paneles solares
Medida. Un trabajador instala paneles solares en Quito.Archivo/Expreso

Obligados a cambiar la matriz energética

La mayor demanda per cápita de energía presiona a Ecuador a buscar otras fuentes. Una normativa da paso a la transformación

Las necesidades son ilimitadas y los recursos son escasos. Y, a medida que pasa el tiempo, con el desarrollo acelerado de la tecnología y de la crisis climática, el concepto que dio origen a la ciencia económica cobra más vigencia que nunca. En los últimos años eso ha sido particularmente claro en el Ecuador. La sed por energía ha venido en incremento. Según el Balance Energético Nacional 2023, el consumo de energía eléctrica por habitante aumentó 28,8 % entre el 2013 y el 2023, pasando de 1.304 kWh por persona a 1.680 kWh.

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El propio ministro de Energía y Minas, Antonio Goncalves, es consciente de la situación crítica. “El incremento constante de la demanda y los avances tecnológicos han dado grandes saltos, exigiendo a las entidades gubernamentales cambiar la visión global energética y la matriz productiva, dando lugar a nuevas políticas y directrices para una transición energética justa”.

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¿Una nueva matriz energética es urgente? No solo urgente, sino inminente. Según la Agencia Internacional de Energías Renovable, “el 90 % de la electricidad mundial puede, y debe, tener su origen en las energías renovables para el año 2050”. A solo 25 años, Ecuador avanza muy retrasado en el desarrollo de generación alternativa de electricidad, más allá de la hidroeléctrica, que significó el primer cambio de matriz.

En el 2021, el Plan Maestro de Electricidad preveía impulsar 2.200 millones de dólares en inversiones para energías renovables no convencionales. La Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec) señalaba entonces que para este año iban a ingresar 220 megavatios (MW) de energía eólica, 150 MW de hidroeléctrica, 100 de fotovoltaica y 30 de biomasa. En total: 500 MW. Para el 2025 se tenía proyectado un monto similar. Y para 2026 otros 120 MW de fotovoltaica. Sin embargo, las metas no se han logrado cumplir, a poco de culminar el año.

Hay esfuerzos privados que han dado pasos en ese proceso de cambio. Es el caso de KFC, que en julio de este año implementó una central de autoconsumo con más de 5.000 paneles solares, que aportan mensualmente entre 200 y 250 MW/hora al país; o el de Novopan, que avanza en la instalación de una planta de biomasa, que permitirá sustituir el 89 % de la energía fósil que utiliza por energía renovable proveniente del polvo de madera y biomasa.

Sin embargo, estos aportes no inciden aún significativamente para evitar los racionamientos en tiempos de crisis.

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Para el experto energético Jorge Luis Hidalgo, lo que se vive no es una crisis hídrica, sino una crisis económica, por la falta de inversiones después de grandes obras como Coca-Codo Sinclair. La oferta, dice, no aumentó y la demanda crece cada año, dejando un déficit de 1.080 MW. No es culpa de las hidroeléctricas. El país debe sincerar sus costos y aceptar una mayor participación privada. La pública es del 94 %. Diversificar sus fuentes es el gran reto.

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Sin embargo, la realidad misma ha impuesto ya la obligación de avanzar hacia un cambio. Para Eduardo Rosero, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Energías Renovables y Eficiencia Energética (Aeeree), la disponibilidad de financiamiento para cada una de las tecnologías ha cambiado muchísimo en los últimos años, debido a los riesgos que implica cada proyecto. “Mientras que hace una década los proyectos hidroeléctricos tenían ventajas sobre las otras tecnologías en cuanto a conseguir financiamiento, ahora proyectos solares fotovoltaicos y eólicos son los más fáciles de financiar. El desarrollo de una u otra tecnología dependerá de la zona geográfica y de los recursos naturales existentes y, sobre todo, del punto de conexión de los proyectos y la capacidad de las líneas de transmisión. No obstante, los proyectos que pueden ser desarrollados de forma modular siempre tendrán ventajas competitivas frente a otros”.

En eso coincide John Cartwright, gerente comercial de Solar Team. “En los próximos dos años, definitivamente vamos a tener un cambio de matriz energética. Hoy no tenemos la certeza de que vamos a poder abarcar la creciente demanda de energía en las industrias en el Ecuador a punta de hidroeléctricas, que incluso están perdiendo eficiencia con el pasar de los años. En nuestro caso, ya sumamos 15 MW ya instalados y tenemos 2,7 MW por ejecutar en los próximos tres meses con empresas privadas”.

Añade que la nueva regulación que entró en vigencia esta semana impulsará a que se instale más energía alternativa en los próximos años. Se trata de la actualización a la regulación de generación distribuida (Arconel 005-24), que abre la posibilidad al autoabastecimiento de energía para el sector industrial, comercial y residencial con energías renovables. “Esto significa que las industrias y comercios, por ejemplo, ya tienen la posibilidad de usar sus techos para generar electricidad a partir de instalaciones de energía solar fotovoltaica, entre otras tecnologías”, dice Rosero.

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Cartwright explica que hasta antes de esta normativa, las empresas solo podían cubrir hasta el 25 % de lo que necesitaban con este tipo de energía, pues su cálculo se basaba en la demanda máxima, es decir lo que requería en una hora pico. Ahora se podrá instalar hasta el 100 % de lo que necesite. Pese a la ilusión por las energías renovables, para Raúl Castro, experto energético de la Universidad Técnica Particular de Loja, hay que tomar el tema con pinzas. “Su principal problema es que son aleatorias, es decir no se puede tener la certeza de que, por ejemplo, un panel solar de 500 W va a dar esos 500 W, porque depende de la energía primaria que es el sol. Hay ciertas horas en que sí puede dar esa potencia, pero si se nubla, no hay esa radiación, entonces un rato dará 500, otro rato 300 y así. Lo mismo ocurre con la eólica: el viento no es permanente todo el tiempo. En este punto han aparecido como respuesta las baterías de litio, que sirven para almacenar energía y para proveer cuando se reduce esa provisión”.

TendenciaSegún la Agencia Internacional de Energías Renovable, el 90 % de la electricidad mundial puede, y debe, tener su origen en las energías renovables. Ecuador suma rezagos.

¿Al alcance de los hogares?

Enfrentar los racionamientos, que dadas las circunstancias podrían extenderse por varios años, hace a los hogares pensar en alternativas.

Según John Cartwright, de Solar Team, la energía fotovoltaica está por ahora al alcance de los estratos medios y medio altos. “Una casa en Ciudad Celeste, por ejemplo, en Guayaquil, de tres dormitorios, puede equiparse con una solución entre paneles y baterías por unos 12.000 dólares aproximadamente y no van a tener que preocuparse de cortes de energía en los próximos 15 a 20 años, que es la durabilidad de las baterías de litio. Para residencias más prémium, unos 20.000 dólares. Esa inversión se va recuperando con el ahorro en planilla eléctrica”.

En esa línea, Raúl Castro, de la UTPL, señala que la infraestructura eólica para hogares también es una solución. “No son esas aspas enormes, sino unas adaptadas al hogar, que se ubican en lugares donde corra más viento. Pero esta se puede sumar a energía fotovoltaica. La clave es tener diversificada la provisión de energía a través de varias fuentes”. 

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