Santa Elena, una promesa agrícola
La provincia proyecta ser un nicho clave en este tipo de oferta. Tras la pandemia, su frontera se amplió. Hoy posee 10.000 nuevas hectáreas con cultivos diversos
En los años 2020 y 2021, en plena época de pandemia, la provincia de Santa Elena logró reactivar a una de sus actividades productivas más decaídas: la agricultura. La escasez de trabajo en el lugar y la falta de alimentos agudizada por el confinamiento y las restricciones de movilidad motivaron a pequeños y medianos agricultores volcar sus ojos al campo, una decisión que hoy muestra resultados alentadores.
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Leer másSegún el departamento de Fomento Productivo de la Prefectura de Santa Elena, en la provincia existen 24.000 hectáreas productivas, eso es 10.000 más que las registradas antes del 2020. Las nuevas zonas identificadas están en el perímetro de la ruralidad; es decir, la que es empleada por los comuneros. Si se toman en cuenta las áreas que pertenecen a grandes empresas el territorio agrícola es mayor y podría alcanzar las 50.000 has.
En zonas como las de Colonche, Julio Moreno y Chanduy, por donde pasa el canal del trasvase, ha sido más fácil obtener el agua para el riego. Mientras que los campesinos de la parroquia Manglaralto optaron por la construcción de pozos someros en los cuales a poca distancia de profundidad han logrado encontrar el líquido.
Wilmer Guale, agricultor de Colonche, tenía cultivo de sandías y melones, pero en el último año decidió probar con la siembra de hortalizas.
Guale tiene una parcela de cuatro hectáreas donde siembre pimientos y tomates, además de camote, yuca, piña e incluso los árboles de tamarindo que desde hace mucho tiempo no aparecían en la zona. “El tener el agua cerca ha jugado a favor y ha hecho que todo reverdezca. La agricultura es ahora una de las principales actividades económicas de los pueblos de esta zona”, expresó.
A poca distancia del cultivo de Guale está el de Nelson Tomalá, quien tiene una plantación de guanábanas. La cosecha de este fruto se avecina y tiene una enorme expectativa por la comercialización. “Ya tenemos pedidos. Si todo sigue bien tendremos importantes ganancias”, dijo entusiasmado.
El experto agrónomo Mario Lapo estima que el resurgimiento del agro en el área rural de la Península en poco tiempo podría convertirla en una potencia agrícola, es que no solo se producen cultivos tradicionales, sino también otras siembras como la uvas, pitahayas, aguacates, mangos, banano, y entre otros frutos de exportación. “Existen empresas asentadas en las comunas: El Azúcar, Zapotal, San Rafael y Rioverde, cuyos frutos ya se venden en el extranjero”, refirió Lapo. El experto hace alusión al banano, las uvas, el mango y pitahayas que salen de esta área a otros países.
Lapo admite que la producción en Santa Elena aún no es considerablemente grande si se la compara con otras provincias tradicionalmente agrícolas del país, pero remarca que la Península se traza una buena ruta de desarrollo.
Se estima que alrededor de 5.000 mil personas trabajan en los campos peninsulares. “Pero esto es algo que recién empieza, si no se presentan plagas o enfermedades difícil de controlar, en poco tiempo creemos que Santa Elena será la nueva potencia agrícola del Ecuador”, coincidió Jorge Espinoza, encargado del sistema agrícola de la Prefectura local.
En la actualidad los pequeños agricultores aportan con sus cosechas para el consumo local y de otras ciudades como Guayaquil, Manta, Milagro y otras. Los cítricos y hortalizas de la península son los frutos que más salen hacia esos lugares. Cada agricultor cultiva, un promedio entre dos y tres hectáreas.
Según datos de la Cámara de Comercio de la Península, la primera actividad económica de esta jurisdicción es la pesca, seguida del turismo y la agricultura, pero es esta última la de mayor proyección. “Por los buenos precios del camarón y la pesca de exportación se mantiene la actividad pesquera como la más importante de la zona, pero la agricultura ha dado un paso gigante”, aseveró Marco Nieto, experto en temas de economía.
En estos días empezó la cosecha de cultivos de ciclo corto en las comunidades de Sinchal y Barcelona que pertenecen a la parroquia Manglaralto. Sandía, melón, pepino y pimiento son los productos que los agricultores han empezado a comercializar. Pero no es lo único. El crecimiento agrícola también se nutre de lo que ofrece la zona urbana, con la implementación de huertos familiares. En las ciudades de La Libertad, Salinas y Santa Elena se ha empezado a producir en pequeñas cantidades vegetales como zanahoria, cebolla, brócoli y acelga.
- UN POTENCIAL CON RIESGOS
El suelo ha demostrado sus bondades, pero la provincia, al igual que otras, acumula pendientes por resolver y uno de ellos es cómo mejorar sus niveles de productividad.
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Leer másPara el experto agrícola Mario Lapo, para lograr aquello es necesario trabajar en capacitación y tecnificación en el campo.
El ingeniero agrónomo Marcelo Pesantes coincide con eso. El agricultor requiere orientación hasta para cosas que pudieran resultar sencillas. “El manejo del clima, por ejemplo. Y ahí es cuestión de planificar los tiempos para las cosechas. Si tenemos métodos modernos a la mano hay que aplicarlos”, señaló.
La provincia, dicen, también anota entre sus carencias la falta de caminos vecinales para trasladar los frutos en época de cosecha, también la escasez de mano calificada.
“No tenemos colegios agrícolas, los que existían antes cerraron la especialidad por la falta de estudiantes. En la universidad la facultad de Ciencias Agrarias es la que tiene menos estudiantes. Si queremos ser una potencia en agricultura las autoridades deben trabajar en un plan efectivo de educación”, señaló el ingeniero agrónomo Marino Matías.