Editorial: Sube y sube el sicariato
Más que preocupantes, dentro del colectivo social ecuatoriano, son las repetidas noticias que los medios de comunicación informan sobre los crímenes cometidos con alevosía y sangre fría en distintas partes del país.
Asesinatos cuyos autores materiales son delincuentes por paga llamados sicarios que desde hace algunos años han proliferado en nuestro medio, luego de que se tenía la idea de que tal tipo en la comisión del más grave de los delitos, que es quitarle la vida a otro ser humano, se daba con preferencia en Colombia donde existían, y aún existen, los carteles de la droga que mandan a ejecutar implacablemente a sus deudores o evasores, bajo el principio siciliano: “La mafia no perdona”.
A veces, en un mismo día y hasta en la misma ciudad, como sucede en Guayaquil, se cometen este tipo de crímenes bajo las órdenes de terceros, quienes son los autores intelectuales de tanto asesinato.
La matanza se cumple con toda la rapidez del caso, como para impedir que quienes dispararon los balazos puedan fugar a bordo de veloces motocicletas (casi siempre tripulada por dos personas) o autos que no pueden identificarse por la carencia de placa.