El efecto climatico se estudia en el Sangay
La investigación, que comenzará en los próximos días, implica la recolección de muestras de sedimentos para conocer las condiciones en que se encuentran las fuentes de agua de esta extensa zona natural.
Expertos en fuentes de agua del Instituto de Tecnología de Florida (Estados Unidos) y de la Universidad de Ámsterdan (Países Bajos), apoyados por biólogos ecuatorianos, estudiarán los efectos del cambio climático en el Parque Nacional Sangay.
La investigación, que comenzará en los próximos días, implica la recolección de muestras de sedimentos para conocer las condiciones en que se encuentran las fuentes de agua de esta extensa zona natural.
La toma de muestras tardará unas dos semanas, luego de lo cual empezará su procesamiento y análisis, que arrojarán resultados definitivos en los próximos meses.
Jorge Celi, uno de los docentes de la Universidad Regional Amazónica (Ikiam), quien participará en la investigación, explicó que las lagunas son un registro climático y ambiental porque contienen fósiles y polen de las plantas en los sedimentos. Según el experto, las muestras permitirán entender cómo han cambiado las lagunas y podrían aportar con grandes descubrimientos para la humanidad.
El Parque Nacional Sangay, con una extensión de 502.067 hectáreas, constituye una de las áreas protegidas con mayor diversidad biológica del Ecuador.
Por estar una parte en la Sierra y otra en la Amazonía, la altura varía entre los 90 metros y los 5.319 metros sobre el nivel del mar. Su territorio está en cuatro provincias: Morona Santiago, Tungurahua, Chimborazo y Cañar.
En el parque, de extraordinaria riqueza, hay unas 3.000 especies de flora, de las cuales el 45 % corresponde a orquídeas y otras 165 son utilizadas para la fabricación de medicinas, alimentos e incluso materiales de construcción.
En cuanto a fauna, hay 400 especies de aves, 107 de mamíferos, 20 de anfibios, 11 de reptiles y 8 de peces. Además, 35 variedades de mariposas.
En 1983, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) lo declaró Patrimonio Natural de la Humanidad por su importancia biológica, ecológica y cultural.