Ecuador: En cada nuevo ciclo escolar hay menos niños y jóvenes en las aulas
Aumentan cada año las cifras de abandono. Educadores citan otras causas que se han sumado y que no se están atendiendo
Paradójico. La población del Ecuador sigue aumentando, pero en los últimos años, en cada nuevo periodo escolar el país ve reducir el número de niños y adolescentes en el sistema educativo.
Como lo muestra el gráfico adjunto, tras la pandemia de COVID-19 en 2020 salieron 92.000 alumnos del sistema. El número empezó a recuperarse en 2021 y 2022, aunque sin volver al nivel de prepandemia. Pero en el periodo 2023-2024, ya con la emergencia sanitaria superada y el regreso total a la presencialidad educativa, la cifra volvió a caer de manera estrepitosa con casi 120.000 alumnos menos.
En el régimen de Costa, la diferencia entre los ciclos lectivos 2022-2023 y 2023-2024 fue de 64.024 alumnos menos. Una cifra que no se ha recuperado en el periodo 2024-2025 que comenzó el 6 de mayo pasado, pues el portal estadístico del Ministerio de Educación registra otros 22.549 alumnos menos.
En el acto oficial efectuado ese día en Guayaquil, la ministra de Educación, Alegría Crespo, obvió este indicador y optó más bien por el de la reinserción escolar. Allí afirmó que con el programa ‘Todos al Aula’ habían logrado ubicar a 13.000 menores fuera del sistema y los reintegraron. Una labor que ofrecieron continuar este año.
En ese mismo lugar, luego de la ceremonia, la subsecretaria de Educación, Daniela Febres-Cordero, indicó que en la Zona 8, que comprende Guayaquil, Durán y Samborondón, aún había 50.000 cupos disponibles en las aulas. La cartera de Estado espera que el número de alumnos suba durante el período de matrículas extraordinarias que se extenderá hasta septiembre.
Los apagones relegan el tema del mal estado de los planteles
Leer másEl abandono escolar no es algo nuevo y existe en menor o mayor grado en la mayoría de países. Entre sus principales causas se ha señalado a la pobreza, el fracaso escolar; alguna enfermedad grave o discapacidad; y el embarazo adolescente.
No obstante, educadores consultados por este Diario señalan un factor adicional que, sobre todo en la Costa, tiene ahora tanto o más peso: la inseguridad y la violencia que se vive sobre todo en zonas urbano marginales.
Por ello los consultados recuerdan que el abandono escolar esta vez ocurre al mismo tiempo que se difunden por los medios o redes los casos de menores de edad trabajando en las calles; llevados por sus padres hacia la migración ilegal; reclutados por bandas delictivas; y que, como consecuencia de ello, son detenidos por participar en delitos y actos criminales.
“La UNE advirtió que más de 64.000 estudiantes se quedaron fuera de las aulas ”, reivindica el presidente de este gremio de maestros, Andrés Quishpe, quien pide al Ministerio un plan de reinserción. “El reporte que tenemos es que el número de estudiantes ha bajado sobre todo en las provincias de Guayas, Esmeraldas y Manabí”, agrega.
A su criterio, ocurre porque las causas de la deserción no se están solucionando y, por el contrario, se han sumado otras como la migración. “Solo como referencia, entre enero y febrero, cuando se declaró el conflicto armado interno en el país, unos 200 menores de edad ecuatorianos fueron retenidos en la frontera de Estados Unidos, según informó ese país”, agrega.
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Leer másDe igual modo, cita las propias cifras de las Fuerzas Armadas, que entre los detenidos en sus operativos efectuados desde enero, han reportado la presencia de al menos 200 menores. Y la Policía ha detenido a adolescentes por casos de sicariato.
En ello coincide el sacerdote Simón Mahis, quien a través de la Fundación Kairós desarrolla programas educativos y de rescate de niños y adolescentes en zonas conflictivas de Guayaquil y Durán. Asegura que la pobreza en esos sectores se ha agravado al punto que, a pesar de que hay educación pública gratuita, sus familias no tienen para uniformes, la comida ni transporte. Pero hace énfasis en la violencia. “Hay temor. Los padres no envían a sus hijos porque tienen miedo de que algo les pase”.
El padre Simón suma otros factores como la falta de empleo de los jefes de familia, violencia intrafamiliar e incluso la pérdida de valores en los hogares. “No hay el respeto a las demás personas, a la vida”, expresa.
A todo ello ambos agregan un factor igual de preocupante: los adolescentes no se sienten identificados con lo que les enseñan en los planteles ni le ven utilidad. Por el contrario, ven cómo al terminar el colegio no logran ingresar a la universidad ni tienen cómo ganarse la vida.
Andrés Quishpe
“En la fundación estamos tratando de darles una educación un poquito más práctica, diferente, no tradicional. Darles Matemática, Lenguaje y todo eso, pero darles una herramienta, que puedan aprender alguna manera de ganarse la vida. Es una estrategia que estamos aplicando para halarlos”, dice el padre Simón, cuya organización beneficia a 5.000 niños en doce establecimientos educativos.
“La educación es la base, hay que crear base y en eso estamos fallando. Hasta la parte del Gobierno: por ejemplo, no hay infraestructura adecuada. Los niños van a la escuela y no tienen ni un banca para sentarse”, lamenta el sacerdote.
Para los consultados, no solo se trata de ubicar a los niños y adolescentes que están fuera del sistema y ofrecerles reintegrarse a las aulas, sino primero apuntar a las reales causas del abandono escolar y tratar de solucionarlas. Sin eso, no ven posible una verdadera reinserción.
SEGÚN EDUCACIÓN, MILES DE MENORES NO DESEAN ESCOLARIZARSE
Con el objetivo de promover el acceso o la reinserción de la población que se encuentra fuera del sistema, el Ministerio de Educación desarrolló en 2023 el programa ‘Todos al Aula’, que contempla la búsqueda territorial de los estudiantes puerta a puerta.
En su informe de rendición de cuentas de marzo pasado, la cartera de Estado indicó que, con el apoyo de 377 brigadas a nivel nacional, identificó a 25.036 potenciales estudiantes, de los cuales, 13.791 niños y adolescentes ingresaron al sistema. De ellos, el 51,4 % son de género masculino.
“El grupo de potenciales estudiantes identificados que no ingresaron (11.245) no desean escolarizarse debido a varias razones, entre ellas: no están interesados en estudiar, se encuentran en condición de embarazo, motivos laborales y movilidad humana”, señala el reporte, que incluye como desafío para el 2024 garantizar la continuidad de este programa.
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