Los repartidores son la otra ‘primera línea’
Las aplicaciones de entrega a domicilio han experimentado un ‘boom’ de demanda durante la pandemia de COVID-19
Marlont asegura que en medio de la pandemia ha tenido que trabajar 15 horas al día para conseguir ingresos mensuales cercanos a los $ 600. Dinero vital para sobrevivir junto a su novia y poder enviar algo a sus familiares que están en Venezuela.
El motociclista de una de las aplicaciones de entrega a domicilio debió superar el miedo a contagiarse de COVID-19 al momento de realizar su trabajo.
“Incluso yo repartí a un señor que tenía COVID-19 y sí sentí miedo completamente. Yo creo que psicológicamente eso me afectó porque a los dos o tres días amanecí supermal. Afortunadamente fue un resfriado común”, aseguró.
Para el repartidor, el trato de las empresas no ha sido justo porque nunca les hicieron un aumento a las tarifas que ganan, pese a que están más expuestos al contagio.
Con el confinamiento obligado por la pandemia de COVID-19, las plataformas de entrega a domicilio experimentan un ‘boom’ a escala global: una explosión en descargas, un aumento considerable de pedidos a restaurantes y un sinnúmero de personas sumándose a sus filas para convertirse en “socios repartidores”.
Uber Eats, Glovo y Rappi: las tres multinacionales que compiten en el país, comentaron a EXPRESO su crecimiento exponencial en estas semanas. Y eso no es todo. El mercado nacional de ‘delivery’ o entrega a domicilio resultó tan atractivo en estos días que se han creado empresas locales que se han sumado a la competencia.
La cantidad de pedidos se ha multiplicado por seis, aseguró Alejandro Freund, country manager de Rappi en Ecuador. Antes de la pandemia, en febrero, la aplicación de origen colombiano contaba con 1.500 repartidores y actualmente superan los 3.500.
Ha aumentado
el número de repartidores de apps de entrega a domicilio desde marzo.
En el caso de Glovo, pasaron de 1.500 repartidores a más de 2.500, aseguró Daniel Arévalo, gerente de la firma en Ecuador. Mientras que Uber Eats señaló que a lo largo de América Latina han visto que el interés de restaurantes para incorporar la opción de entrega de comida a domicilio, a través suyo, ha crecido hasta 10 veces.
Además, en Uber Eats han observado un aumento significativo en los pedidos a restaurantes independientes desde finales de marzo. Sin embargo, no se detallan cifras concretas.
Si bien el modelo de negocio, basado en economía colaborativa, goza de un buen momento, la situación de los repartidores no ha cambiado mucho. Según testimonios de trabajadores recogidos por este Diario, los pagos se han mantenido y las condiciones de trabajo siguen intactas.
Si bien el debate no es nuevo, la pandemia y la exposición de los repartidores al contagio han motivado nuevamente la discusión de las condiciones mínimas que deben tener este tipo de trabajadores. En Argentina, Chile o España, por ejemplo, se han buscado algunos mecanismos para proteger a los ‘riders’ (repartidores) de las aplicaciones de ‘delivery’.
En el país hubo una intención de regularizar el trabajo de personas que laboran por medio de plataformas digitales. En 2018, el exministro de Trabajo Raúl Ledesma señaló que analiza “una modalidad contractual correspondiente a la actividad económica que realicen con un empleador” que permita visibilizar a este tipo de trabajadores, “que pague décimos y los afilie”, pero de acuerdo “al tiempo de trabajo que efectivamente realicen”.
No obstante, la intención quedó en anuncio. Al preguntarle al Ministerio de Trabajo cuál es la situación de ese anuncio, contestó que la cartera de Estado “continuamente genera mecanismos laborales que mejoren las condiciones de los trabajadores y resguarden sus derechos”.
Para Gabriel Recalde, director del Centro de Estudios de la Política Laboral, el trabajo a través de plataformas digitales es una “subespecie del trabajo autónomo”, en el que la persona tiene una relación parcial de dependencia, “una evolución de la relación de dependencia clásica”.
Regularizar a ese grupo de trabajadores es fundamental, dijo Recalde, para que tengan acceso a la seguridad social y sobre todo a un contrato. “Para que se tenga un contrato digno es necesario tener un contrato”, añadió Recalde.
“Si el día de mañana se accidentan, si pasa algo, lo peor es que el Estado ecuatoriano tiene que pagar eso. Si se accidentan en una avenida van a la salud pública”, dijo Recalde.
Las empresas tecnológicas han asegurado que apoyarán tecnológicamente a los repartidores en caso de que se contagien con COVID-19. Por ejemplo, Uber Eats señaló que quienes estén en esta situación recibirán, por única ocasión y de forma extraordinaria, un apoyo económico por hasta 14 días. Rappi también cubrirá el lucro cesante en caso de contagios y apoyará a costear medicinas. Una medida parecida también está en los protocolos de Glovo.
Sin embargo, las tres aplicaciones han señalado que no han reportado contagiados entre sus socios repartidores durante los tres últimos meses de la pandemia.