El mango: más oferta, pero poca renta
En el 2022, la exportación aumentó un 4 %, pero las ganancias siguieron retrocediendo. El mercado sigue dependiendo de EE.UU.
Los resultados del 2022 de la industria de mango no fueron tan agradables como el sabor de su fruta. Si bien las estadísticas demuestran mejores volúmenes de producto exportado, los ingresos de divisas no han podido alcanzar al de otros años.
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Leer másEn el 2022, Ecuador logró vender al mundo 14,4 millones de cajas de 4 kilos, esto representó un incremento del 4 % o 500.000 cajas más que el año previo. El aumento, explica Bernardo Malo, director de Fundación Mango, no responde a una proliferación de cultivos, sino al mejor nivel de productividad que se registra sobre las plantaciones que ya existen. Aunque este síntoma es bueno, contrasta con los ingresos y rentas que la industria viene teniendo en los últimos años. Aunque se venda más fruta, es menos dinero el que se está recibiendo.
“Las 14,4 millones de cajas vendidas el año pasado alcanzaron ventas que sumaron unos $ 45 millones, pero eso es mucho menos de los más de $ 60 millones que el sector lograba facturar años atrás, logrando volúmenes similares”, dijo Malo.
El sector está conformado por un centenar de empresas que operan en tres segmentos: en el área de producción, plantas empacadoras y en la exportación. Todas ellas tuvieron que vivir los efectos inflacionarios que, en el 2022, siguieron reflejándose en costos navieros altos. En algunas rutas se llegó a cobrar tarifas entre el 35 y 40 % más alto que en años anteriores, lo que impacta la rentabilidad del sector.
Los productores, dice Malo, han tratado de producir de forma más eficiente para reducir costos, “pero esos esfuerzos son absolutamente neutralizados por un incremento de costos”. A ello, dice, hay que sumar un problema que año a año se agudiza: La pérdida de rentabilidad en el mercado norteamericano, adonde va el 95 % de las cajas exportables, pero un $0,27 más caras que el resto de países competidores.
Esto, debido a que el mango fue uno de los cerca de 300 productos ecuatorianos que perdieron preferencias arancelarias en ese mercado, desde el pasado 31 de diciembre del 2020. En esa fecha, el sistema generalizado de preferencias (SGP) de EE.UU. perdió vigencia y, desde ese entonces, no se lo ha vuelto a renovar.
Eso ha obligado a que la mayoría de exportadores deba asumir el pago del arancel para no perder competitividad, a costo de ver su rentabilidad caer. Pero si ese mercado norteamericano ha perdido réditos con los años, ¿por qué los exportadores siguen dependiendo de él y no buscan otros destinos?
Los actores de este sector explican que hallar otros compradores sigue resultando complicado, porque las variedades que se cultivan en suelo ecuatoriano, principalmente la Tommy Atkins, es la que consume Estados Unidos. Otros países que tienen alta capacidad de consumo demandan fruta sin fibra, una oferta que también tiene Ecuador, pero en mayor escala, por las condiciones de clima y factores relacionados a la agricultura que no permitan equilibrar esa oferta. Otro motivo, según se apunta, son las limitaciones logísticas. Países competidores como Brasil pueden llegar a Europa en un período de hasta 9 días, mientras que Ecuador lo hace entre 18 y 20 días, lo que no favorece a la condición de la fruta.
Pese a ya tener dos años sin SGP, el sector aún está con la esperanza de una renovación y que los recursos pagados por el arancel puedan ser devueltos de forma retroactiva. La pregunta, dice Malo, es cuánto más la industria pueda aguantar. “Nunca el SGP ha fenecido por una período tan largo, siempre ha sido dos, tres cuatro meses, pero no más. “Mientras más tiempo transcurre la esperanza se vuelve más débil y aumenta el riesgo de que muchos negocios y emprendimientos no puedan seguir vivos, lo que generará una reducción de oferta, mas no de una menor concentración hacia el mercado americano, porque eso ya depende de un tema de variedades y logística ”.
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Leer másEn esta industria hay empresas que aprovechan su capacidad y experticia para buscar alternativas. Una de ellas es la marca Real Mangos, dueña de la empresa Nirsa, que en noviembre pasado anunció la venta de mangos de exportación, pero esta vez para el mercado local. Victoria Aguirre, gerente general de ventas internacionales de Nirsa, sostiene que con la reserva de cosecha de Mango Keitt para el mercado nacional se proyecta colocar 51.000 kilos en las 5 semanas de la campaña de introducción. La idea de esto, dice, es atender con oferta premium la demanda que existe por alimentos saludables.
El mercado local, dice Malo, puede ayudar, pero no cree que todas las empresas lo puedan hacer o que la demanda interna pueda absorber gran cantidad de fruta. El real desafío, dice, es tratar de recuperar las condiciones que garanticen una real sostenibilidad del negocio, lo que está atado a un acuerdo con EE. UU. y los costos que encarecen la producción.