Hay la opción de crear una vía más rápida hacia Playas, pero aún no se ha hecho. Pero más allá de eso, faltan muchos servicios. No hay teatro, no hay un hotel, universidad pública, un local de diversión de ninguna naturaleza. Hay mucho por hacer, se podrían hacer maravillas.
- ¿Por qué cree que esto no ha caminado al ritmo esperado?
- Eso deberían responderlo los exalcaldes de la urbe. Yo lo que creo es que ha faltado mayor visión para proyectar el futuro de la ciudad, algo que no pasa en Samborondón, donde vemos muchísima más agilidad para desarrollar muchas cosas.
- ¿Cómo les afectó a ustedes la pandemia?
- Ha sido uno de los tres golpes más grandes que ha tenido la firma. Los efectos los vivimos como los sufrió el mercado en general. Lo bueno es que hemos sabido levantarnos. Una estrategia clave fue adaptarnos a las condiciones del mercado. Seguimos manteniendo bajos precios, dando facilidades de pago, algo que nos vuelve mucho más competitivos. Yo no busco hacerme millonario. Hace ocho años tuve un accidente en el que estuve a punto de morir y me di cuenta de que uno de esta vida no se lleva nada. Así como venimos, regresamos. Eso me hizo replantear la forma en que debemos servir a los demás.
- ¿Cómo se mantiene ese modelo en un mercado que trata de recuperarse de una crisis que aún tiene sus efectos?
- La Superintendencia de Compañías habla de 22.000 empresas que quebraron después de la pandemia, y eso es verdad. Eso se tradujo en desempleo, en millonarias pérdidas que ha tenido que asumir el empresario, el comercio en general. Los que seguimos, no fue por cuestión de suerte. La gente organizada, disciplinada, perseverante no tiene suerte, es la que busca resultados. Hemos tenido que revisar nuestra estructura de costos para ver dónde podemos generar mayores ahorros.
Particularmente, yo mismo hago trato con los contratistas, no uso intermediarios para comprar los materiales o insumos de construcción que requerimos en cada proyecto. Con ello llegamos a obtener hasta un 20 % menos del costo de lo que cualquier promotor inmobiliario consigue. Los grandes promotores no tratan directamente con contratistas.
-¿Cómo está la demanda?
- Ha mejorado. En el Ecuador hay una demanda de unidades habitacionales de más de dos millones de residentes. Y en lo comercial, igual. Un factor que nos ha permitido tener éxito en los desarrollos comerciales es que nosotros, tanto en la vía a la costa como en Samborondón, no concesionamos ni alquilamos locales. No es lo que la gente busca, porque no quiere repagar por un bien.
-Solines Soluciones seguirá apostando por la vía a la costa. ¿Qué nuevos proyectos se están encaminando en esa zona?
- Tenemos proyectos urbanísticos y comerciales, que están en estudio. Al sector, como le digo, le hacen falta servicios, desde lo más básico como hoteles.
-¿Podrían estar entrando a ese mercado?
- Nunca digo “de esta agua no beberé”. Tenemos un par de terrenos y estamos viendo qué es lo más conveniente. Si hablamos de proyecto en desarrollo, tenemos a Costa Pacífico, una obra comercial y residencial que esperamos terminar en dos años. Es un proyecto que estará entre el kilómetro 12 y 16 y en el que esperamos invertir entre 10 y 12 millones de dólares.
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Leer más-¿Y en lo que respecta a Samborondón?
- Allá en cambio tenemos a Belice, un proyecto de $ 20 millones que se está terminando, que fue desarrollado por un crédito local facilitado por Banco de Machala, pero la mayor parte provino de aporte de clientes. Por otro lado, tenemos Vizcaya, un proyecto de departamentos, estamos empezando San Bernardo III, otro proyecto de residencia de 48 departamentos. Y en planes ya está San Bernardo IV, que también es de departamentos y locales comerciales. Yo proyecto que en 60 días estaremos arrancando. Pero más allá de eso tenemos proyectado también avanzar hasta Daule y Salitre. General Villamil (Playas) es otro punto. Allá tendremos un proyecto de 144 departamentos que se llamará Pacific Blue Towers, que quedó parado con la pandemia pero pensamos retomarlo.
- Es claro que confía en Ecuador como un país de oportunidades para invertir.
- Definitivamente. Cuando se puede y se quiere, no hay impedimento. Yo no tengo ni una sola cuenta en el extranjero. En mis cuentas locales lo que usted puede encontrar es 3.000 o 4.000 dólares, no más, porque yo mi dinero lo invierto en mis proyectos, lo invierto aquí en Ecuador. Yo por mi país, por mi ciudad, tengo una confianza bárbara. Me siento más seguro invirtiendo aquí que en el exterior. Yo creo que si la gente se atreviera a confiar más en Ecuador, este país podría seguir siendo pequeño pero podría ser grande de mente y espíritu.