Afiliación IESS
Afiliación: Cada vez más empresas e instituciones contratan jóvenes que no son asegurados o por lo contrario, existen emprendedores que no desean asegurarse en el IESS.Canva.

IESS: ¿Por qué la afiliación a la seguridad social sigue bajando en Ecuador?

Cada vez menos personas aportan al IESS, el problema no será solo de los afiliados actuales o futuros jubilados

La seguridad social en Ecuador enfrenta una preocupante realidad: cada vez menos personas están afiliadas al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). A pesar de los informes que señalan un leve aumento en el número de afiliados en los últimos meses, la tendencia general en los últimos años ha sido a la baja. ¿Qué está pasando? ¿Por qué la ciudadanía, especialmente los jóvenes, le está dando la espalda a este sistema?

La respuesta no es única, pero sí compleja. Juan Manuel García , economista, lo resume con una frase: "Tiene relación con la generación de empleo, aunque los datos del IESS dicen que en los últimos tres meses aumentaron. También es real que los jóvenes no se quieren asegurar, ven el aporte como un pago que no les da beneficios" .

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Hoy en día, para muchos jóvenes, el IESS no representa seguridad, sino una carga. Con trabajos inestables, remuneraciones bajas y la informalidad en aumento, prefieren destinar sus ingresos a necesidades inmediatas que a un sistema del cual desconfían o se sienten ajeno. En redes sociales se han vuelto frases comunes como “prefiero ahorrar por mi cuenta” o “nunca voy a jubilarme con el IESS” . Y aunque esto puede parecer un fenómeno generacional, en el fondo refleja una crisis más profunda: la falta de confianza en las instituciones públicas.

El empleo formal está en declive

Carlos Barrionuevo , abogado laboralista y especialista en temas laborales, va más allá y vincula la caída de las afiliaciones con decisiones políticas y jurídicas que han afectado al empleo formal durante las últimas dos décadas.

"Estamos cosechando lo que hemos sembrado en los últimos casi 20 años. Hay menos afiliaciones a la seguridad social porque ha disminuido el empleo formal, una tendencia que se ha venido acentuando desde hace casi una década, y que advertí en su momento", señala Barrionuevo.

Uno de los puntos que subraya es que el Estado no genera empleo, solo lo traslada. “Cuando una institución estatal 'crea' un puesto de trabajo, en realidad lo que ha hecho es transferir recursos del sector productivo a la burocracia, lo que se traduce en la eliminación de un puesto en el sector privado”, explica.

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Y lo peor, afirma, es que muchos de esos puestos estatales no se traducen en servicios públicos de calidad. La inversión termina siendo ineficiente y genera desconfianza, tanto entre trabajadores como trabajadores.

¿Protección laboral o trampa para el empleo?

Otro factor clave para entender esta crisis es la rigidez de la legislación laboral ecuatoriana. Según Barrionuevo, "mientras más desproporcionada es esa protección, más cae el empleo formal y adecuado. Es una paradoja: se protegen derechos en el papel, pero en la práctica se destruyen".

Un ejemplo concreto fue la eliminación del contrato a plazo fijo en 2015. Lo mismo podría suceder con los efectos de la reciente sentencia de la Corte Constitucional sobre el contrato emergente, una medida que durante la pandemia permitió cierto respiro a los pasajeros.

La legislación actual genera miedo a contratar. Aunque el salario básico es de $470, cuando se suman todas las obligaciones legales, el costo real por empleado llega a $659,50 . Esto lleva a tres escenarios frecuentes: el emprendimiento se frustra antes de comenzar, se contrata informalmente o no se contrata a nadie.

El peso de la justicia laboral

A todo esto se suma la incertidumbre jurídica. Barrionuevo critica con dureza a la Corte Nacional de Justicia por sentencias que, según él, “no respetan la ley ni la seguridad jurídica”. Un ejemplo que menciona es el cálculo de la jubilación patronal, que ha obligado a muchas empresas a liquidar cuantiosas sumas que no estaban previstas.

“Por 'ayudar' a un trabajador, con bolsillo ajeno, condenan al desempleo a decenas de otros”, dice. Y advierte que la consecuencia final es que muchos trabajadores adultos terminan perdiendo su empleo y sin posibilidad de jubilarse por el IESS.

Incertidumbre electoral y más congelamiento laboral

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A esto se suma el ambiente electoral. Con elecciones presidenciales en puerta, los trabajadores y emprendedores tienden a frenar contrataciones e inversiones, a la espera de un panorama más claro.

“El colapso de las aportaciones a la seguridad social no es casual ni coyuntural”, concluye Barrionuevo. “Es el resultado directo de malas decisiones acumuladas, una legislación laboral rígida, una visión equivocada del rol del Estado y una función judicial que, lejos de brindar estabilidad, ha incrementado la inseguridad jurídica”.

¿Y ahora qué?

El problema está planteado. Las soluciones no son simples, pero varios expertos coinciden en que una reforma laboral es urgente. Flexibilizar las normas, incentivar el empleo formal, revisar el rol del Estado y recuperar la confianza en la seguridad social serán pasos clave si se quiere evitar que el sistema colapse por completo.

Porque si cada vez menos personas aportan al IESS, el problema no será solo de los afiliados actuales o futuros jubilados, sino de todo un país que perdería su red mínima de protección social.

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