Con nuevas reglas se bautiza el control de la pesca menor

Después del atún, la pesca de pelágicos pequeños es la segunda de mayor importancia en el país, pero una de las más olvidadas. Su actividad mueve más de 24.000 puestos de trabajo directos y $ 235 millones en exportaciones anuales, pero sobre ella, hasta la semana pasada, no existían reglas definidas que permitieran controlar su conservación y crecimiento. 

La Ley de Pesca, a casi un año de su vigencia, intenta empezar a cambiar esa realidad. El Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca acaba de emitir el primer instrumento de ordenamiento pesquero que apunta a garantizar la sostenibilidad de este sector (que captura peces de cardumen  que se mueve a media agua) del cual depende parte de la industria y miles de pescadores artesanales.

La llegada del Plan de Acción y Manejo para la Pesquería de Peces Pelágicos Pequeños ha sido considerado como un hito por actores de este sector, pues hasta ahora solo existían controles improvisados y poco integrales, implementados por cada autoridad de turno. “Cada vez que se cambia a una autoridad, las normas terminaban siendo una especie de borrón y cuenta nueva. Ahora con estos instrumentos  se buscan evitar eso. Que independientemente de la autoridad que ocupe el puesto, se conozca cuál es la ruta que se debe seguir según el análisis de la estrategia de manejo”, señala Jimmy Anastacio, analista y asesor de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP).

Regular a este sector, dice, siempre ha sido un desafío, por el amplio número de especies que encierra   (macarela, caballa, sardina, picudillo, botella, anchoveta), y por la escasa    información que se ha tenido al respecto. 

Por ello este plan, elaborado con el apoyo técnico del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), define políticas más eficientes sobre las vedas a implementar, plantea auditorías periódicas para evaluar el desempeño y la transparencia del sistema de control y vigilancia, para con ello contrarrestar la pesca ilegal y evitar otros riesgos asociados a la sobrepesca o sobreexplotación de los recursos.

El último estudio que Ecuador obtuvo sobre el nivel de oferta de estas especies, con corte al 2019, mencionó que aunque estas habían salido ya de su condición de sobreexplotación, el país aún tenía una tarea  pendiente para recuperar los niveles de su stock.

Matilde Mordt, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), reconoció el esfuerzo que hace el país por formalizar su actividad pesquera. Diseñar este instructivo, destacó, demandó del diálogo de representantes de la industria que llegó a dar resultados en 11 mesas de trabajo, aun en los meses más críticos de la pandemia. 

Perfeccionar los controles es    mejorar el    sistema de trazabilidad del producto, uno de los requisitos básicos que exigen mercados como el de la Unión Europea, y que hoy sigue siendo blanco de análisis para ser incluido en el próximo reglamento que aún le falta a la Ley de Pesca.

Para Rafael Trujillo, director de la CNP, estos instructivos también representan oportunidades para esta pesquería que durante muchos años “ha sido abandonada a su suerte”. Significa la opción de poder certificar sus procesos y conquistar nuevos clientes en un mercado global que al año incrementa su consumo en un 3,1 % (por encima del 1,7 % que crece la población). 

• PARA SABER

ESTA INDUSTRIA. Ecuador está entre los 25 países con mayores volúmenes de pesca a nivel mundial. Aproximadamente 80 % de la pesca es destinada a mercados internacionales. Después del atún, la pesca de pelágicos es la que más mueve.

ESTE SECTOR. El año pasado, este sector (sin acuicultura) generó cerca de $ 1.500 millones en exportaciones. De eso, se estima, más de $ 235 millones son producto de la oferta de pelágicos pequeños, una industria de la cual dependen más de 24.000 personas.

EL CONSUMO. La formalización del sector genera expectativas. Quienes creen en la potencialidad de este mercado, hablan de la oportunidad de expandir las ventas. El consumo global de pescado crece un 3,1 %, por encima de lo que crece la población.