Sector cocotero de Esmeraldas pide al Gobierno declararlo en emergencia: ¿Qué pasa?
Quieren acabar con el picudo negro, la plaga que ha acabado con más de 10.000 hectáreas de palmas de coco en esa zona
Más de 1.200 familias en el norte de la provincia de Esmeraldas se han quedado sin su sustento económico principal, en lo que va del año: la venta de coco. Esto, debido a la plaga del insecto picudo negro (Rhynchophorus palmarum) que ha diseminado la enfermedad Anillo Rojo (AR) y que ya ha devastado más de 10.000 hectáreas de plantaciones de palmas de coco en esa zona.
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Los productores perjudicados son de más de 30 comunas asentadas en cantones como San Lorenzo, Eloy Alfaro y Muisne. Así lo reportaron la Federación Provincial de Comunas de Esmeraldas (Fecopres) y la Asociación de Producción Agrícola de Coco del Norte de Esmeraldas, la semana pasada, tras una asamblea de cosechadores afectados por dicha pandemia.
Para la reunión, estaban invitadas autoridades de los cantones locales y representantes del Gobierno, a quienes los campesinos querían exponerles las afectaciones y pedirles ayudas económicas y fitosanitarias. Pero de parte del Ejecutivo, no hubo presencia.
¿Cómo afecta el picudo negro?
“Esta plaga ha afectado directamente a unas 1.200 familias que en Esmeraldas se dedicaban al cultivo de coco, pero hay otras familias y trabajadores indirectamente afectados. Tenemos reportes de que esta plaga también está matando palmas de coco de Manabí, pero hasta ahora el Gobierno, pese a tantos pedidos, no nos da solución”, menciona a EXPRESO, Robinson Caicedo, presidente Fecopres.
El ‘picudo negro’, un bicho similar al cucarrón, que mide entre 4 a 5 cm en longitud y 1.4 cm de ancho, se incrusta en la palma de coco, por la tierra o por el tronco de la palma, e ingresa hasta el corazón de ella donde pone sus huevos y empieza a comerse la plantación, hasta que esta es derribada al suelo. Luego migra a otras palmas en pie y hace lo mismo.
¿Cuál es el origen del picudo negro?
Si bien esta peste apareció en el 2009, tuvo un primer auge hasta el 2014. Para los años siguientes, hasta el 2019, pudo ser medianamente controlada. No obstante, desde entonces y hasta la fecha ha venido nuevamente en ascenso de manera progresiva y teniendo un repunte en los últimos meses.
¿Qué pide el sector cocotero en Ecuador?
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Leer más“Lo que queremos es que nos ayuden a renovar los cocotales que se nos murieron y que nos han dejado desamparados porque ese era nuestro sustento. No teníamos más sembríos y no podemos seguir sembrando porque las plantas se nos mueren”, indica José Runo, uno de los cosechadores de coco, mientras muestra cómo la enfermedad ha devastado su finca.
Una familia dedicada a este negocio tiene en promedio entre 2 a 7 hectáreas de plantaciones de coco de las que produce de 500 a 1.000 cocos al mes. Este producto es vendido por los campesinos a intermediarios que lo distribuyen a fábricas y negocios de ciudades como Guayaquil, Quito y Cuenca, donde se aprovecha desde el agua, la cáscara y el fruto para crear aceites, cremas, helados y hasta bisuterías.
De acuerdo al levantamiento de información de las asociaciones de cocoteros, desde el año 2018, la provincia verde ha dejado de producir casi un millón de cocos al año, debido a esta plaga. Un golpe directo al bolsillo de los campesinos que desde entonces han tenido que sacar créditos con el Estado para poder combatir el mal, pero que sus plantaciones no han hecho otra cosa que seguir muriendo. Y es que las acciones que hasta ahora habían tomado los cosechadores de coco era el resembrar una planta por cada otra que moría por causa del insecto. Sin embargo, esa actividad no les ha valido de nada. Por ello han tenido que reinventar, los que han podido, con otras fuentes de ingresos.
“Lo que estamos buscando es que se nos declare en emergencia a la provincia. Esta emergencia es específicamente fitosanitaria y económica-productiva”, destaca Caicedo.
Como ayuda principal, que piden los productores al Gobierno, es las condonaciones de las deudas e intereses que mantienen con BanEcuador, desde el año 2009, cuando tuvieron que sacar préstamos de hasta $15.000 para hacerle frente a esta pandemia y que, desde entonces, no han podido pagar en su totalidad porque sus frutos no rinden y, al contratio, solo les ha traído un rosario de pérdidas económicas.
“Queremos que el Gobierno nos ayude condonando las deudas que tenemos en el banco y que a la vez nos reactive el crédito para poder seguir trabajando”, añade Olivia Francis, otra de las productoras.
Desde que esta plaga apareció, según cuentan los afectados, el sector de cocoteros ha estado viajando a Quito para pedir la ayuda de los Gobiernos de turno para frenar esta situación, pero además de los créditos, no se les ha dado una ayuda real, argumentan.
El picudo negro también afecta otras plantaciones
Esta plaga también afectó, en años pasados, a las plantaciones de palma africana, de donde se extrae aceite, pero, según cuentan los productores, las empresas palmicultoras pudieron recuperarse, ya que tenían las herramientas económicas para hacerle frente, no así lo han podido hacer los campesinos y cultivadores del coco quienes siguen esperando un firme respuesta desde el Gobierno.
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