Ecuador y la factura de su alto número de ‘ninis’
En Ecuador, dos de cada diez jóvenes de entre 15 y 24 años ni estudian ni trabajan
Desde hace algunos años, el país recibe alertas sobre el creciente número de jóvenes ‘nini’, es decir, que ni estudian ni trabajan. De igual modo, sobre la falta o la insuficiencia de programas, políticas y acciones que se ejecutan para reinsertarlos. Como resultado de ello, ahora hay voces que advierten de que el país podría estar pagando una factura por el alto porcentaje de su población juvenil que se encuentra en esta situación.
Es que no son pocos. En junio de 2022, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) informaba que el 18,5 % de los jóvenes de entre 15 y 24 años ni estudia ni trabaja, lo que los ubica entre los ‘ninis’. Esto es, casi dos de cada diez jóvenes en ese rango de edad, como muestra el gráfico adjunto.
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Ecuador: En cada nuevo ciclo escolar hay menos niños y jóvenes en las aulas
Leer másAdemás, como ha publicado este Diario, entre 2022 y 2024, debido al incremento de la violencia, inseguridad, narcotráfico, desempleo, pobreza y de factores específicos como el no aprendizaje de los menores que acuden a los centros educativos, se ha elevado el número de adolescentes y jóvenes que abandonaron las aulas, tanto en educación media como superior.
En una anterior entrevista con EXPRESO, el especialista en Educación de la Unicef en Ecuador, Khalid Chenguiti, indicó que 248.000 niños y adolescentes se estiman fuera del sistema educativo. Y que el punto mayor de la deserción se produce en la transición de secundaria baja a secundaria alta o Bachillerato. En términos antiguos, del ciclo básico al diversificado. Es decir, desde los 14 y 15 años en adelante.
Señala como una primera consecuencia que “el 18,5 % de los jóvenes de 15 a 24 años no hace nada. Los llamamos los ‘ninis’: no están en empleo, ni en la formación ni en la educación”. Y como segunda, su exclusión laboral.
“La primera cosa que ve el mercado laboral es el signal del diplomado (título profesional) y tenemos entre 21 % a 24 % de los jóvenes que no tienen ningún certificado por esa falta de continuidad educativa. Al final, tenemos una población, casi un cuarto de los jóvenes, que va a tener muchas dificultades para la inclusión económica y social, por la falta de aprendizaje”, agregó.
Roberto Sáenz
“Eso lo puedes multiplicar por todos los factores (efectos) de estar fuera de todos los sistemas. Entre ellos, el riesgo de las drogas y también el reclutamiento para bandas delictivas”, advirtió el experto de la Unicef.
De hecho, como también publicara este Diario, basado en un estudio reciente, los menores de edad constituyen el 60 % de los integrantes de los Grupos de Delincuencia Organizada (GDO). Ellos participan en extorsiones y asesinatos, según la investigación ‘Doble criminalización en los cantones considerados altamente peligrosos en Ecuador: un análisis in situ’.
¿Qué estamos haciendo mal?
El sociólogo y especialista en investigación en Ciencias Sociales, Roberto Sáenz, señala que la educación es fundamental para toda sociedad que busca desarrollo y estabilidad económica. “Es la vía para la promoción social y escapar de la vulnerabilidad, pues los ciudadanos, al poseer un conocimiento más significativo y entendible del entorno donde viven, tienen mejores condiciones para alejarse de situaciones que puede provocar la fragilidad social”.
El exdirector nacional del INEC ve, en cambio, un desencuentro entre el mundo actual y la educación del país, la cual, a su criterio, “tiene la tarea urgente de desarrollar nuevas disciplinas, en concordancia con las nuevas realidades”. Cree que tal vez eso explica en parte por qué los jóvenes abandonan los estudios sin llegar al bachillerato.
Khalid Chenguiti
Y además, está el económico, alerta el director de la carrera de Economía de la Universidad Católica de Guayaquil, Erwin Guillén: “El gran impacto de que se agudice el problema de los ‘ninis’ es que afecta a la productividad y competitividad de las economías, porque cada vez tenemos menos personas formadas o capacitadas para desarrollar mejores procesos productivos, más eficientes y que permitan competir”.
Según explica, a medida que avanza el tiempo, la población de ‘ninis’ reduce porcentualmente la PEA y la capacidad de generar valor agregado, acentuando los problemas sociales por falta de trabajo. “Y es ahí donde se exacerban los conflictos sociales, la dependencia casi vital de que el Estado provea y de personas que viven de provocar conflictos para mantener privilegios de pocos”.
Guillén, magíster en Economía y Gestión Empresarial, reconoce que se han creado leyes y mecanismos para tratar de incentivar el trabajo de este segmento, como Mi primer empleo, la Ley Orgánica de Promoción de Empleo Juvenil, pero no han dado los resultados esperados.
Mónica Llanos
En ello coincide la psicóloga clínica y doctora (Ph. D) en Administración de Talento Humano, Mónica Llanos, quien resalta la pérdida de recursos que significa para el país tener un alto porcentaje de jóvenes ‘ninis’.
El 18,5 % del total “es una cifra alarmante. Se espera que exista un 5 % que esté en esta categoría por circunstancias impredecibles, pero nuestra cifra en desproporcionada”, expresa.
Para la catedrática de la Universidad Ecotec, a nivel de políticas de gobierno no se han planteado estrategias efectivas, pues no solo se trata de generar nuevas fuentes de empleo, sino todo un sistema articulado desde los diferentes sectores. “Necesitamos que los jóvenes vean un futuro promisorio que los motive a querer quedarse en Ecuador; y que si lo hacen, sus esfuerzos de estudios y trabajo tengan sus frutos”, enfatiza.
A su criterio, el problema tiene varias aristas, pues se debe empezar por las familias en cuanto a la formación de ciudadanos responsables, esforzados y con valores; y que el país ofrezca alternativas de tipos de estudios y campo ocupacional.
Erwin Guillén
Pero la base y el centro de todo es la educación, según los consultados, quienes coinciden en que no solo es cuestión de reinsertarlos, sino de brindarles una educación más acorde a los tiempos actuales y que realmente les interese y les sirva.
La segunda coincidencia, corroborada por el citado estudio y los datos de los operativos policiales, es que, como insiste Llanos, “estos jóvenes, que están en total desocupación, son quienes tienden con mayor facilidad a integrar las bandas delictivas y los grupos narcoterroristas”.
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