De tamaño pequeño y de gran atractivo
Los envases miniaturas ganan fuerza. Las empresas del país ahorran gastos en logística. La oferta ya no solo está el sector de alimentos
Faltan tres días para que termine la segunda quincena de noviembre, tiempo en el que, por lo general, las provisiones en el hogar se acaban y, en medio de necesidades, no hay suficiente dinero para comprar, por ejemplo, un frasco grande de champú, que según la marca llega a costar hasta siete dólares. “Pero si tienes un dólar puedes adquirir tres sobres del mismo producto en $ 0,30, y hasta sobran $ 0,10 para comprar la yerbita para el seco”, opina Maruja Cedeño, ama de casa que en tiempos de apuros no ha dudado en recurrir al formato miniatura de la oferta, que cada vez se consolida más en el mercado, en tiempos de crisis.
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Leer másLo que ella cuenta es una escena que se repite antes de recibir el pago de la quincena y fin de mes en muchos hogares. Quizá Cedeño no lo sepa, pero adquirir sachets de una gran variedad de artículos está dentro de una práctica que en el mundo empresarial se conoce como ‘downsizing’, que en inglés se traduce como ‘bajar tamaño’, un método bautizado en un inicio por la reducción de la plantilla que se aplica a un negocio, pero que ahora es aterrizado también al tamaño de los envases que se ponen a disposición del consumidor.
No es nada nuevo. Lo atractivo de esto es ver cómo el tamaño de estos envases tiende a achicarse cada vez más. “Han bajado entre un 20 % y 30 % más”, dice a EXPRESO Juan Carlos Bustamante, profesor de Marketing de la escuela de negocios Espae - Espol.
Quizás los clientes no sean expertos en interpretar conceptos de retail y estadísticas, pero aprecian y valoran esta alternativa que les presenta el mercado. “Después de la pandemia he visto envases más pequeños de una gran variedad de productos. Por ejemplo, cuando se me acabó el frasco grande de mostaza y salí a comprar, encontré una fundita a $ 0,50. Ese precio estuvo en ese momento al alcance de mi bolsillo, porque poco antes de la quincena todo se acaba, hasta el efectivo, pero siempre te queda una moneda y ahora los productos en menores tamaños nos salvan”, manifiesta Mary Moreira, otra ama de casa.
Pero no solo la comida viene en formatos económicos. Esta estrategia empresarial ahora se aplica también en otras áreas, como en la de productos cosméticos. En el mercado hay hasta frasquitos de esmaltes para uñas que cuestan 50 centavos. Para la consumidora María Asunción, esta es una opción que la ha sacado de apuros cuando ha tenido una reunión social. “A veces no hay para pagar 7 dólares para la manicura o sencillamente estoy en plan ahorro, por la situación económica que dejó la pandemia. Entonces compro el esmalte pequeño. Así he ido a la fiesta con mis uñas bien pintadas y me he ahorrado 6,50 dólares”, dice Asunción.
En un sondeo hecho por este Diario, los dueños o administradores de las tiendas barriales señalaron que entre los productos de envases muy pequeños que más se venden están el champú, el desodorante, el gel de peinar, las especias. “La venta de artículos en formatos más pequeños en mi negocio, después de la crisis sanitaria, se incrementó un 30 %”, estima Cecilia Mayorga, administradora del bazar 9 de Octubre.
En Ecuador, como en muchos otros países de América Latina, los productos ‘downsizing’ toman fuerza para hacer frente a los efectos que deja la inflación y así no dejar de vender, porque no siempre existe el dinero para el envase grande, resalta Bustamante. Agrega que la práctica nació en países más desarrollados por el incremento del número de personas que viven solas, porque dejaron de comprar las marcas que no tenían los tamaños de envase que ellos requerían. Entonces redujeron el tamaño de las presentaciones por una necesidad diferente a lo que ocurre en América Latina. “Por ejemplo, acá en Ecuador es una tendencia que crece por un asunto económico, una motivación por la que empezó Argentina, tras la subida de la inflación”, indica el profesor.
En el mercado hay productos con presentaciones de 500 gramos de contenido, y con el tiempo estas han ido bajando a 150 gramos, para hoy en día llegar a ofertas de hasta 50 gramos.
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Leer másBustamante enfatiza que este consumo se consolidó con la pandemia. Para las empresas la estrategia da ganancias ‘redondas’, porque al reducir el tamaño del envase se gasta menos en logística. “El flete es más barato, porque se envían muchos más productos con menos envíos”, precisa el experto.
Y subraya que el cuidado que sí tienen los países desarrollados es hacer que el precio del producto baje en la misma proporción que se reduce el contenido. Esto se lo hace con un regulador claro, un mecanismo que también debería aplicarse acá.