Un menor aporte del Estado debilita al mercado bursátil
En el 2022, las bolsas movieron $ 13.452 millones, un 14 % menos que el 2021. En el sector privado, crece la demanda por papeles a largo plazo
En el 2022, el Estado revirtió la alta dinámica que venía teniendo en el mercado bursátil. Una menor emisión de certificados de tesorería y bonos hizo que los resultados del mercado bursátil terminaran el 2022 con una caída del 14 % en sus transacciones.
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Leer másSegún información oficial, la Bolsa de Valores de Quito (BVQ) y la Bolsa de Valores de Guayaquil (BVG) llegaron a mover $ 13.452 millones, eso significó $ 2.249 millones menos que el 2021. La caída se debe a que, en gran parte, la colocación de Certificados de Tesorería o Cetes, la deuda de corto plazo que emite el Gobierno en el mercado interno para obtener financiamiento, disminuyó un 51 %, luego de pasar de $ 6.222 millones a $ 2.997 millones, mientras que los bonos bajaron de $ 1.035 millones a $ 632 millones, un 39 % menos.
Las cifras, explica Arturo Bejarano, presidente de Kapital One y exintendente del Mercado de Valores, podrían significar que el Gobierno “pudo o quiso” endeudarse menos a corto plazo, o que también que en el mercado bursátil hubo menos disponibilidad de inversionistas privados para comprar esos títulos estatales, porque a su vez estaban cuidando de su liquidez.
Es que el 2022, pese a pintarse como un año de recuperación, no fue tan fácil a nivel de inversiones. El paro indígena de junio del año pasado, que duró 18 días, dejó sus estragos: generó pérdidas económicas, pero también desconfianza en el segundo semestre del año, llevando al riesgo país a su pico más alto (por sobre los 1.000 puntos).
Ese escenario, dice el experto, incidió en el cambio de la dinámica de hacer inversiones, pues quienes acudieron al mercado bursátil buscaron otros mecanismos para salvaguardar sus capitales. Algunos prefirieron comprar títulos valores a largo plazo. Y eso, aclara Bejarano, pese a la caída general que registró el mercado bursátil, es un factor positivo. “Eso es un buen síntoma, porque significa que el mercado de títulos del sector privado dejó el cortoplacismo que tenía en el 2021 para poder dar opciones de financiamiento a más largo plazo, a las empresas del sector real”.
Según datos del mercado, las obligaciones corporativas, aquellos papeles que emiten las empresas con plazos de más de 1 año para obtener capital a través de las bolsas, llegaron a duplicarse, tras pasar de $ 486 millones a $ 880 millones. Eso contrasta con la caída que tuvo, en cambio, el papel comercial (corto plazo), que desciende de $ 1.030 millones a $ 604 millones. Pero, ¿qué motiva a invertir recursos de esta forma? La rentabilidad: a mayor tiempo, más intereses se ganan, pero también la recuperación de la confianza en el mercado, en los últimos cuatro meses del año.
El analista bursátil Ismael Vélez, en cambio, destaca otra realidad. Para él, un nuevo año acabó de cerrarse con el gran pendiente de ver crecer al mercado bursátil como un nicho de inversión, con el que puede contar el sector privado. Vélez observa las cifras y aclara de dónde provienen los recursos que más transacciones generaron: solo en certificados de inversión, depósitos y tesorería, sostiene, están concentrados $ 10.000 millones, de los $ 13.452 millones que se movieron el año pasado. Los certificados de tesorería, como ya se ha dicho, es emisión estatal, pero los primeros, añade, “son certificados de ahorro y depósitos, certificados que se negocian obligatoriamente por bolsa, sobre todo las compañías de seguros que están obligadas a comprar por mecanismos del mercado de valores. Pero en este segmento que más mueve, ¿qué hay de mercado de valores? Nada. Qué empresa ha creado deuda o ha emitido una acción”, se pregunta.
Los rubros que al respecto reclama Vélez continúan siendo bajos en este mercado. Son los fondos y las empresas fortalecidas como La Favorita, La Fabril, El Rosado, los que normalmente siguen marcando la dinámica. “Aún hay muy pocos emisores de renta variable, acciones, capital de riesgo, no deja de ser un mercado interesante para negocios que buscan financiamiento a través del mercado de valores, sí, pero sigue siendo un mercado ilíquido para el inversionista, porque aún le es difícil vender lo que adquiere”, dice.
Los resultados de la integración bursátil con países de Centroamérica y el Caribe, por la que ambas bolsas, de forma independiente, han apostado para tener una mayor dinámica, siguen pendientes. También el conocer las reformas que se vienen gestionando para generar mayor confianza en un mercado, que hace poco, fue afectado por ciertas estafas que cometieron empresas.