El mercado bursátil se debilita como pilar del sector productivo en Ecuador
Las transacciones privadas fueron menores en el 2024, pero lo que movió el sector público compensó vacíos
El 2024 fue más dinámico para el mercado bursátil, sus transacciones se recuperaron y crecieron un 18 % al pasar de $ 13.313 millones a $ 15.752 millones; no obstante este fue un año que estuvo lejos del principal objetivo de las bolsas: el de servir como pilar financiero que impulse el desarrollo del sector productivo. Las condiciones económicas empujaron al parqué a ser pieza clave para contrarrestar la iliquidez, pero sobre todo del sector público.
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Leer másLa caída en la emisión de papales de empresas que buscaron capitales frescos, habla del menor protagonismo que tuvieron el año pasado. Según información del mercado bursátil, las obligaciones corporativas, que son un papel de largo plazo (a más de un año), pasaron de $ 731 millones a $ 534 millones, una caída de $ 200 millones, un poco más del 20%; las titularizaciones, en cambio, descendieron de $ 505 millones a $ 319 millones.
Actores de este mercado atribuyen estos resultados a las mismas condiciones económicas que tuvo el 2024. El entorno de iliquidez y las altas tasas de interés, generaron una desaceleración de la economía que hizo que las empresas tengan menos proyectos para financiar. “Como el mercado tuvo una recesión, fruto de tasas de interés altas, de iliquidez, de menores ventas en general (debido a la inseguridad y los apagones), los negocios llegaron a tener una menor perspectiva de crecimiento....así, por ejemplo, la empresa en lugar de necesitar $ 1.000 para operar ahora necesitó $ 600 porque no tuvo la expectativa de producir ni vender tanto. Entonces como necesitó menos dinero ya no necesitó salir a emitir”, explicó a EXPRESO, Diana Torres, presidenta del directorio de la Bolsa de Valores Quito (BVQ), que el año pasado movió el 53.85% de las transacciones.
Esta poca previsibilidad de expansión, añade, hizo que los títulos que el sector privado emite a corto plazo cobraran mayor importancia, como el papel comercial, que creció $ 600 millones a $ 775 millones. “Lo que nos dice esto es que las empresas sí tuvieron la capacidad de generar papel de corto plazo, por qué? Porque sus proyectos eran necesidades urgente, cortas, de dinero de 90 días de 180 días”, dice.
Según data de este sector, el año pasado a nivel nacional hubo 384 emisores de títulos en busca de financiamiento, versus los 402 del 2023, lo que no necesariamente significa que haya habido menos emisiones. Arturo Bejarano, presidente de la casa de valores, Kapital One y exintendente del Mercado de Valores , enfoca el problema a la menor oportunidad de venta de estos papeles. Habría que ver, dice, a qué sectores se fue el financiamiento el año pasado.
Mayor emisión de bonos estatales
Y en ese sentido, las transacciones de las Bolsa de Valores de Guayaquil (BVG) y Bolsa de Valores de Quito (BVQ), son claras. Evidencian que la mayor cantidad de recursos se fue al Estado: la venta de bonos estatales en el 2024 creció más de un 100 % al pasar de $ 580,3 millones a $ 1.234,7 millones en un solo año, mientras que los Certificados de Tesorería fueron de $ 2.479 millones a $ 3.566 millones, un 43 % más. Crecimientos que aportaron de forma significativa al resultado final de este mercado.
Las necesidades fiscales, dicen los expertos, llevaron al Gobierno a fortalecer el protagonismo que desde hace algunos años viene teniendo en bolsas. Algo que, si bien se torna positivo, dice Bejarano, también llega a tener un efecto contraproducente. “El año pasado vimos un comportamiento de endeudamiento mucho más agresivo. Una mayor emisión de bonos del Estado para pagar sobre todo a proveedores en lugar de usar efectivo. Pero, qué pasa, también es una realidad que cuando el sector público se endeuda más, este entra a competir por financiamiento con el sector privado; es decir, las empresas, el sector real”, señala.
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Leer másA esta dinámica, coincide Torres, abonó el mayor interés que el Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) tuvo en obtener bonos, dejando de comprar papeles del sector privado “porque no había tanta disponibilidad o porque veía oportunidades y compró más papel del Estado”.
Pero no fue lo único. El año pasado, sostiene Bejarano, el sector financiero tanto público como privado también captó más recursos, ahondando esta competencia con el sector real. En un año, los certificados de depósitos crecieron de $ 3.178 millones a $ 3.967 millones. Igual desempeño tuvieron los certificados de inversión y los certificados de tesorería, emitidos por este mismo sector. “Esto significa que el financiamiento del sector real se ha ido al Estado y al sector financiero”, que son los que han captado los mayores fondos no solo de instituciones públicas sino también privadas.
La expectativa es que este año, el mercado se vuelva más dinámico. La baja de tasas y una banca más líquida son las primeras señales de que eso podría pasar, a eso hay que sumar la llegada de un nuevo Gobierno con nuevas directrices, que podrían hacer que las condiciones del mercado se transparenten y que con ello vuelva a reactivarse. Esto último, sostiene Torres, es esencial. El tener a empresas que emitan en menor medida papeles a largo plazo, es lo que traba la inversión, la producción y hace que, por ende, la economía no crezca.
No obstante, Bejarano recuerda que para lograr una real reactivación de este mercado hay que empezar por fortalecer la educación financiera de la población y por aplicar incentivos y reformas que vuelvan más expedita la inversión en este sector.
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