
El SOTE acumula seis fugas y perjuicios en los últimos cuatro años
Protestas, sabotaje, hundimientos y deslizamiento de tierras por erosión de río, entre las causas. ¿Cuál es la solución?
Una nueva rotura en el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (Sote), debido a un deslizamiento de tierra por las fuertes lluvias en el sector El Vergel, en Quinindé, no solo afecta los niveles de producción petrolera. Ha puesto también en apuro a los hogares de Esmeraldas por la interrupción en la provisión de agua potable y en emergencia a toda una provincia por el daño ambiental que genera.
El Sote, uno de los oleoductos clave encargados de transportar el petróleo extraído de los pozos de la Amazonía hasta la costa ecuatoriana, donde es refinado y embarcado en buques petroleros para su exportación, vive en constante emergencia. El último evento, suscitado el pasado 13 de marzo, no es el único, es uno más de los seis reportados en los últimos cuatros años .
Otro evento se registró apenas cuatro días antes. El pasado 9 de marzo a la altura del kilómetro 179 de la vía Quito – Lago Agrio (Napo), lo que provocó la paralización de la operación, el cierre de válvulas y la movilización de equipos especializados y recursos desde varias estaciones.
¿Cuáles han sido las principales causas?
Entre las causas principales de estos eventos están las protestas de comunidades amazónicas y denuncias de sabotaje en contra del sistema, así como deslizamientos, hundimientos en la zona, vinculada a la erosión de ríos por factores climáticos.
El principal problema, según han detectado especialistas en el tema, es la erosión regresiva del río Coca que ha afectado a los oleoductos desde abril de 2020. El hecho que mayor preocupación causó en el SOTE se dio en junio del año pasado. El problema tardó más de 80 días en resolverse provocado que la producción petrolera cayera un 19 %, lo que llevó a declarar la fuerza mayor de las exportaciones petroleras disminuyendo los ingresos en más de 1.500 millones de dólares.
Para el exministro de Energía, René Ortiz, los efectos de estos eventos climáticos con consecuencias geológicas responde a la falta de una política de gestión y planificación. "La forma de evitar eso es que el Estado invierta cambiando la ruta por donde pasa el oleoducto...hay 504 kilómetros que pasan por zonas agrestes", sostiene.
Tampoco, aclara, Petroecuador ha invertido en reemplazar las partes y piezas de un sistema que lleva 40 años funcionando las 24 horas de la semana, y que desde algún tiempo vienen mostrando deterioro. "Son piezas que se requiere tener en bodega, que hayan sido mandadas a fabricar y comprar anticipadamente. Eso no se hace. No son piezas que se encuentran en cualquier percha", dice el exfuncionario.
La salida es la concesión
Ortiz reconoce que parte de este problema también se da por un tema presupuestario, la falta de liquidez que ahora mismo tiene la estatal petrolera, Petroecuador, para impulsar cierto tipo de inversiones. Algo que también, dijo, se podría corregir, si la renovación del Sote se ofrece en una licitación internacional, para que su gestión y administración la maneje un tercero. Tal como se intentó hacer con el campo Sacha. El Estado, que se muestra desfinanciado, señala, no debería tener a su cargo este tipo de proyectos, cuyos sistemas requieren ser renovados constantemente..
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