Sector florícola.
Los trabajadores de la finca Sanbel empacan las flores para su comercialización.Gloria Taco.

Sequía y cambio brusco del clima golpean a floricultores

La situación también ha implicado que los agricultores lleguen con menos productos a los mercados

En la provincia de Cotopaxi, los pequeños agricultores han visto cómo su producción ha sido afectada drásticamente por el fenómeno climático, que no da tregua. Las sequías, las temperaturas extremas y los fuertes vientos han convertido el día a día de estos productores en una batalla constante por mantener sus cosechas y su sustento.

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EXPRESO llegó hasta la propiedad de Daniel Tonato, productor de pimientos, tomate riñón y pepinillos, ubicada en la parroquia Mulalillo del cantón Salcedo, en la provincia de Cotopaxi. Tonato señaló que experimenta de primera mano los estragos del cambio climático, el cual desde hace varios meses ha traído consigo un escenario de fluctuaciones de temperatura que afectan tanto dentro como fuera de los invernaderos.

Según relató, los termómetros han marcado hasta dos grados centígrados fuera de los invernaderos, mientras que en el interior las temperaturas han descendido hasta los seis grados, niveles que afectan directamente la calidad de los cultivos.

“La planta se estresa con el descenso de temperatura, se cae la flor y se evita la polinización. Esto reduce la producción y se refleja en la escasez de productos en los mercados locales”, mencionó Tonato. La falta de flores y frutos sanos disminuye la capacidad de los agricultores para abastecer el mercado regional, lo que incrementa los precios de los pocos productos disponibles.

Otro de los grandes desafíos que han enfrentado es la falta de agua. Los caudales de los ríos que tradicionalmente abastecen los sistemas de riego han disminuido considerablemente, lo que ha obligado a Tonato y sus vecinos a buscar soluciones alternativas. “Nos hemos visto forzados a comprar agua en tanqueros. Cada uno nos cuesta 25 dólares y necesitamos cuatro tanqueros por semana”, explicó.

A medida que los costos de producción se disparan, el margen de ganancia se reduce, y los productores se enfrentan a la posibilidad de que el esfuerzo invertido no sea rentable. La falta de agua, sumada a las altas temperaturas dentro de los invernaderos, ha generado un ambiente que afecta la humedad de las plantas y acelera el deterioro de los cultivos.

Aumentan los costos de producción 

sequía
La falta de lluvias, es decir la severa sequía que afronta el país, ha mermado la reserva de agua de los sembríos de las fincas.Gloria Taco.

Los costos de producción no solo han aumentado por la necesidad de comprar agua, sino también porque las plantas requieren más fertilizantes y cuidados especiales para resistir las condiciones extremas.

Patricio Sánchez, productor de rosas en la parroquia Aláquez, al norte de Latacunga, ha sido gravemente afectado por el cambio climático. Sánchez explicó que las temperaturas dentro de los invernaderos han alcanzado los 35 grados centígrados durante el día, mientras que por las noches descienden a niveles bajo cero.

“El producto se quema. Las plantas no pueden soportar estos cambios tan drásticos. Antes teníamos tallos de rosas de hasta un metro, pero ahora apenas alcanzan los 50 centímetros, y los botones no son grandes, lo que ha hecho que las ventas disminuyan”, señaló.

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Según Sánchez, las exportaciones de rosas, que antes constituían el 80 % de su producción, ahora han caído a un alarmante 30 %. Las ventas se han desplomado y los ingresos apenas alcanzan para cubrir los salarios de los 140 empleados. “Estamos con las justas para pagar los salarios. Antes contábamos con utilidades, pero ahora la situación es diferente”, expresó.

Mencionó que la reducción del caudal de agua, un recurso esencial para mantener la producción de rosas, es notable. Aunque la concesión de agua sigue siendo la misma, el flujo ha disminuido en un 50 %, lo que ha puesto en riesgo la sostenibilidad de su negocio.

Las pérdidas en la plantación son evidentes. Por ejemplo, antes entregaba 200 cajas de flores a un cliente de exportación, pero en la actualidad la compra se ha reducido a 50 cajas, lo que representa una afectación cercana al 75 %.

“Si la situación continúa, podríamos entrar en quiebra. No tenemos otra alternativa”. El panorama es desolador. Las fuentes de empleo que generan estas pequeñas empresas agrícolas también están en peligro. La falta de recursos y el aumento de los costos han puesto en riesgo los trabajos de cientos de familias que dependen de estas actividades.

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