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En el primer semestre, el sector manufacturero vendió $ 16.485 millones.Archivo / Expreso

Una industria débil conduce a Ecuador a otro pico de crisis

La inseguridad y los apagones socavan el dinamismo empresarial que ya impacta en la economía

Si en el primer trimestre del año con un PIB (Producto Interno Bruto) que crecía en un 1,2 %, se generó un debate nacional sobre si Ecuador enfrentaba o no una recesión, los datos del segundo trimestre, ya con una caída del 2,2 %, son más esclarecedores sobre el rumbo económico que podría estar tomando el país, amenazado por los efectos de inseguridad y una crisis energética que tiende a agravarse.

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La mala noticia es que en este último periodo, ya no solo es el bajo consumo de los hogares o    el menor gasto del Estado, lo que frenan el crecimiento, sino la baja apuesta de las empresas por abonar a un desarrollo. Según el Banco Central del Ecuador (BCE), la    formación bruta de capital fijo (FBKF); es decir, la inversión que generalmente hace la empresa privada para comprar maquinarias y equipos de producción, cayó un 8,2 %. Ese indicador llega al -19% en sectores como la construcción.

Estos resultados son para los analistas de mercado, una alerta de la debilidad económica, que diluye incluso las mejores previsiones que se tenían para el segundo semestre del año, en medio de la gravedad de los apagones que siguen amenazando la actividad productiva y el empleo.

Si bien en el tercer trimestre (de julio a septiembre), se vieron mejores indicadores financieros (como un mayor volumen de depósitos y una baja en las tasas de interés), la crisis energética representa una gran amenaza. “El riesgo está en el último trimestre del año, el que    los apagones terminen matando esta ligera mejora. Más que el tema de los cortes es    cómo el Gobierno está administrando esta crisis, porque el Gobierno está decidido a cargarle todo este peso al sector productivo”, explica Alberto Acosta, experto económico y editor de la revista Análisis Semanal.

Este problema ya está generando pérdidas de 12 millones de dólares por hora    a las empresas, monto que podría incrementar de llegar    a implementarse    a nivel nacional el apagón industrial, que obliga a las fábricas a    desconectarse del sistema eléctrico por 8 horas diarias, en 15 días.

Todo esto volverá a repercutir en el consumo, advierte Francisco Jarrín, presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil (CIG), quien pide al Gobierno    garantizar la seguridad física, jurídica y energética para que las empresas tengan un mejor escenario para trabajar.    “Si cae el consumo obviamente caen las ventas de la industria”, alega, tras citar que ya en el primer semestre esa facturación en el sector manufacturero retrocedió un 5 %, tras alcanzar los $ 16.485 millones.

Para Abel Defina, Ph.D. en Dirección de Empresas y experto en Economía y Finanzas, Ecuador ha venido experimentando una suerte de estancamiento desde el 2016, y desde el año pasado,    “un estancamiento ya en recesión”.   Para él, no hay que aplicar la teoría de la caída consecutiva de dos trimestres para confirmar que el país está en zona recesiva. “Tenemos problemas de seguridad, menos ingresos petroleros, menos gasto del gobierno, deudas externa de 1.500 millones solo este año en capital. El empleo escasea. Varias señales de que estamos mal. Desde el año 2018 para acá, se han perdido casi 400.000 empleos adecuados. Todo eso ya son indicadores de recesión y sobre todo porque no estamos viendo confianza en el futuro de la economía”, dice.

Solo un giro en la política económica podría contener la crisis. La clave, agrega, está en flexibilizar la política macro que este Gobierno y el régimen previo han aplicado con el pago de deuda externa. Una reestructuración    evitaría que los limitados recursos    solo    vayan a cubrir obligaciones,    y    permitiría direccionar parte de eso a estimular el consumo.

Para Acosta,    aún restan alternativas que podría implementar el Gobierno de forma urgente, dentro de su    poco margen de acción. “La economía requiere de más inversión y eso se puede impulsar con normativa, facilitando la inversión en sectores estratégicos como el petrolero, el minero, el de telecomunicaciones y energético. Ya hay inversionistas esperando que se les autoricen proyectos, pero eso no se está dando. Por otro lado hay que destrabar trámites pendientes. Siguen habiendo 8.000 trámites ambientales represados. “¿Cuántos millones o miles de millones de dólares se podrían ejecutar con esto de forma rápida, pero no lo estamos aprovechando?”.

José Abel Defina. Ph.D. en Dirección del IESE Business School

¿Cómo debe reaccionar el ecuatoriano en esta coyuntura?

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Lo comerciantes, los trabajadores, las familias deben exigir al Gobierno      una política de desarrollo que aumente las exportaciones. El foco debe estar en la exportación, es la forma de ingresar de forma rápida más dólares a la economía y crear más empleo.

Y cuando se habla de exportación, ¿a qué sector se debe mirar?

En las exportaciones agrícolas, mineras, turísticas, es donde hay que invertir. No puede el Gobierno decir que va a estimular la construcción (que es el más afectado) porque ahora mismo no hay gente, con real poder adquisitivo para endeudarse y comprar casas, la estrategia ahora no va por ahí.

Qué potencial aún se tiene en el campo

Solo para poner un ejemplo. Si se destinan solo $ 10 millones para ayudar a tecnificar 40.000 has arroceras.    significaría beneficiar a 4.000 productores de 10 has. cada una. Significaría aumentar la productividad hasta un 50 % y para un productor elevar un 50 % su ingreso mensual.

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